Como todos los legisladores, tengo una agenda legislativa personal que me interesa promover, en especial sobre derechos de las mujeres y personas en situación de vulnerabilidad, entre otros temas, pero también estoy muy atenta de las peticiones que nos hacen los ciudadanos, señala la senadora Rosa Adriana Díaz Lizama.

—Cuando el proyecto de Ley de Seguridad Interior fue aprobado por la Cámara de Diputados y pasó al Senado, en funciones de colegisladora, recibí diversas solicitudes de ciudadanos que me pedían votar en contra de este proyecto.

—Escuché a bastantes personas, académicos, activistas, a mi propio equipo de trabajo y a otros políticos, claro. Al final, nos quedó claro dos cosas: 1, la opinión mayoritaria de los yucatecos era en contra, y 2, la presencia de militares haciendo labor de policías sí genera riesgo de violaciones a los derechos humanos.

—Al final votamos en contra y lo único que hicimos es lo que debemos hacer siempre los políticos: obedecer a los electores.

EL CONTEXTO DE LA LEY

De acuerdo con la senadora por Yucatán, la Ley de Seguridad Interior tiene un contexto de necesidad "que también hay que dejar en claro".

—En algunos estados del país, las fuerzas de seguridad civiles ya fueron rebasados por la corrupción y, aunque parezca una incongruencia, ya no son precisamente de seguridad, pues no la garantizan, de modo que son los gobernadores quienes solicitan la intervención militar.

—En el debate en el Senado, que empezó la tarde del jueves y concluyó en la mañana del viernes pasado, había dos criterios: uno era que los militares regresen a sus cuarteles y que la policía ejerza su función, y el otro era que se regule el papel del Ejército en labores de seguridad pública, pues no había un marco legal que le diera forma.

—Los detractores temen que esta ley sólo prolongue la presencia de militares en las calles y que a la larga causará violaciones a los derechos humanos y un mayor malestar social. Sus promoventes sostienen que esta Ley brinda certidumbre legal.

—Yo estoy convencida que la presencia de la milicia en las calles no es la solución a largo plazo, ni siquiera a mediano plazo. Lo correcto es una total depuración de las fuerzas de seguridad civiles. Los policías son los servidores públicos capacitados para combatir el crimen. ​​

Los soldados existen para combatir contra otros soldados, contra otros ejércitos, no contra el crimen.

—En su momento, esta estrategia se tomó por la urgencia de la situación, pero ya pasó bastante tiempo y el gobierno federal sigue en este mismo esquema, aunque la violencia no se ha reducido: este año ya se perfila como el año más letal de la historia de México —concluye.