Inicio Análisis político Alejandro López Munguía En el 2018 ganará la molestia contra el sistema

En el 2018 ganará la molestia contra el sistema

1535
Alejandro López Munguía. Analista Político.

La molestia contra el Sistema (Gobierno, Jueces, policías, partidos, diputados, etc), es real y es poderoso ante la inercia de la política en México. Si algún partido quiere en realidad ganar la madre de todas las elecciones en el 2018, tendrá que darse a la tarea de revisar sus alternativas. Y aunque en el 2017 pasen cosas acostumbradas, nada será igual en el 2018.

Alejandro López Munguía. Analista Político.
Alejandro López Munguía. Analista Político.

En todo el mundo se está viviendo un fenómeno social que cada día se acentúa más. No escapa Ciudad alguna. En todos los rincones, la gente manifiesta su molestia contra el gobierno, su burocracia, de sus “amigos” funcionarios, de la policía, de los diputados, de los Gobernadores, de los presidentes, de los jueces.

Para la gente no hay salvedades. Está molesta, ya está harta de que mientras ellos trabajan honestamente, los que mencionados, se hinchan de hacer dinero, de vivir bien, de gozar de altas prestaciones económicas, de tener riquezas y un buen patrimonio.

La gente está harta de la corrupción del policía, del discurso del funcionario que asegura todo está bien, del gobernador que promueve las grandes obras, del diputado que dice estar legislando para un mejor presente y futuro, está harta de la simulación. Y lo está, porque le falta empleo, el dinero no le rinde, debe pagar colegiaturas, servicios muy caros de luz, de gasolina, de interés por el préstamo hipotecario, etcétera.

A diario la gente nutre su inconformidad al enterarse de los millonarios robos que diversos gobernadores han cometido en contra de sus estados. Lo mismo gobernadores panistas, que priístas, que perredistas. Desfalcos que incluso involucran a las esposas e hijos de los ex gobernadores. ¡La gente ya está hasta la madre de tanta ratería y tanto robo!.

No es cosa menor, la política está dejando de ser el vínculo a través del cual, la sociedad alcanza niveles de satisfacción y bienestar. Todo es desconfianza.

Los militantes de los partidos políticos se preguntan para qué apoyar a un candidato o a otro, si siempre ocurre lo mismo. Los amigos cuando llegan se suben al “ladrillo” y ya no miran para abajo. Eso es terrible.

Empiezan a acercarse los tiempos y la política se entrampa. Los políticos no encuentran la forma para hacerse de las simpatías adicionales y cada día les cuesta más convencer a más votantes.

Está molesta la gente y lo va a demostrar en las próximas elecciones. No cosa contra un partido en especial, aunque es evidente que hay quienes enfocan su verdadera molestia contra uno en particular. Lo cierto es que no hay fórmula para que lo de siempre arroje resultados favorables.

Si un partido quiere competir rumbo al 2018, tendrá que proponer a candidatos que sean figuras en la sociedad. Los partidos políticos no tienen tiempo para inventar. La va a castigar con el voto contrario a todo aquello que huela a viejo, a obsoleto, a caduco, a oxidado, a corrupto, a soberbia, a egoísmo, a más de lo mismo.

La gente votará por el irreverente, por el “valiente”, por el atrabancado, por el atrevido, por el arriesgado, por todo aquel que muestre un poco de valor para acabar con la corrupción y la impunidad en el país, en los estados y en los municipios.

Los discursos rosas, tersos, amables, plagados de formalidades, y de ligas con el sistema dejarán de ser redituables en la campaña.

Los ciudadanos prefieren el cambio permanente por sobre la continuidad. Así lo veo venir, así se hacen sentir las cosas.

Impactante fue el ver a Donald Trump candidato decirle a Hillery Clinton, de frente y con el dedo índice señalándola “te voy a meter a la cárcel”. Donald Trump profirió las palabras que todo ser humano molesto contra su presidente o contra su gobernador o contra su diputado o contra su alcalde o contra un juez, quisiera decirle. Por eso ganó el temible Trump, porque se apoderó del pensamiento ciudadano.

En el 2018 ganará la molestia por sobre los argumentos, porque la molestia está alimentada de un alto grado de razón.