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2019: año de retos

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2019 será, sin duda alguna, un año de muchos retos; principalmente para los partidos políticos.

El PRI fue avasallado en las elecciones pasadas; la propuesta de un candidato ciudadano que pusieron sobre la mesa, no fue comprada por los mexicanos, debido al enojo e irritación que provocaron las acciones y omisiones de Peña Nieto. Es curioso que Peña marcó el regreso del Revolucionario a los Pinos, y fue él mismo quien garantizó su salida, por la puerta de atrás, claro está.

De representar mayoría en el Congreso, pasó a ser una minoría. Las voces y los votos que antes resonaban con fiereza en San Lázaro, ya no cimbran las paredes, y quedaron relegados, algunos lo llaman castigo divino.

El Revolucionario Institucional rema contra corriente; sin ser dramáticos, podemos decir que todo el imperio que construyó en, un poco más de, 80 años, lo perdió en una elección. Ahora, sin credibilidad, sin confianza de la ciudadanía, que impulsan a obtener los triunfos, se deben proyectar con fuerza y con visión para el 2024; no sé si para ganar, lo cual dudo que pase, pero sí para dar muestras de vida.

Cuando ganó Fox, todos creyeron que el PRI moriría, doce años después, regresó a la presidencia. Al PRI nunca hay que darlo por muerto, porque su principal motor reside en la estructura que ha construido, y es esa misma la que siempre lo hará un adversario latente. Confiarse, no es una opción.

El PAN fue noqueado el 1 de julio; la propuesta de un gobierno de coalición no resultó del todo atractivo para la ciudadanía. La alianza PAN-PRD-MC parecía más un capricho para impedir que AMLO llegara a la presidencia, que una alternativa real de cambio en el gobierno.

A Acción Nacional no le fue tan mal, ganó 3 gubernaturas, y es la segunda fuerza del Congreso, claro, aun así, sigue siendo minoría comparado a todos los escaños que Morena tiene en su poder. Si el PAN quiere aspirar a competir por la Presidencia de la República en el 2024, su estrategia no debe variar mucho a la que siguió durante 60 años cuando el PRI gobernaba, ser una oposición responsable.

No ser criticones, sino ser críticos, y cerciorarse si tienen autoridad ética, moral o política para exigir tal o cual cosa. Enfrascarse en guerras mediáticas, en un contexto donde el Presidente decide el bando de los buenos, que siempre será su partido, y los malos, que serán quienes lo critiquen, es una pésima opción porque siempre saldrán perdiendo; debido a que la simpatía que hoy posee AMLO es mayor que la tiene cualquier otro partido.

Morena, no tiene derecho a fallar, tiene todo lo necesario para gobernar bien. Tiene el gran reto de demostrar que su creación no fue una excusa para proyectar a AMLO, sino porque tiene las ideas que harán posible que esa esperanza de México se convierta en una realidad. Y la única forma de hacerlo saber, es mediante acciones.

La oposición, al ser minoría, no debe resultar un dolor de cabeza. Fox y Calderón todavía, pueden escudarse con el argumento que el Congreso no les favorecía del todo, pero AMLO, no.

Para Morena el 2019 puede resultar un año maravilloso y esplendido, o el inicio de su declive, hay que saber jugar las cartas.