Inicio Análisis político Alejandro López Munguía Al PAN le urge tener un “Rolando Zapata” en sus filas.

Al PAN le urge tener un “Rolando Zapata” en sus filas.

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Ni Hugo Sánchez Camargo (presidente del CDE del PAN).

Ni Renán Barrera Concha (presidente mpal de Mérida).

Ni Mauricio Vila (candidato de Renán a la alcaldía de Mérida).

Ni Gerado Bolio de Ocampo (pdte del PAN en Mérida).

Ni nadie dentro del PAN es capaz de liderar a la comunidad blanquiazul, como sí lo hace Rolando Zapata Bello en el PRI.

A diferencia del PAN, el PRI tiene en la figura del Gobernador Rolando Zapata Bello, al priísta que en la batalla electoral encabezará la lucha por recuperar los espacios en disputa.

A diferencia del PAN, el PRI encuentra en Rolando Zapata Bello al líder que aglutina, que une, que motiva y propicia la victoria electoral en la jornada de junio del 2015.

A diferencia del PAN, el PRI tiene en Rolando Zapata Bello al estratega que encauzará los esfuerzos para llevar a su partido a la victoria.

A diferencia del PAN, el PRI cuenta con una estructura legal y territorial, organizada de tal manera que su meta es ganar todo y para ello, presumen el trabajo realizado por el Gobernador Rolando Zapata Bello.

No es cosa menor, el PRI sí tiene un eje, un comandante en jefe que sabe del tema. Rolando Zapata es un especialista en ganar elecciones, es un político priísta con formación y trayectoria. Su especialidad es única: lo electoral. Precisamente en esa área donde otros de plano ni alcanzan vuelo.

La geografía política señala en rojo las grandes metas. El PRI avanza a paso firme. A diferencia del PAN que de plano ni gatea.

Sí, para los priistas, el Gobernador Rolando Zapata Bello es un orgullo. En cambio en el PAN no encuentran el suyo. Renán Barrera que debiera serlo, de plano ni pinta. La militancia azul lo repudia.

Así están las cosas. Rumbo al 2015, la forma de prepararse marca una diferencia enorme entre ambos bandos partidistas. El PRI se motiva, tiene gallos, tiene espíritu. El PAN se araña, se escupe, se insulta, padece la envidia y el golpe bajo.

En el PAN dicen “vamos con todo” y acuden los directivos. En el PRI dicen “vamos por la victoria” y acude la militancia en pleno. Esa es la diferencia: el orgullo de tener a un gobernador que los inspira, un gobernador que se hizo y se formó en el PRI.