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AMLO vs EPN: Reforma Educativa

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En esta semana se desató la polémica por la nueva Reforma Educativa con la que AMLO pretende darle el tiro de gracia a la que fue impulsada por EPN, y que fue uno de sus estandartes durante su gobierno.

La Reforma Educativa de Peña Nieto, era buena en su esencia, y, de hecho, si nos ajustamos a los objetivos que perseguía, que son los siguientes:

  • Responder a una exigencia social para fortalecer a la educación pública, laica y gratuita.
  • Asegurar una mayor equidad en el acceso a una educación de calidad.
  • Fortalecer las capacidades de gestión de la escuela.
  • Establecer un servicio profesional docente con reglas que respetan los derechos laborales de los maestros.
  • Propiciar nuevas oportunidades para el desarrollo profesional de docentes y directivos.
  • Sentar las bases para que los elementos del Sistema Educativo sean evaluados de manera imparcial, objetiva y transparente.

Podríamos llegar a la conclusión que la idea no era mala; el problema fue su implementación.

La búsqueda de una “educación de calidad” se convirtió en la excusa perfecta para no propiciar oportunidades para el desarrollo profesional de docentes y directivos, e incluso para no respetar los derechos laborales de los maestros. El principal problema fue la incongruencia entre la teoría y la práctica.

Si lo analizamos un poco más, podríamos llegar a la conclusión que aprobar una “evaluación” no garantiza, en lo absoluto, una mejora en el Sistema Educativo; hay maestros que saben mucho, pero no saben enseñar. Incluso el mismo Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, INEE, confirmó lo expresado en el inicio de este párrafo; de hecho, dijo que “solo es una herramienta para detectar los problemas educativos del país”.

Aquella Reforma se enfocó tanto en la “Evaluación docente” que, podemos decir, descuidó otros aspectos, igual de importantes, que también planteaba.

Y lo que hemos visto es, solamente, la punta del iceberg. Es cierto que la Reforma Educativa de Peña no era perfecta, pero sí era perfectible.

Ahora, AMLO con su reforma pretende que la educación gire en torno a los principios de ser universal, gratuita, laica, obligatoria, democrática, integral, y de excelencia.

De igual manera incluye el interés supremo que radica en las niñas, niños, y jóvenes; establece que los maestros tienen el derecho de acceder a un sistema permanente de actualización y formación continua para cumplir con los objetivos y propósitos del sistema educativo nacional.

Un punto que sí cabe recalcar, y llama mucho la atención es la adición del inciso e, a la fracción II; aquí establece que el Estado aplicará una política educativa incluyente, adecuada a la diversidad cultural y étnica, en el siguiente párrafo nos dice que se incluirá la educación indígena, respetando y preservando su patrimonio histórico y cultural.

Otros puntos importantes es que cancela al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE); e incluye la promoción de valores, el civismo, la historia, la cultura, el arte -en especial la música-, el deporte escolar, el respeto al medio ambiente, entre otros.

Sin embargo, lo que causó más revuelo es que en la fracción VII se omite la autonomía de las universidades. Me tocó ver como muchos compañeros se alteraban por la omisión planteada aquí, y a mí, me causó gracia porque parecía que no recordaban, o no querían recordar, cuando diversos dirigentes estudiantiles cargaron al candidato del PRI, ese que festejó antes de tiempo, afuera del Edificio Central, de nuestra Universidad “Autónoma”.

Pero bueno, eso es harina de otro costal.

Siento, que es casi un hecho que la Reforma va a avanzar; tal vez no tanto por la convicción y certeza de su contenido, sino por la abrumadora mayoría que MORENA tiene en el Congreso.

La pregunta es, ¿La Reforma Educativa de AMLO es la que necesita México para mejorar la educación, o es, simplemente, planteada para cumplir con unas de sus tantas promesas de campaña?