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Apostemos a la continuidad

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La Mejora Continua es una herramienta que apuesta a la continuidad. Continuidad de procesos, continuidad de equipos y materiales, continuidad de personas; es decir, para que todo proyecto pueda trascender en el tiempo, la continuidad es uno de los factores condicionantes para la mejora.

No podríamos pensar en la mejora de una empresa u organización si las acciones no van definidas en un plan, con una estrategia clara, con un rumbo definido; lo mismo aplica para los procesos, no podríamos pensar en un resultado adecuado si el proceso no se termina o no se concluye. La vida de las personas también pasa por estos ciclos: no podríamos pensar en un ser humano exitoso si este no aprende y mejora con el paso de los años, es decir, Madura.

En el deporte, específicamente en el fútbol, los mexicanos nos vivimos quejando de los resultados de nuestra selección Mayor que no avanza ya más del cuarto partido en los mundiales, dónde siempre pasa algo: el penal que no fue, el arbitraje, las lesiones, los jugadores que no fueron convocados, el técnico, etc. Pero pocos se detienen a analizar cómo esperamos ir más lejos en los resultados si cambiamos de técnico y visión a cada rato.

De acuerdo con lo anterior surgen algunas interrogantes: ¿Por qué nos cuesta tanto seguir o llevar a término un plan?, ¿Por qué creemos siempre que alguien nuevo vendrá a hacer mejor las cosas y a salvarlo todo?, ¿Por qué a las primeras derrotas ya estamos sacando y linchando al técnico? ¿Y qué pasa con los jugadores y el equipo? ¿Dónde está el proyecto a largo plazo?

Nos cuesta en demasía apostarle a la continuidad, entender que las derrotas y los errores son parte natural de la madurez de una persona, un equipo o una organización. No hemos desarrollado una visión a largo plazo como la tienen países como Japón o Alemania, que saben que los resultados son producto de la mejora, del ahorro, la eficiencia y la continuidad.

En el panorama nacional y estatal aunque en contextos diferentes pasa lo mismo: Por primera vez en el País, la economía se maneja con una visión a 30 años; las reformas tan sonadas han movido y movilizado estructuras anquilosadas e ineficientes. Se están haciendo cosas importantes: se tiene la tasa de creación de empleos más alta de la historia; pese a la incertidumbre internacional la moneda es estable; los buenos maestros están en las aulas, los no tanto están capacitándose y los que no la hacen ya dedicados a otros temas. Los servicios de electricidad, telefonía móvil y fija son más competitivos, pero claro, los resultados transformadores, trascendentales y profundos no son inmediatos. Para lograr el desarrollo nacional se requiere de al menos 20 años de crecimiento sostenido. Es decir se requiere de Continuidad.

Por otra parte en el ámbito local hay tantas cosas buenas: comenzando por señalar los niveles de Seguridad y Empleo, donde destacan cuerpos de seguridad mejor pagados y preparados, así como la mayor tasa en empleos generados durante tres años consecutivos; de igual forma la Educación teniendo cobertura total a nivel básico, becas en todos los niveles, alumnos y maestros bien preparados destacando a nivel nacional e internacional; las inversiones productivas llegando a un gran ritmo, y todo esto basado en un gobierno honesto, eficiente y austero, que no derrocha sino cuida el presupuesto, que es incluyente y trabaja de la mano con la sociedad y los sectores vulnerables. Sin duda no nos darían estas líneas para terminar.

Pero lo triste, lo increíble y lo preocupante es que haya desinformación, que los partidos políticos de oposición quieran llevar agua a sus molinos denostando la labor realizada; que se pierda de vista que en todo el país Yucatán destaca en bienestar y calidad de vida y que haya personas que digan y pregonen que esto no es una realidad, que se empeñan en ver en el error una oportunidad de encarnar sus objetivos personales, que sistemáticamente ataquen al partido en el gobierno como si tuviera la culpa de lo que en otras partes pasa y como si en México y Yucatán todo sea igual. Pues no, no es así, en Yucatán somos diferentes, sabemos administrar, planear y controlar, cumplir y dar resultados, pero sobre todo vemos al futuro con gran ánimo, un ánimo producto de la labor bien hecha y el talento de los yucatecos.

Aun así aquí también se necesita continuidad, entender que es cierto, a veces nos equivocamos, es natural, pero aprendemos de esto, crecemos y maduramos. El proyecto de Yucatán es mucho más que nombres, colores o ambiciones.

Ahora tenemos como ciudadanos que apostarle a la Continuidad, no podemos retroceder ni un paso en lo logrado. Es iluso pensar que un gobierno emanado de otro partido o incluso del mismo pero con otra línea política vaya a poder mejorar lo hecho hasta ahora y es por simple lógica. Cualquier otro que llegue comenzará por cambiar a la gente, pagar sus cuotas políticas y empezar a aprender lo que se hizo bien. Nadie llega a un puesto sabiendo. Y ahí se nos irán por lo menos tres valiosos años. Tres años que podrían ser la consolidación o el comenzar de nuevo.

Si queremos en 10 o 15 años poder conocer lo que es el verdadero desarrollo apostémosle a la continuidad, a que los funcionarios que hoy están dedicados a trabajar por la gente y con ella lo sigan haciendo, a que la visión de Estado sea la misma, a no perder el rumbo y defender lo bien hecho. Tenemos hoy la enorme oportunidad (y responsabilidad) de no caer en los errores del pasado, de darle continuidad a los buenos resultados y de consolidar lo bien hecho.

Creo que me dejé llevar por los tiempos que se avecinan, pero sin duda que el tema va de acuerdo con lo que pregonamos en esta columna. La mejora necesita de continuidad! Y nosotros……nos leemos luego!