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Arte rupestre de la Sierra de la Giganta, en BCS

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Las pictografías son de figuras abstractas, geométricas y algunas representaciones naturalistas

México, 31 de mayo (Notimex).— En los últimos 16 años, como una línea de estudio derivada de un proyecto más amplio dedicado al registro de los sitios arqueológicos dentro y alrededor de la Sierra de la Giganta, en la península de Baja California, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha avanzado en el inventario de lugares con gráfica rupestre, tanto de pintura como de grabado en roca.

      Carlos Mandujano Álvarez, arqueólogo e investigador a cargo de esta región por parte del Centro INAH Baja California Sur, explicó que la consignación de estos espacios, algunos de los cuales ya habían sido referidos en los años 50 y 90, suma una veintena, de acuerdo con información del INAH.

      La mayoría de ellos corresponde al área donde ha concentrado sus investigaciones, la zona en la que los jesuitas iniciaron, en el siglo XVIII, su labor en esa península, siendo testigos las misiones de Loreto, San Javier y San José de Comondú. En el último lustro, se han registrado al menos otros cinco sitios de arte rupestre hacia el sur, donde se localizan otras misiones como la de los Dolores.

      Mandujano Álvarez puntualizó que el estilo Sierra de la Giganta no solo difiere por su tamaño del llamado Gran Mural, el cual ha hecho famosa a las sierras de Guadalupe y de San Francisco —inscritas en la Lista del Patrimonio Mundial, de la UNESCO—, sino también por la gráfica misma, compuesta, mayormente, por pictografías abstractas, geométricas y algunas representaciones naturalistas, de las cuales destacan las figuras de peces y otras especies marinas como cetáceos y, al parecer, moluscos cefalópodos.

      El arte rupestre de la Sierra de la Giganta se halla en distintos nichos ecológicos, desde la costa hasta las partes más agrestes de esta cadena. A su vez, los motivos pictóricos se concentran en abrigos rocosos y paredones, los cuales contienen además vestigios que delatan su ocupación (restos de concha, metates y, a veces, cantidades importantes de ceniza en el piso); los petrograbados se localizan a orillas de mesetas, en cañadas pronunciadas con arroyos estacionales.

      Además, el arqueólogo acotó que, al ser un objetivo que se desprende de un proyecto de investigación mayor, el registro de los sitios de arte rupestre de la Sierra de la Giganta se mantiene en nivel de prospección de superficie, sin que hasta el momento se haya realizado alguna excavación u obtenido materiales y muestras para su datación, o teorizar sobre los grupos que los elaboraron.