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Autocritica

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Podemos hacer acciones y decir cosas buenas, pero nunca le parecerán bien a quienes no les conviene.

 

La autocrítica es un ejercicio de carácter democrático que permite mantener con funcionalidad una institución u organismo, ya que le permite corregir los errores y acciones indebidas que lesionan a la institución. Dicho en otras palabras, es una purga necesaria para limpiar de impurezas el organismo o institución, se pueda presentar una buena funcionalidad y por ende una buena imagen.

La autocrítica en el PRI es una acción prohibitiva y condenable, tanto por la cúpula priista como por los 3 niveles de gobierno emanados del partido. Condenan sin ponerse a pensar que cualquier autocritica hecho con buena intención y basado en las verdades son saludables a la institución.

En el Partido Revolucionario Institucional quien critica se le considera un disidente, antigobiernista y hasta traidor. Es casi obligatorio que en lugar de autocriticar mejor aplaudan lo que hace el partido, sus diputados, senadores y cuanto funcionario y servidor público emanado de sus filas de cualquier nivel.

Precisamente por esa falta de ejercicio democrático que es la autocrítica en el PRI está en su peor momento y con altos índices de desaprobación de parte de la ciudadanía. Si a esto le agregamos el largo ejercicio del poder entonces es lógico ese deterioro por lo cual necesita una buena dosis de autocrítica que le sirva como una purga, tomar en serio los señalamientos contenidos en las autocriticas y corregir errores y cosas indebidas.

Sin embargo, tal parece que los priistas privilegiados y los que están gozando del poder no les interesa la suerte del partido como institución política y todo les vale gorro. Hemos visto como diputados y senadores que dicen representar al pueblo aprueban medidas e iniciativas que van en contra de los intereses de quienes menos tienen, de las clases populares. Funcionarios públicos que roban el dinero de los impuestos de los ciudadanos mexicanos y hasta gobernadores corruptos.

A todo esto… ¡cuidado!

Cuando un priista de la base hace una autocrítica enseguida lo llaman traidor, lo fichan como mal militante, lo mal miran en las reuniones y lo marginan. Todo lo anterior confirma que la verdadera autocritica no es permitida en los hechos sino solo en palabras. En las asambleas nadie se atreve a hacer una autocrítica y mucho menos si el jerarca en turno está presente.

Las autoalabanzas le han hecho mucho daño al PRI y es ahora que estamos viendo sus resultados negativos. Los priistas atravesamos por uno de sus peores momentos en toda su historia. Tan deteriorado esta su imagen que una ex gobernadora dijo que hoy ser priista es muy difícil. Quizás sí, pero para un priista de convicción no.

Un priista de convicción puede escribir como lo he hecho desde hace muchos años. Lo hago y lo seguiré haciendo mientras siga siendo priista.

Lo repito, no es fácil ser autocritico en el PRI, ya que los priistas privilegiados te miran con desprecio, no te toman en cuenta y tratan de humillarte. Sin embargo, cuando hay convicción y tienes como guía los ideales de una leyenda del priismo como Luis Dolando Colosio Murrieta, nada hay que temer y más aun con 47 años de militancia priista.

A mi forma de ver la situación actual del partido solo le queda un camino, quizás el más doloroso. El que ninguno de los privilegiados quiere porque perderían sus cuotas de poder y sus privilegios y seria lo siguiente: aceptar la autocrítica como norma de funcionalidad y llevarlo al terreno de los hechos sus contenidos como son los temas de: democracia interna, combate a la corrupción e impunidad dentro de las filas priistas, abanderamiento de las causas populares, sana distancia entre el PRI y el gobierno.

Llevar a los hechos estos temas hará que el partido surja de sus cenizas como el ave Fénix. Seguir como estamos solo hará que cada movimiento nos hundamos más como si estuviéramos en un pantano.

P.D. Sé que escribir con autocritica priista me cierra muchas puertas. Pero solo quiero abrir una puerta, el de la autocrítica real, que permita la sobrevivencia de mi partido el Revolucionario Institucional. Estoy convencido de que el PRI no es malo. Los malos son los que hacen mal uso de sus siglas y muchas de las veces ni militantes son.

 

Este es mi punto de vista sobre la grave falta de autocrítica dentro del priismo. Existirán otros puntos de vista que yo respeto.

Dios mediante nos veremos la semana próxima con otro tema de interés público