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Boletín de Prensa de Movimiento Ciudadano Respecto el carnaval de Mérida

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COMUNICADO de prensa

21 de Febrero del 2017

Con una decisión impositiva sin una auténtica consulta ciudadana, hace unos pocos años, el carnaval de Mérida se trasladó de su derrotero histórico en el centro de esta ciudad capital a  instalaciones que fueron pensadas para otros fines sin importar las incomodidades y la poca practicidad para un evento como lo es el carnaval de Mérida.

En ese entonces, como ahora, sin lugar a dudas se desaprovechó una magnífica oportunidad para que se llevara a cabo un ejercicio de consulta a la ciudadanía previa discusión y argumentación publica de un evento popular como lo es el carnaval de Mérida. Prefiriendo las negociaciones escondidas y soterradas Fuera del escrutinio de la ciudadanía.

Las razones que se argumentaron y que esta administración sigue validando, eran que el consumo de alcohol había convertido en una cantina el majestuoso paseo de Montejo. Otro motivo es que es un lugar más seguro, que había que rescatar la imagen urbana… y de argumentos podemos llenar muchas cuartillas…

Sin embargo, nosotros estamos hasta hoy habitando el segundo estado más seguro del país, en la historia del carnaval en el interior de la ciudad no se registraron nunca graves incidentes por el hecho de hacerlo en la vía pública.

Y si, por el contrario, se indica en las estadísticas que los yucatecos somos quienes más alcohol consumimos, sobre todo cerveza, que los problemas de salud derivados de ello son graves y alarmantes, y finalmente es obvio que el monopolio del carnaval hacia una empresa cervecera configura en sí un acto ilegal y contradictorio.

¿Acaso no queremos que el carnaval vuelva a ser una fiesta familiar donde todos podamos participar y convivir?

¿Se nos olvidó que en mejores tiempos participaban en el desfile las familias en sus autos y triciclos como parte del derrotero?

¿Qué fue de esa fiesta popular en la que podías llevar tu nevera con refrescos, agua, cervezas, botanitas y comida, según sean tus posibilidades?

Ahora en vez de buscar recuperar la esencia de la festividad, los resultados están a la vista y lo padecen quienes a pesar de todas las vicisitudes continúan asistiendo a la periferia de la ciudad a un evento que ha perdido mucho de la esencia que por generaciones y generaciones de meridanos y meridanas le caracterizaron. Como por ejemplo:

  • La pérdida total de libertad para adquirir productos que correspondan  sus gustos, sus preferencias o su capacidad económica. Ya que quienes asisten se han convertido en consumidores cautivos a disposición de las expectativas de utilidad y ganancia de   quienes patrocinan dicho evento.
  • El someterse,  por cuestiones “de seguridad”, a que se hurguen, inspeccionen o revisen a detalle las pertenencias de quienes por costumbre, necesidad o comodidad utilizan bolsa o mochilas en sus desplazamientos cotidianos. Aunque se disfrace de “seguridad”, en esencia lo que se busca es evitar el hecho de        que las personas introduzcan productos o comestibles que eviten que adquieran lo que se vende al interior del “GUETTO” en el que se ha convertido el recinto ferial para que se realice el carnaval.
  • El neo acarreo que significa el hecho de poner a “disposición” de quienes asisten, decenas de unidades  pertenecientes a una sola concesionaria  del transporte público. Con lo que el servicio se ve impactado para quienes dependen de este para desplazarse, en este sentido quizás lo que más llama la atención es la distracción de los cada día más insuficientes  recursos públicos  municipales para pagar este servicio “especial” que proporcionan los concesionarios. Los cuales ganan por partida doble ya que a la par de que son subsidiados de muy distintas manera por el gobierno del Estado,  con el pretexto de dar un servicio al ayuntamiento de Mérida, también se les beneficia con recursos de las finanzas municipales. Lo cual no está en la sintonía de la tan pregonada y difundida austeridad de la administración municipal meridana.

En términos reales y evidentes lo que fue un evento festivo en el que  confluían, se encontraban, interactuaban y se interrelacionaban hombres y mujeres de prácticamente todos los estratos sociales del municipio y de la entidad. Se ha convertido en un evento pensado para beneficiar de manera única y exclusiva a la empresa cervecera que adquirió  los derechos por ser la patrocinadora-beneficiaria. De la otrora fiesta popular que era el Carnaval de Mérida. ¿Muchas personas, igual que yo, se preguntan porque en lugar de rescatar la fiesta de la ciudad para los ciudadanos, se convierte en una mega cantina en beneficio de la cervecería Corona?

¿Por qué en lugar de buscar otras opciones que concilien las sugerencias de otras voces y necesidades, se privilegia la cerrazón a hacerlo con la idea de una sola visión?

¿Por qué no buscamos unir el Carnaval a las festividades y eventos de la ciudad como Capital Americana de la Cultura?

¿Por qué no rescatamos los valores familiares, cívicos y las ofertas económicas de los meridanos y reinventamos el carnaval para que sea un activo turístico?

¿Qué aporta a la comunidad el tener una festividad basada en el patrocinio y monopolio de una cervecera, principal subsidiada del gobierno del Estado?

¿Qué gana Mérida con el carnaval  a partir de nuestra administración? Nuestros logros no pueden medirse en la cantidad de personas que han ido al evento, porque al paseo Montejo iban más personas que el histórico en Ixmatkuil.

Tampoco como un atractivo turístico, para eso ya va en ascenso el Carnaval de Progreso, o el de Campeche…

El poner vehículos rosas solo para mujeres con niños, es una forma de protegerlas, pero las integrantes del consejo de equidad de género, no están de acuerdo en este método. ¿Han tomado en cuenta los Consejos Ciudadanos que en otras ocasiones validan las decisiones del municipio?

Es decir, existen bastantes inconsistencias en el discurso y en las acciones que de fondo vayan realmente aportando a la comunidad mejores formas de esparcimiento, apoyándonos en las tradiciones y valores meridanos.

El tema ha trascendido al hábito del lugar del desfile, ahora se trata de legitimar a empresas particulares solo por el hecho de que el que paga,  manda, así como también ya  nos urge dejar de perder tradiciones y valores y emplear políticas públicas congruentes y sustentables en toda la amplia significación del término.

¿Será tan difícil hacerlo?

ATENTAMENTE

 

LIC. MARÍA DE LOS MILAGROS ROMERO BASTARRACHEA

REGIDORA POR MOVIMIENTO CIUDADANO