El único tanto fue obra de Robinho a los nueve minutos, tras una bella jugada en la que el delantero se movió a las espaldas de la defensa holandesa y Felipe Melo le puso un servicio filtrado que aprovechó de maravilla.
La reacción de la Naranja Mecánica había sido tibia, merced a la defensa sólida y bien ubicada de los braileños.
Kaká, Luis Fabiano, Robinho y compañía habían metido en problemas a sus rivales cada que rebasaron el medio campo, mientras Robben y Van Persie no han sido claros en sus oportunidades.
Pero el segundo tiempo fue letal para Brasil, un error de Julio César abrió la puerta del triunfo naranja. El fallo vino en un centro elevado que lo agarró impreciso. El balón no fue despejado y pegó en la cabeza del defensa, el balón entró a la portería.
El segundo tanto vino en un tiro de esquina por el costado derecho, Kuyt peinó y Rob Sneider la conectó de frente para dejar sin oportunidad al portero.
Brasil se desmoronó, no supo responder y su soberbia lo llevó a la eliminación. El juego medroso de Dunga no fue suficiente para reaccionar.
Holando tomó venganza de antiguas eliminaciones.
