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“Compra de votos”, ¿alguno libre de culpa?

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Compra de votos

Compra de votos
Ningún partido, ninguno, está libre de toda culpa. Y me refiero a la compra de votos. Los “baños de pureza” pues, no tienen lugar.

El argumento de Jesús Zambrano, Mario Di Costanzo, Ricardo Monreal Ávila y Andrés Manuel López Obrador de que el PRI compró votos a través de una tarjeta de la empresa de auto servicio Soriana es un “escupitazo para arriba”.

Y lo es porque si existe un partido político que sabe usar (y bien) el recurso público para comprar conciencias y votos en consecuencia, es el PRD y sus líderes en el Distrito Federal.

Los ingenuos le creen a Lopez Obrador y a sus compañeros mencionados cuando se asumen como adalides de la integridad y la no corrupción, pero el resto, incluyendo a Marcelo Ebrad y a Manuel Camacho Solis y los líderes de los diversos partidos políticos que lo postularon, no le creen nada.

Porque el sistema, del cual viven y se regocijan, funciona así: de la compra de votos, acarreo, hostigamiento laboral y muchas operaciones para ganar una elección.

Y lo hacen todos, todos los partidos.

Curioso y lamentable es ver a Felipe Calderón condenar la “compra de votos”, cuando él, fue señalado por el mismo PRD y los “izquierdozos” como un corrupto que usó el padrón de Sedesol, con la complicidad de Josefina Vázquez Mota entonces ex secretaria de dicha institución y coordinadora de su campaña en el 2006, para comprar votos a mansalva.

NO, Amlo no es impoluto

Decir, asegurar, garantizar que nadie compró votos, o que alguno no compró votos es temerario y no real. (Y es que, la compra de votos va desde la entrega de gorras y camisetas hasta la entrega de dinero, así como el acarreo, la torta, etc.)

Pero así funciona el sistema, porque los mismos partidos se aseguraron de que funcione así.

La Ley Electoral no contempla un castigo para la compra de votos.

Y la Ley que existe la aprobaron los partidos políticos en competencia, es decir, todos, sin excepción alguna.

Así que … mejor dejemos que con base a la Ley se cumpla el destino y se garantice el resultado de la elección del domingo 1 de julio pasado, que es producto de los votos emitidos por los mexicanos en pleno uso de sus derechos constitucionales y libertades que de la contitución emanan.

Porque de eso no hay duda, los mexicanos salimos a votar y votamos, resultando Enrique Peña Nieto el ganador de la elección presidencial.

Al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación no se le puede exigir más allá de lo que la Ley dicta y bajo ese fundamento legal, el triunfo del priísta es una realidad contundente.

En resumen: los amlistas exigen a dicho tribunal, que dicte sentencia con base al “espíritu democrático” y no conforme a la Ley. O sea, piden que la viole, es decir que no respete la Ley.

Mejor hubieran pensado en este pequeño detalle cuando aprobaron la misma en el 2007.

Pero como todos, incluyendo a los amlistas y perredistas, compran votos, pues ni lo insinuaron …

Pobres … y pobres de quienes se pasan de ingenuos.

¿Alguién mete las manos al fuego por ellos? …