Inicio Análisis político Alejandro López Munguía Congreso de Yucatán violó nuevamente los Derechos Humanos.

Congreso de Yucatán violó nuevamente los Derechos Humanos.

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— No se hace sociedad negando los derechos humanos a los otros. Todos parejos, y la vida será exitosa y armónica. ALM.

— En Yucatán, la CODHEY viola sistemáticamente los derechos humanos de las personas.

El Congreso de Yucatán violó nuevamente los Derechos Humanos.

Los diputados estatales que votaron en contra del matrimonio igualitario violaron los Derechos Humanos de las personas que están a favor. No aceptan aún esa realidad.

Lo realmente grave es la falta de tolerancia hacia esa posibilidad. Les aterra que la sociedad tradicional organizada les “condene” y les entierre políticamente. Sin embargo, enterrados están.

Los Derechos Humanos no se inventaron, existen y se reconocen en la constitución porque de eso se trata nuestra carta magna, de darle a todo su lugar, en especial este derecho supremo. Nuestra nación es laica, y como tal, reconoce los derechos de todos dentro del marco legal como mejor le parezca.

La lucha por los derechos humanos es ancestral. No necesita de consideraciones especiales, son irrenunciables y no dependen de autorización alguna. No se respetan por cuestiones religiosas, sino por el espíritu de la justicia. Así debe de ser.

Pero los legisladores yucatecos que votaron en contra del matrimonio igualitario simplemente se negaron. Toleran a los rateros públicos, a los corruptos, toleran el alcohol, las drogas, la violencia, la discriminación, la traición y hasta la doble cara y el discurso inmoral, pero no el matrimonio igualitario, que busca darle protección jurídica a quienes no la tienen. Aseguran que “luego querrán adoptar hijos”, y con ese argumento se la zafan.

No tuvieron el valor de votar de frente a la sociedad, tuvieron miedo de revelar su voto. Como si hacerlo en secreto fuera garantía de que nunca se sabrá en qué sentido fue su voto.

Estos legisladores son la evidencia de que existen para agradar a otros, no para representar al pueblo que los eligió. La nomenklatura a la que pertenecen o de la que han sido excluidos les pesa.

Se vale creer en la familia, se vale profesar una fe, lo que no se vale es negar los derechos humanos al resto, porque entonces ¿dónde queda la congruencia?. La sociedad no puede ser intolerante, antes bien, debe mantener la armonía y el respeto.

Las personas de la comunidad lésbico gay no son gente indeseable, son ciudadanos que también pagan impuestos, gente que lucha y con su esfuerzo construye esta nación. Son gente que sueña con un país justo, donde no haya marginación. La homofobia no puede convertirnos en violadores de los derechos humanos.

Todo se puede si lo delimitamos conforme a derecho. No se puede presumir nuestra constitución y violarla a cada momento.

Hoy sabemos a ciencia cierta que Silvia López Escoffié, Milagros Romero, Karla Franco, Janice Escobedo y Lila Frías abiertamente votaron a favor del matrimonio igualitario. Por sus antecedentes, intuimos que Alejandro Cuevas también votó a favor. Fueron 9 los que dieron muestra de su congruencia. El resto vivirá “tranquilo” con su “conciencia” o con la seguridad de saber que no le falló al dueño del presupuesto.

Hoy más que nunca queda claro que para los diputados que votaron en contra, lo importante no es la defensa de los derechos de la ciudadanía, sino no el no estar vetados por el poder en turno. Creen que con ello mantendrán su vigencia, que alguien les avise que están políticamente, están muertos en vida.