Hoy como nunca, la tecnología y la globalidad ya dejo de ser para los privilegiados. El avance de la infraestructura de telecomunicación ha democratizado el acceso a la red y a todas las funciones y aplicaciones que permiten un fluido de información e intercambio de intereses.
Además, ya no hay límites que discriminen a cualquier individuo, ya sea por condición social o de sexo o de edad, de cualquier manera, la democratización se va acompañada de una universalización casi absoluta.
A este nuevo contexto hay que añadir que el desarrollo de la tecnología ha permitido el acceso a la red en diferentes dispositivos sin ninguna restricción. Tal es el caso de los celulares que originalmente tenían la función de conectarse a la red telefónica, pero que hoy, son auténticos equipos de cómputo con toda la funcionalidad para navegar y usar aplicaciones de interconexión y de intercambio de información.
Ante este panorama y abanico de posibilidades de situación de seguridad es un tema que preocupa no a pocas personas. Mucho más a los padres de familia por el uso que le pueden dar los hijos, que como menores de edad no tengan los elementos de razonamiento ni las habilidades tecnológicas y de lógica para analizar el entorno tecnológico y tomar las mejores decisiones en bien de su seguridad.
¿Tiene su fundamento esta preocupación?
En primer instancia es importante reconocer que las vulnerabilidades en el conocimiento y en los sistemas informáticos son aprovechados por aquellos con no buenas intenciones. Por lo cual los riesgos siempre están presentes.
Uno de esos riesgos que preocupan a los padres de familia, es la exposición que pueden tener nuestros hijos a contenidos no adecuados, como también, un uso inadecuado en la navegación y uso de aplicaciones que puedan poder en peligro la estabilidad emocional y hasta física de los menores de edad.
Para ello, se cuentan con programas conocidos como CONTROLES PARENTALES que se convierten en elementos imprescindibles para ayudar a los progenitores a verificar y asegurar que el uso y el aprovechamiento de los recursos de la red quede fuera de los peligros potenciales.
Ejemplo de esas herramientas es mSpy, que nos ofrece un servicio especializado en el uso de la telefonía móvil y todo el universo de aplicaciones que potencialmente sea del sistema Android o IOS.
Los riesgos potenciales es el acceso a sitios internet inadecuados con información pornográfica, de suma violencia u otros que cuyo contenido pueden perjudicar la visión y las emociones de los niños. Igualmente preocupan las palabras altisonantes o palabras impropias.
También se debe incluir los peligros de las sesiones de chat en las diferentes modalidades como Whastapp, Messenger o uso de las redes sociales que no sean apropiadas para los menores de edad. Conversaciones que ponen en riesgo la integridad física y psicológica de los niños, niñas y adolescentes.
No hay nada como cuidar el buen uso de los servicios de la red en la amplitud de dispositivos que hoy los menores tienen a su alcance.
Porque ellos se merecen lo mejor, pongamos nuestros esfuerzos por darles la mejor experiencia en el uso de la tecnología.
