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Cuando el gobierno de EEUU dictó una de sus leyes más impopulares: prohibir el pan de molde en rebanadas

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Fue una impopular ley que tan solo se mantuvo en vigor siete semanas exactas (entre el 18 de enero al 8 de marzo de 1943) y que sirvió para que, en un momento de seria crisis a causa de la Segunda Guerra Mundial, millones de amas de casa estadounidenses hicieran llegar sus quejas y disconformidad por la injusta medida estatal de prohibir que los comercios vendiesen el pan de molde ya cortado en rebanadas.

Para muchísimas familias norteamericanas el hecho de acompañar su desayuno con tostadas de pan de molde y hacerse para comer, en el trabajo o la escuela, un par de sándwiches, es toda una tradición y necesidad.

El poder comprar en un comercio los paquetes de pan de molde que ya vienen cortados y poder usarlos les ahorra infinidad de tiempo y mucho más hace ocho décadas cuando quienes se encargaban exclusivamente en preparar los desayunos y comidas eran las amas de casa.

A inicios de 1943 Estados Unidos llevaba un año participando (directamente) en la IIGM y todos los recursos económicos eran destinados por el gobierno a financiar el conflicto militar y a que a sus soldados en el frente no les faltase de nada.

El coste de la harina se había disparado, previendo que en pocas semanas el precio del pan se encarecería y afectaría directamente al bolsillo de los consumidores estadounidenses. El pan al que más afectaría dicha subida era el de molde, el cual se vendía ya cortado en rebanadas y envasado, debido a que éste era el más consumido y, también, el que más costes de producción tenía.

No era lo mismo cocer pan (tanto industrialmente como en pequeñas panaderías) y servirlo directamente a los compradores que tener que someterlos a toda la cadena de cortado (por máquinas que tenían un carísimo mantenimiento) y posterior envasado con un papel especial de parafina para envolver alimentos (por aquella época no se utilizaba las bolsas de plástico) que mantenía tiernas las rebanadas durante más tiempo.
Esto motivó que el gobierno trazara un plan con el que abaratar el producto final y ordenase, a través de una ley puesta en vigor el 18 de enero de 1943, que a partir de aquella fecha estaba rotundamente prohibida la venta de pan de molde cortado y envasado.

Tal medida se convirtió en impopular nada más aplicarse y no fue del agrado de una gran parte de la población de los EEUU. Por un lado los consumidores, sobre todo las amas de casa que veían que, el tener que cortar ellas mismas las rebanadas una por una, les robaba muchísimo tiempo (y más en una época en que las familias solían ser numerosas). Por el otro, los comerciantes (tanto industriales como pequeñas panaderías), quienes habían invertido una gran cantidad de dinero en adquirir las máquinas cortadoras de pan y en el papel de parafina con el que lo envolvían.

Los periódicos recibieron miles de cartas de consumidores y amas de casa quejándose por dicha ley y el departamento gubernamental encargado de gestionar dicha medida empezó a sentirse desbordado.

Por tal motivo, una semana después de ponerse en vigor la ley, permitió hacer algunas pequeñas excepciones. Por ejemplo, solo se prohibía la venta de pan cortado en rebanadas que fuese producido por panificadoras industriales, pero el pan de molde cocido y vendido en panaderías y pequeños comercios que dispusieran de máquina rebanadora sí que podrían cortarlo, siempre y cuando eso no encareciese el precio de venta al consumidor.

Pero, evidentemente, la nueva medida tampoco fue satisfactoria para la inmensa mayoría de ciudadanos quienes solían comprar el pan de molde en el supermercado y, por tanto, se les vendía sin cortar ni envolver. Los dueños de las panificadoras también pusieron el grito en el cielo, al verse seriamente perjudicados tanto por la ley como por la posterior permisividad a que solo las panaderías tuviesen el privilegio de poder seguir contando el pan que vendían.

Fuente: Yahoo noticias