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De Saint-Exupéry, escritor de grandes vuelos

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La vida del escritor francés Antoine de Saint-Exupéry fue la aviación. Parecería un contrasentido o por lo menos una inconsistencia, pero esta actividad le dio todo y todo le quitó. La practicó por aproximadamente dos décadas, le llevó a conocer vastos territorios de Europa, norte de África, norte, centro y sur de América, y además le inspiró para escribir sus libros, entre ellos El principito, traducido a 392 idiomas y dialectos existentes en el mundo. Y falleció en un accidente aéreo.

Existen versiones, por ejemplo, de que un extravío en el desierto del Sahara o una estancia en la ciudad de Guatemala fueron su inspiración para escribir esa obra universal, publicada en abril de 1943. Y en efecto, una parte del breve libro, que algunos clasifican para niños, se desarrolla en el mencionado desierto; mientras que el planeta de donde procede el principito tiene tres volcanes, como los que se encuentran cerca de la capital guatemalteca. A esos lugares pudo llegar Saint-Exupery por los aviones que pilotaba.

Además de la mencionada obra, el autor nacido el 29 de junio de 1900 en Lyon, escribió siete piezas más, cinco de ellas abiertamente inspiradas en sus experiencias como piloto: El aviador, Correo del sur, Vuelo nocturno, Tierra de hombres y Piloto de guerra. Las otras dos son Carta a un rehén y Ciudadela.

De joven, Antoine quiso estudiar en la Escuela Naval, pero fue rechazado, por lo que se inclinó por las bellas artes y la arquitectura, asistiendo por su propia iniciativa a ambas carreras universitarias. Mientras cumplía su servicio militar se hizo piloto aviador, para luego cumplir algunos de los primeros vuelos de la aviación comercial en la compañía establecida en 1918 por Pierre Georges Latécoere, la cual realizaba servicios postales, de carga y también de pasajeros. La aerolínea cubría una ruta que conectaba al país galo con sus entonces colonias en África, para más adelante ampliarse a regiones de España, Norte y Centroamérica, llegando incluso hasta Argentina y Chile, en Sudamérica.

De Saint-Exupéry fue nombrado director de Aeroposta en Buenos Aires, ciudad donde conoció a la que sería su esposa, la millonaria salvadoreña Consuelo Suncín. Problemas financieros llevaron la empresa al cierre y a él, al periodismo y a escribir, cumpliendo temporadas en la Indochina Francesa (Vietnam), Rusia y España durante la Guerra Civil (1936-1939). Con la Segunda Guerra Mundial, en 1944 retornó a la aviación en vuelos de reconocimiento fotográfico para combatir en territorio francés a las fuerzas alemanas.

Es así que el 31 de julio de 1944 se le encargó un vuelo para conseguir datos sobre el movimiento de las tropas nazis en el Valle del Ródano, con la intención de apoyar el desembarco aliado en Provenza. Antoine de Saint-Exupéry partió en su aeronave, una Lightning P38 sin armamento, desde la base de Córcega, para al poco tiempo caer en la zona del Roiu, sin que a la fecha se sepa la causa del fatal accidente. El cuerpo del escritor no fue recuperado y sólo algunas partes de la avioneta han sido localizadas.

Su trabajo como piloto aviador le daba el beneficio de contar con horas libres suficientes para dedicarse a la escritura, fue así que pudo terminar los trabajos literarios mencionados y que en gran parte son autobiográficos. Su primer gran éxito fue Vuelo nocturno, de 1930, que le valió obtener el Premio Femina, pero por el que ha pasado a la posteridad es, sin duda, El principito.

Se trata de la historia del personaje del título, quien proviene del asteroide B 612 y llega a la Tierra, al Desierto del Sahara, donde se encuentra con un piloto a quien pide insistentemente que le dibuje un cordero. Entonces le cuenta su historia: en su asteroide vive con tres volcanes, uno inactivo, y se dedica a arrancar la hierba mala y a admirar las puestas del Sol. Aburrido, inicia un viaje espacial para hacerse de un amigo hasta que llega a nuestro planeta, donde las experiencias vividas le dicen que la vida de los adultos es aburrida, ocupados en trabajar y no en vivir. Es cuando conoce a un zorro, quien le enseñará el significado de la amistad y del amor que siente por su flor, por lo que regresa a su asteroide.

La importancia de los dos valores mencionados es, entonces, el mensaje central de esta obra universal, y su mensaje es claro si se entiende que es escrita y publicada en plena Segunda Guerra Mundial y la tragedia humana que significó.