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Despenalización de las drogas, ¿Problema o solución?

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Hace unos cuantos días, Olga Sánchez Cordero, futura secretaria de gobernación, dijo que el próximo presidente de México está considerando la despenalización de las drogas para terminar con el baño de sangre que vive el país, pero para hacerlo, primero se abrirá un debate nacional.

Andrés Manuel le dio “carta blanca” a Sánchez Cordero, para que se considere lo que sea necesario para apaciguar al país.

Yo siempre he dicho que la guerra contra el narcotráfico emprendida por Calderón en el 2006, fue un rotundo fracaso. No detuvo el avance del narcotráfico, solamente logró evidenciar aún más la filtración de este a las instituciones, la debilidad de estas, bañó en sangre al país, provocó más corrupción para que los capos tuvieran impunidad, etc. El plan de la dichosa guerra, no tuvo ni pies ni cabeza.

Hoy, doce años después, más de 200 mil muertos y más de 30 mil desaparecidos, Andrés Manuel pone sobre la mesa la despenalización de las drogas. La idea no es novedad, de hecho, en el 2010, Víctor Hugo Cirigo presentó una iniciativa al Congreso donde buscaba hacer legal el consumo de drogas en el país, haciendo énfasis en la marihuana.

Para mí no hay duda, hoy, la marihuana debe ser legalizada para fines medicinales, y en el corto o mediano plazo también para fines recreativos, como se ha hecho en algunos estados de EE. UU, Canadá, etc. Sin embargo, despenalizar otras drogas ya son palabras mayores.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco, el consumo de cualquier droga y drogas ilegales pasó de 7.8% y 7.2% a 10.3% y 9.9% respectivamente del 2011 al 2016. Sin embargo, la dependencia a drogas fue reportada en 0.6%.

Los que están en contra señalan que el número de consumidores aumentará y probablemente la corrupción también, etc. Y los que están a favor señalan que la corrupción disminuirá pues el narcotráfico será como cualquier otro negocio. Lo cierto es que todo lo que podemos hacer, es suponer, pues no hay un antecedente parecido en nuestro país, solamente podemos basarnos en lo que sucede en otras partes del mundo.

Por ejemplo, en el año 1975 se despenalizó el consumo personal de marihuana en Alaska, para el año 1988 se duplicó el consumo, y para 1999 se volvió a penalizar.

En Holanda se dieron cuenta que no podrían sostener por mucho tiempo una guerra contra el narcotráfico, por lo que decidieron hacer realidad lo que, en su tiempo, parecía impensable, despenalizar la venta y uso de marihuana y hachís. En el 2010 reportaban niveles de consumo menores a la media europea.

Pero entra un factor muy importante, la educación. En el 2012 la OCDE situó la educación de los países bajos por encima de la media.

Considero que la despenalización de las drogas es una alternativa diferente, y bastante controvertida, pero también, atractiva, lo cierto es que también considero que México todavía no está preparado para una decisión tan trascendental como esa, no porque le temamos al cambio, sino porque seguimos viviendo en un país conservador.

Para poder pensar en una posible despenalización de las drogas, primero hay que pensar, como diría el columnista Jordi Soler, en la despenalización moral de drogas.