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Di NO a la Cristianofobia o sobre el derecho a la libre expresión de fe en Jesús

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Cada quien puede hacer con su vida lo que decida, o como dirían coloquialmente: “Con su cuerpo un papalote”, pero hay una realidad innegable: las cuentas tendrán que darse, pues no somos propietarios de nada, sino tan sólo administradores de lo que nos fue dado por Dios, y no el dios de la imaginación de algunos que es “solo amor”, sino el Dios de la Biblia, que es Amor pero también es Justicia. La Biblia es como la Constitución que Dios nos dejó, donde están escritas sus leyes, con precisión, y Jesús, aunque fue quien con su ejemplo de amor inmerecido revolucionó al mundo, vino para cumplir las leyes divinas no para abolirlas pues son sabiduría en sí mismas, y fue claro: “Quien ama a Dios obedece sus mandamientos”. Si alguien quiere hacer sus propias leyes y vivir bajo las mismas, adelante, está en su derecho, teniendo la libertad de hacerlo, pero las consecuencias vendrán, en esta vida y/o en la venidera, pues la vida eterna es real, y existen sólo dos lugares de acuerdo con las escrituras, a donde se puede ir: el cielo o el infierno. Si decide alguien creer o no en ello, esto es independiente de su existencia. Y al morir, ya no habrá vuelta atrás. En fechas recientes, se han levantado grupos de violentadores y agresores de la fe y los valores cristianos, a quienes sin nadie faltarles al respeto, actúan como victimarios de quien piense diferente, convirtiéndose en verdaderos asesinos de la libertad de credo y del derecho a la libertad religiosa. Si ellos piden respeto, que lo den también, pues los derechos los tenemos todos, no sólo ellos. Ellos se están tornando los verdaderos inquisidores de este siglo, violentando a quien elija pensar diferente, disciminándolo, y agrediéndolo, justo lo que ellos critican, cayendo en incongruencias de fondo y de acción en contra de las personas con fe y valores familiares. Como personas debemos saber convivir en un sistema democrático, y si no estamos de acuerdo con algún punto, la expresión es válida, pues estamos en nuestro derecho. Esto es simple: para los cristianos, la Biblia es la Constitución de Dios, y sus leyes deben seguirse, pues se crearon por Amor, y porque conducen a la verdadera Justicia, la cual vino a ser cumplida por Jesús, y no abolida. Si alguien opina algo diferente, está en su derecho, reitero, pero no deja de ser la verdad. Para un cristiano, la Biblia es la verdad. Si Dios le llama pecado en innumerables ocasiones a la homosexualidad, por ejemplo, desde el punto de vista bíblico, así es, y no puede nombrarse de manera diferente, sería un eufemismo. Lo anterior es un hecho, así está escrito en la Biblia, no una opinión personal de cualquier cristiano. Si amamos a Dios, nos basamos en sus leyes para vivir nuestras vidas, y para concebir la realidad desde su perspectiva. Millones lo vivimos a diario, y somos personas positivas, constructivas, bendecidas, ayudamos a otros, hacemos el bien, y no como falsamente por ignorancia estos grupos de violentadores de la fe señalan: fanáticos, puritanos, suicidas, etc. Hay millones también de ex homosexuales, que han dado sus testimonios personales de cambio de vida, lo cual ellos eligieron y están en su pleno derecho, pues optaron por la fe en Jesucristo, y su vida no sólo mejoró en todos los ámbitos, sino que formaron familias donde ahora son el ejemplo para sus hijos e hijas de un modelo familiar bíblico, mismo que debe ser respetado y no violentado argumentando falacias, pues nadie está atacando otros “modelos familiares”, sino solo expresando el modelo familiar propuesto por la Biblia, que reitero es la Constitución que contiene las leyes de Dios, las cuales cada quien decide o no seguir, pero las recompensas y consecuencias, llegan, siempre lo hacen. Y si alguien quiere dejar de ser homosexual, pues desde su vivencia personal, se dio cuenta de que no se “nace” sino que se construye, y hay millones de testimonios de personas que así lo han elegido, ¿por qué violentarlas, discriminarlas, agredirlas, por decidir no quedarse en una condición que los hacía infelices y con tendencias depresivas y suicidas, dicho por ellos mismos? La religión no crea “culpa”, la conciencia es la que acusa al que sabe que está yendo no sólo contra natura sino contra la ley de Dios, pero recalco, este asunto es decisión personal, al igual que la salvación. Dios es un caballero, y no obliga a nadie ni a amarlo, ni a seguir su legislación establecida por nuestro bien. El terror llega al caminar con las propias leyes, subjetivas, relativas, de acorde a “las masas”, pues ahí no hay protección alguna, y las consecuencias de las malas decisiones de vida, cualquiera que estas fueran, te alcanzarán tarde o temprano, aunque ahora con soberbia rías, en el futuro llorarás. Pero aún ahí, si te arrepientes, hay misericordia y perdón, siempre la hay mientras haya vida.

Bajo advertencia no hay engaño, y el deber de todo cristiano es difundir la verdad del evangelio, para que todo aquél que lo escuche, medite en ello y tome sus decisiones de forma personal, pues cada quien elige. La labor de un cristiano no es convencer a nadie para que cambie, pues cada quien es libre y decide, sino brindar la información de manera oportuna, orar en todo tiempo, y estar ahí para aconsejar con sabiduría, cuando dicho consejo sea solicitado, sin presionar, pero tampoco dejando de decir la verdad tal cual, con sus puntos y sus íes. En ese momento, la función de un verdadero cristiano, no de uno tibio y de medias tintas, sino de uno genuino, se habrá realizado. El Espíritu Santo es el que conduce a la renovación de la mente en quienes tienen un corazón humilde y dispuesto. En los soberbios, que son sabios en su propia opinión y actúan como víctimas perpetuas, pero violentando a los que no piensan ni aprueban lo que ellos (ni tienen porqué hacerlo), el Espíritu Santo no puede actuar, pues es respetuoso, siendo la salvación reitero, un asunto personal. En esta tierra puedes vivir “bajo tus leyes humanas y creencias de lo bueno y lo malo”, pero al morir, te darás cuenta de que la ley de Dios no puede ser burlada, y que se aplica a toda la eternidad, aunque “no te parezca”, pues la sabiduría divina e infinita, no puede ser entendida por una mente humana y finita. En esta tierra, pueden amenazar a los cristianos de diversas maneras pero para alguien que lo sea en verdad, esto es motivo de gozo, pues la Biblia es clara: se acumulan bendiciones y recompensas cada vez que somos atacados por defender la palabra de Dios, así que están actuando sin quererlo, por ignorancia, a nuestro entero favor. En lo personal, creo firmemente que el respeto absoluto a la libertad de credo es un derecho humano fundamental, y que si le preguntan a un cristiano acerca de la homosexualidad, quien lo sea dirá por obviedad: que es un pecado. Esto no significa “homofobia”, como los violentadores y agresores de la fe muchas veces utilizan para escudar precisamente su “Cristianofobia”, significa que Dios le llama pecado a la homosexualidad, y si Él así lo expresa de manera textual en múltiples pasajes, sus razones eternas, divinas y poderosas, tendrá. Ello no significa que deba rechazarse a la persona con homosexualidad como persona, como tampoco debe violentarse al cristiano por ser cristiano. Esto significa que los cristianos nos regimos bajo una ley muy clara, donde así se expresa, y siendo congruentes con nuestra libertad de credo, es obvio que ello contestaremos. Si una persona quiere continuar con la homosexualidad y siente que está muy bien, nadie lo obliga a lo contrario. La salvación eterna es un asunto personal como lo he expresado. Pero si una persona no se siente bien con la homosexualidad y por libre voluntad desea dejar de estar en esta condición, debe poder contar con ayuda de pastores, ministros, profesionales, que compartan su fe cristiana y le ayuden de acuerdo a sus convicciones similares a realizar lo que él o ella mismos han solicitado. No se les puede negar ese derecho, amenazando con cárcel a quien ayude a otra persona de la misma fe, a salir de una situación que a la persona en cuestión le ocasiona malestar. Sería como negarle un servicio médico a alguien con fibromialgia, aludiendo que ésta no existe, cuando sus síntomas producen evidente incomodidad en quien lo padece. La persona con fibromialgia, al acudir buscando ayuda, debe contar con alguien, que en primer lugar le crea, le entienda, y ello, conducirá a su mejoría. Si para alguien la homosexualidad constituye un motivo de malestar, debe poder contar con dicha ayuda, y hacerlo con alguien que comparta su fe. Si alguien considera “estar bien” así, que así siga, pues nadie lo obliga a lo contrario. Pero si alguien quiere ayuda, pues no acepta como “natural” esta condición, estando en su total derecho de no aceptarla y nadie puede juzgarle por ello, pues así como piden algunos grupos respeto para su postura de “aceptación”, deben tenerla ellos para la postura contraria de “no aceptación”, pues si se trata de “tolerancia”, ¿por qué pedirla sin darla?

Para finalizar, si analizamos desde la perspectiva Aristotélica, las falacias o falsedades en las que se asientan las argumentaciones al más puro estilo sofista de quienes promueven enseñanzas distorsionadas sobre el sexo y el género, a nuestros niños y niñas en etapa de formación de su identidad, hay millones de argumentos “no religiosos, ni puritanos”, de carácter científico-biológico contundentes, así como psico-sociales, además de los Teológico-morales, para contra-argumentar cada punto señalado por los ideológos del “género X” que dicho sea de paso, no son científicos y menos filósofos serios, pues lo subjetivo o el sentir es su fundamento. Dichas argumentaciones, las estaré presentando próximamente. Pero se resume en algo sencillo: Si un etíope se “siente” europeo, ¿esto lo convierte en europeo?, ¿o la raza es un asunto determinado per se, independientemente del “sentir”? Y todos los que le digan al etíope: aunque tú te sientas europeo, eres según la naturaleza y los hechos: etíope, ¿serían “etiopefóbicos”? Para reflexionar… Esto es cuestión de sentido común y de evidencia objetiva basada en la realidad. Si se quiere legislar con base a un delirio, adelante, pero como diría Cicerón, a modo de paráfrasis: “Si se legisla de acorde a los gustos de la gente, se terminará por legislar contra natura, y todo se volverá un caos”. En lo personal, brindo mi total apoyo al movimiento por la familia y los valores, a los millones de pastores, ministros de culto, profesionales, que profesan los valores cristianos, y que actúan con base en su derecho fundamental a la libertad de credo, ayudando a millones que solicitan voluntariamente su ayuda y que también comparten su fe. Tenemos derecho a creer en Jesucristo, tenemos derecho a expresarnos en contra de lo que vaya en contra de la palabra de Dios y a favor de la concepción tradicional de la familia (cada quien decide, y nosotros decidimos lo tradicional, no debiendo ser juzgados por ello, así como otros piden lo mismo), nadie tiene el derecho de violentar nuestros derechos, y si piden respeto, también tienen que darlo. La situación es pareja. Dios es Amor, pero también es Justicia. Dios ama al pecador, a quien Él así le llama, no al pecado, nombre que también Él le da. Quien no esté de acuerdo, que se pelee con Dios y su constitución, la Biblia, no con los cristianos que estamos en nuestro libre derecho de creer en ello, y difundir nuestras creencias con total apego a la libertad de credo, sin obligar a nadie, pero tampoco teniendo miedo de difundir la verdad, y educar a nuestras familias como decidamos, en apego a nuestros valores cristianos, no como otros elijan, siendo ya éste un asunto del ámbito privado no de competencia pública, pues así como se quejan de discriminación hacia un lado, también lo estarían haciendo a nuestros niños y niñas cristianos, que aman a Dios, a su papá y mamá, oran, leen su biblia, aprenden en ella valores, que después de ejercitarlos, los convierten en ciudadanos de bendición para su nación. Un punto relevante es que a mí no me gusta de manera particular asistir a las “marchas”, y estoy en mi derecho de no hacerlo, pues muchas veces aunque la intención es buena, representan capital “político” para quien las organiza. Prefiero impactar de otro modo, a través de la docencia y la escritura como lo hago a diario por la gracia de Dios a cientos de miles de personas a través de mis redes, y sin ser peón de nadie en un ajedrez oculto para muchos, pero evidente para el buen observador. Lo anterior, adicionado con mi gusto por generar y/o analizar junto con otros, iniciativas ciudadanas mediante el diálogo y el análisis serio, firmarlas, promover dichas firmas, ya que considero que ello es más contundente desde el punto de vista legal, y es más mi estilo. Bendiciones y éxito a todos en la promoción y vivencia de nuestra fe y valores orgullosamente tradicionales y familiares a favor de la naturaleza de lo creado, a los que tenemos derecho, debiendo ello ser respetado sí o sí #digamosnoalaCristianofobia. #quenoteintimidentufevale

Testimonios de viva voz, de un cambio de vida tras aceptar a Jesús como único Señor y Salvador en el corazón:

Mujer, Blanquita Silva: https://www.youtube.com/watch?v=Y6pnNeycG8M

Varón, Carlos Catari: https://www.youtube.com/watch?v=cwaYm1vC20E

Si ellos y millones viven felices, agradecidos con Dios, plenos y transformados en lo que nacieron: hombre y mujer, por voluntad propia y guiados a la verdad por el poder del Espíritu Santo ¿quiénes son otros que no tienen la misma dicha para juzgarlos? Nadie. Estos, son tan sólo dos excelentes testimonios, de los millones que existen. Con Jesús, sí es posible. Tu historia puede ser la próxima…

Datos de la autora:

Deyanira Trinidad Álvarez Villajuana, orgullosamente cristiana.

Licenciada en Psicología UADY (Cédula: 5157846). Primer Lugar Nacional en el EGEL-PSI (Clínica). Maestra en Psicología y OV, ENSY (Cédula: 09887047). Perito en Psicología en el Poder Judicial (Registro: RP249/2018). Miembro Gold de la Red Mundial de Conferencistas, con sede en Alemania (https://conferencistas.eu/deya/). Conferencista y Catedrática en la Universidad Americana de Negocios UADEN, con sede en Houston, Texas. Catedrática en el Seminario Teológico San Pablo, en Mérida, Yucatán. Doctorado en Ciencias de la Educación, en la Universidad Anáhuac Mayab y Licenciatura en Derecho, en la UNAM, en curso. Escritora por pasión. Whatsapp: 9991-20-66-69 Sitio: www.deyav.com FB: /deyaalvarezvillajuana