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El caso Mininuma o sobre la justiciabilidad de los derechos sociales en México

Mininuma, es un municipio de Metlatónoc, Guerrero, México, cuyos habitantes son de la población indígena conocida como Na Savi (Mixteca), y la pobreza extrema les caracteriza, así como las múltiples enfermedades que sin la atención médica adecuada han desembocado en el fallecimiento sistemático de muchos, en especial de niños y niñas. Siguiendo el hilo del tema de la salud, siendo este el punto central, los Na Savi debían viajar hasta Metlánoc, con su familiar enfermo, caminando durante más de hora y media, para que al llegar, se toparan con una de dos realidades: no se les atendía pues la clínica estaba “cerrada”, o debían esperar su turno a través de tomar una ficha, pero eso sí “antes de las tres de la tarde”, que era el horario de salida del doctor en turno, y si llegaban un minuto después, el sufrimiento, y en múltiples ocasiones muerte de su familiar era prácticamente inevitable. Esta situación, se fue acrecentando y nadie “hacía nada al respecto”. De acuerdo con las cifras oficiales, en México, de los más de 100 millones de habitantes, 44 millones 700 mil sufren de pobreza. Es lamentable que en pleno siglo 21, existan aún seres humanos sufriendo penalidades por no contar con lo necesario para vivir, como acudir a un médico, contar con una canasta alimenticia básica, habitando viviendas con suelo de tierra, sin drenaje ni acceso a un agua de calidad, y mucho menos a una educación de calidad, entre muchas otras situaciones de precariedad, y siendo vulnerados con ello, sus derechos humanos, su dignidad como personas. Lo anterior, es así, a pesar de que nuestro ordenamiento jurídico en México, en su nivel más alto, es decir, la Constitución y los Tratados, intentan velar en lo escrito por los derechos fundamentales a la salud, vivienda, agua y educación, entre otros derechos sociales. Lo escrito, el “deber ser”, muchas veces no es lo que la realidad es. Y esa brecha, debe acortarse, nos corresponde a todos y todas. Uno de los grupos que ha sido violentado sistemáticamente en materia de derechos sociales, y la historia lo confirma, es el de los indígenas, que en México ha sido sinónimo de masacres, y humillaciones si nombre, y si lo tuvieran, no sería pronunciable.

La discriminación hacia nuestra población indígena ha sido no solo evidente sino lacerante, población de la cual al ser mestizos, todos y todas llevamos a cuestas con el hecho de ser mexicanos y debería llenarnos de orgullo, pues son nuestras raíces. Si se realizara un estudio genético en materia, caeríamos en la cuenta de que todos tenemos más en común con nuestro prójimo que lo que creemos, lo cual nos haría más empáticos y sensibles a las necesidades de los demás, sacándonos de ese egoísmo infructífero que deriva siempre en violencia, guerras y masacres que han caracterizado la historia de la humanidad. La base de todo ello, considero que es un falaz sentido de superioridad, ya sea en materia étnica o racial, ideológica, o por cualquier otra diferencia entre las personas. Al perderse la perspectiva de que todos y todas valemos por el simple hecho de ser personas, se cae en el error de juicio, y al llevarlo a la acción, todo se torna caótico. Debemos construir puentes que nos unan y no muros que nos distancien. El amor, es la base sobre la cual se construye el castillo de una sociedad que resista cualquier embate. Mientras no exista un amor genuino por parte de las personas, que provenga de alguien superior a sí mismo, desde mi punto de vista, Dios, y no cualquiera pues hay muchos “dioses” dependiendo de la cultura y religión, sino Jesús como único camino, verdad y vida, con los valores, autoridad y fuerza espiritual inigualable que esto conlleva, la sociedad seguirá en la debacle, cayendo al fondo de un abismo, y por ello, las leyes  son necesarias, para poner un orden, ayudar a establecer límites sanos para las personas que no saben respetar los derechos ajenos, contribuyendo con ello a una mejor sociedad, a través de la posibilidad de tener una consecuencia negativa ante los actos que también lo sean.

La población indígena de Mininuma, así como una cercana a mi propia cultura, que es la maya, han sido presa de violaciones sistemáticas como se ha planteado, a sus derechos sociales básicos, siendo discriminados por ser “diferentes”, aunque esto es en apariencia, pues en esencia, somos iguales, somos personas, somos valiosos. En el caso de Mininuma, es de acuerdo con múltiples estándares, el municipio de México con las mayores disparidades en el índice de salud, desarrollo humano e ingreso, junto con otros de Chiapas y Oaxaca, pero Mininuma, se lleva el primer lugar, y no es un asunto para celebrarse. Frente a dichas condiciones tan inhumanas, distintos sectores de la comunidad mexicana e internacional, que se enteró de lo acontecido, sobre todo, al fallecimiento frecuente de niños y niñas por falta de lo básico, se organizaron y entre algunas de las estrategias que realizaron, interpusieron un juicio de amparo que obtuvo una sentencia favorable relativa a los derechos sociales (salud) y a la no discriminación. Ello, sentó un precedente muy significativo, pues se abrió en sede judicial el debate sobre la necesaria justiciabilidad de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC), siendo las condiciones aún adversas en nuestro sistema jurídico mexicano actual, habiendo mucho trabajo por realizar en materia, pero al menos, fue un avance. A pesar de que México fue uno de los primeros países en elevar a rango constitucional estos derechos, siguen existiendo grandes obstáculos teóricos y prácticos para su materialización en la realidad, en la que viven las personas, en la que les impacta de frente y a sus familias también. A diferencia de otros países, en los cuales se ha avanzado en el debate teórico y jurisprudencial sobre el valor normativo de los DESC y su relación de interdependencia con los demás derechos, en los tribunales mexicanos continúan viejas tesis vigentes, que valdría la pena el revaluarlas y realizar las modificaciones pertinentes para que situaciones como la de Mininuma ya no acontezcan más ni en nuestro país, ni en ningún otro. La justiciabilidad de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales DESC, no es un asunto de teoría, pues en la práctica están muriendo miles de inocentes, por quienes nadie ve, y ello, es un asunto que duele, lastima, sensibiliza e impulsa a hacer algo al respecto, siendo este breve escrito parte de la contribución personal para generar esa conciencia social y humana que tanto hace falta, y que sólo al abrir nuestro corazón, y poner nuestros dones y talentos al servicio de la sociedad, podremos avanzar, aunque sea un poco, un paso a la vez, pero caminando estaremos en pro de hacer el bien sin mirar a quien…

 

Referencia:

Gutiérrez, R. y Rivera, A. El caso Mininuma: un litigio estratégico para la justiciabilidad de los derechos sociales y la no discriminación en México. Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Recuperado el 8 de mayo de 2018 de: https://revistas-colaboracion.juridicas.unam.mx/index.php/rev-facultad-derecho-mx/article/view/28901/26128

 

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