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El Cóporo, una zona arqueológica en Guanajuato

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El sitio, integrado por distintos espacios arquitectónicos, marca la frontera norte de Mesoamérica


México, 29 de abril (Notimex).— Ubicado en la frontera septentrional de Mesoamérica, El Cóporo es un asentamiento prehispánico que estuvo habitado entre los años 500 y 900 de nuestra era, cerca de la sierra de Santa Bárbara y próximo a la comunidad de San José del Torreón, en el actual municipio de Ocampo, al noreste del estado de Guanajuato.

      De acuerdo con información de la Secretaría de Cultura federal, el sitio se compone de distintos espacios arquitectónicos que sugieren, junto con los objetos de cerámica y las herramientas en piedra hallados en el lugar, una afinidad con la región del Tunal Grande, en San Luis Potosí, y fuertes vínculos con asentamientos prehispánicos de Zacatecas, Jalisco, y la zona del Bajío guanajuatense.

      Cóporo es palabra de origen tarasco que significa “sobre el gran camino” o “el camino grande”. La diversidad vegetal de la zona permitió una dieta balanceada; así como la agricultura de temporal y recursos suficientes para la sobrevivencia y configuración de una tradición cultural de extracción mesoamericana.

      Algunas investigaciones han hecho énfasis en señalar que la presencia de sociedades agrícolas mesoamericanas en esta región septentrional puede estar relacionada con los cambios climáticos. Los conjuntos arquitectónicos que conforman El Cóporo se encuentran distribuidos tanto en la cima como en las laderas del cerro del mismo nombre.

      El asentamiento muestra una adaptación al entorno y la planeación de sus distintos espacios en función de su antigua cosmovisión, pues en la parte baja se encontraron construcciones públicas y habitacionales, mientras que a medida que se asciende hacia la cima se crea un ambiente íntimo y ceremonial.

      Los habitantes de este sitio prehispánico cultivaban maíz, calabaza, amaranto, tomatillo, frijol y chile, productos que integraban parte de su dieta básica, además de que en los alrededores existían manantiales y arroyos, a los que guardaban veneración.