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El futuro está en nuestras manos … por Rafael Rodríguez

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Lic. Rafael Rodríguez


Lic. Rafael Rodríguez

La participación ciudadana es fundamento esencial de una democracia en crecimiento como la nuestra. Es el cimiento de una construcción social y la debemos conformar todos los ciudadanos ya que es un derecho y un deber.

Esta definición, en la época actual, queda muy lejana a la realidad. Es curioso ver y escuchar que diversas cadenas comerciales de autoservicio promocionan sus productos como estímulo a las personas que acudan con su marca de tinta indeleble en el pulgar de alguna de las manos demostrando que sufragaron. Y me pregunto, ¿hasta que grado hemos llegado? ¿Realmente no existe la voluntad ciudadana de participar? El fomento a la participación ciudadana debe involucrar a organismos locales y estatales facilitando diferentes mecanismos para que la población tenga acceso a conocer las propuestas y sus candidatos. No dudo que los organismos mencionados cumplan su labor. El problema está en la devaluada figura del político mexicano.

La casi nula confianza hacia la clase política en nuestro país es más baja, según estudios, a la que le depositamos a los elementos de la policía. Situación comprensible y que no hace falta una descripción a detalle para avalar dicho estudio y determinar que son razones poderosas para no participar, sin embargo, aun así, no es causa suficiente para el poco interés del ciudadano en la política.

Participar significa “tomar parte”, “compartir”. De modo que la participación siempre es un acto social, pero producto de una decisión individual. No cabe la menor duda que sin la participación, sencillamente la democracia no existiría.  Es necesario erradicar esa apatía social en donde “todos son lo mismo”, y cambiar la mentalidad mexicana, pensar en aportar a nuestra Nación siendo artífices de una democracia verdadera.

Las sociedades democráticamente modernas y vanguardistas comienzan por la selección de sus representantes a través de los partidos políticos procurando siempre defensa de los intereses ciudadanos. Esto no quiere decir que la participación ciudadana se agote en los procesos electorales, ni tampoco significa que los votos sean la única forma loable de darle vida a la participación democrática, pero tampoco puede existir esa democracia sin un cuadro básico de representantes políticos.

Para culminar este artículo, les invito a que en estas elecciones concurrentes e históricas en nuestro país para que tomemos la decisión de participar en los comicios electorales, emitiendo nuestro voto y cuidando el mismo. Así, seremos artífices del país que viviremos durante 6 años, a nivel Estatal y Federal.  Tomemos la responsabilidad que nos corresponde y el derecho que nos otorga un país con libertad de elección. Literalmente, el futuro está en nuestras manos.

 

Lic. Rafael Rodríguez Méndez

Candidato a Maestro en Derecho Constitucional

Y Docente