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El Mérito Jurídico para la Abog. Amira Hernández Guerra

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Por sus más de 40 años al servicio de la sociedad, la abogada Aida Amira Hernández Guerra recibió la Medalla al Mérito Jurídico “Rafael Matos Escomedalla amira hernandez 12 julio 2014.jpg dosbedo”, reconocimiento que se otorga a los profesionales del Derecho por su destacada contribución al desarrollo e impartición de justicia en la entidad. En tal marco, el Gobernador Rolando Zapata Bello dio el siguiente mensaje:

Distinguidos integrantes de las diferentes organizaciones de la sociedad civil, aquí presentes y de manera muy particular con todo respeto, con todo reconocimiento y con toda admiración me permito saludar a la abogada Amira Hernández Guerra, recipiendaria de la Medalla al Mérito Jurídico “Rafael Matos Escobedo” 2014.

Con ella saludar con todo respeto y afecto a toda su familia aquí presente, familiares, amigos, a todos quienes en ésta espléndida ocasión venimos a reconocer toda esa entrega de tod
a una vida al servicio de la sociedad a través del derecho y la justicia.

En primer lugar quiero decir con toda la extensión de mi expresión, que para mí es un alto honor y un elevado privilegio reconocer públicamente a una persona a quien yo admiro y respeto desde hace muchos años.

Como yucateco, como profesional y apasionado del Derecho, y del mismo modo como Gobernador y como hombre de principios y valores significa para mí un verdadero orgullo participar en la ceremonia en la que se entrega la Medalla al Mérito Jurídico 2014 a la abogada Amira Hernández Guerra, una medalla que lleva el nombre de Rafael Matos Escobedo, un notable jurista y penalista yucateco, y que a partir de hoy está en manos de una destacada jurista y magistrada de esta tierra.

Una medalla que se suma a una serie de reconocimientos que a lo largo del ejercicio profesional serio y comprometido con las causas más justas ha ido cosechando la abogada Amira Hernández y que son un fiel testimonio de una amplia trayectoria de más de 40 años, de una carrera judicial completa y de innumerables aportaciones al ejercicio de impartición de justicia, especialmente en el ámbito civil.Una trayectoria que siempre se sostuvo sobre las columnas del criterio imparcial, la honestidad, la equidad y el sentido social.

Principios rectores que se ha encargado de transmitir a las nuevas generaciones con el ejemplo diario y con la cercanía, y justamente me permito citar a los dos destacados profesionales del Derecho, la magistrada Hernández y el jurista Matos Escobedo para dar cuerpo, forma y sustento a mi intervención, que me permite a la vez transmitir una fraterna felicitación a todas y todos los abogados de Yucatán en su día. Muchas felicidades.

Así, Rafael Matos Escobedo, en un texto en el cual analiza la doctrina y legislación mexicana con respecto a la responsabilidad penal de las personas morales, señala que todos los ciudadanos, por medio de sus aportaciones y la aceptación del mecanismo de la voluntad social, contribuyen a hacer posibles las actividades sociales cuando se encausan derechamente.

Nuestra recipiendaria a la Medalla al Mérito Jurídico es una ciudadana que aporta, que es brújula de la voluntad social y que contribuye a que las actividades sociales tengan buen cauce y sigan siempre la ruta del bienestar.

Una mujer profesional que ha hecho del mérito jurídico un verdadero mérito social, porque como la abogada Amira Hernández nos recuerda constantemente, “todo depende de la preparación y de la voluntad de uno, y si uno está contento con lo que hace eso brinda tranquilidad y hace felices a los que te rodean”.

Permítanme decir que todos coincidimos con la abogada que hoy reconocemos. Es una persona que siembra felicidad y tranquilidad siempre con una actitud serena y sencilla que enmarcan su grandeza como ser humano.

De ella sólo se escuchan cosas buenas, cosas que quienes tenemos el enorme privilegio de conocerla sabemos que son verdaderas. Sabemos que es una gran dama, una mujer muy culta y muy educada, sencilla, amable y encantadora en su trato y esas son virtudes personales que se trasladaron al ejercicio diario de su profesión y que se convirtieron en el fundamento de su desempeño en las aulas, en los juzgados y en el Tribunal Superior de Justicia.

Formada en la Escuela de Jurisprudencia de la Universidad de Yucatán, afrontó el reto de ser una adelantada en su época. La suya fue una generación pionera al momento de abrir rutas para que la mujer participara plenamente en el espacio público.

Sin duda ahí, desde el estudio inicial de la ley, de los códigos y los procedimientos, se forjó un carácter determinado y disciplinado. Por eso resulta lógico que su tránsito del ámbito escolar al profesional estuviera marcado con la firme convicción de impulsar la justicia a través de una práctica jurídica cimentada en la equidad, la imparcialidad, la ética y los principios morales.

Así cuando se logra que nuestros más altos principios morales los llevemos a la práctica, entonces estamos ante una realidad trascendente, y trascender haciendo el bien es el mayor de los resultados que podemos alcanzar en lo individual y en lo colectivo.

Usted, magistrada, ha conseguido esa trascendencia, lo digo con enorme emoción y convicción. Usted, sin duda marcó un camino para muchas mujeres yucatecas, sobre cómo compaginar la responsabilidad de una mujer profesional y moderna, con el rol de mujer y madre comprometida con la familia.

Sin embargo, este aspecto adquirió una dimensión muy particular en su persona. Por una parte, el deseo de impartir justicia, que se superó por méritos propios, y por otra parte, el de ser la compañera de un gobernante excepcional, cuya memoria el pueblo yucateco recuerda y honra.

Estoy seguro que así como todo el gremio de la abogacía reconoce su trayectoria, la historia también valorará su tiempo, con la mirada positiva de haber sido y ser parte de la construcción de un mejor Yucatán. Una construcción que requirió comprender el auténtico valor del servicio público, el cual se resume en una sola palabra: responsabilidad.

Los abogados que nos forzamos y empezamos a ejercer en la centuria pasada fuimos testigos de dicha responsabilidad personalizada en usted. Fuimos testigos elocuentes de la honestidad y sencillez de la abogada Amira Hernández como juzgadora, de su paciencia para escuchar a todos, de su consejo siempre generoso y de su disposición por hacer justicia a través del camino del Derecho.

Lo hizo siempre con la vitalidad que da la satisfacción del trabajo bien realizado, de cumplir con las aspiraciones personales y de participar activamente en la formación de una sociedad más igualitaria. Así, hoy reconocemos su experiencia e imparcialidad para dejar legado en la historia jurídica de la entidad.

Hoy reconocemos sus conocimientos de las normas que le han permitido ganarse el respeto y admiración de todos sus colegas. Hoy reconocemos a una abogada, con todas sus letras y en toda la extensión de la palabra. Hoy reconocemos el mérito, dedicación y conocimiento de una trayectoria pública, de una vida digna de imitarse y de seguir sus pasos.

Reconocemos a la persona y reconocemos a la profesional, porque sabemos que la ética, la constancia y la preparación se conjugan en su actuar. Por eso para nosotros, sus colegas, para mí, como Gobernador, es usted sin duda un ejemplo.

La ética, la constancia y la preparación deben de estar presentes en cada uno de los profesionales del Derecho que darán viabilidad a un nuevo sistema jurídico mexicano que antepone la salvaguarda de los derechos humanos, los procesos orales y alternativos, y la exigencia de dar certeza y justicia.

La justicia de la ley y la justicia social son los valores que han acompañado la vida de la abogada Amira Hernández. La convergencia de estas visiones, es decir de la justicia con mayúscula, la justicia sustantiva es un imperativo que siempre debemos de practicar los que ya hemos recorrido el camino del Derecho y las generaciones que continuarán la tradición jurídica de nuestro estado.

Ese es el mejor regalo de la magistrada Amira Hernández Guerra. Un legado que está presente en sus hijos, en sus nietos y en la memoria de don Víctor Cervera Pacheco. Un legado que siguiendo su ejemplo vamos a seguir todos los días por el bienestar de Yucatán y de los yucatecos.

Distinguida abogada Amira Hernández Guerra, la medalla “Rafael Matos Escobedo” es un reconocimiento a la trayectoria jurídica que trasciende en el tiempo y en nuestro espacio común que es Yucatán.

Usted en el ejercicio de la abogacía y en todas las responsabilidades públicas que ha desempeñado ha reflejado con su conducta el más fiel espejo de sus ideas, de su actitud frente a la vida, con honestidad, integridad y servicio a Yucatán.

Hoy, el pueblo y el Gobierno de Yucatán le otorgamos esta presea como un justo homenaje a su trayectoria, y le pedimos que encuentre en ella un brillo muy especial.

Con el metal que se utilizó para acuñar esta presea el pueblo, el Gobierno de Yucatán y la comunidad jurídica hemos fundido y amalgamado la admiración, el respeto, el cariño y la gratitud de la sociedad yucateca, la cual valora y reconoce a quienes la han servido con integridad y pulcritud, particularmente a través de la justicia y el servicio, esto siempre como ideal de vida y como aspiración social.

Muchas felicidades. Muchas gracias.