En su despedida tras seis días de gira por Washington, Nueva York y Filadelfia, Francisco protagonizó una muy esperada reunión con víctimas de actos pedófilos cometidos por sacerdotes, donde afirmó que los responsables deben ser castigados.
El grupo de víctimas estaba conformado por cinco adultos, tres mujeres y dos hombres, y el encuentro se realizó en el seminario de Charles Borromeo de Pensilvania. De acuerdo con Federico Lombardi, portavz del Vaticano, cada víctima estuvo acompañada por un familiar. El Papa escuchó sus historias y rezó con todos.
Tras haberse reunido con víctimas de abuso sexual, el Papa expresó su “dolor y vergüenza” por los casos de quienes habían sido lastimados por miembros del clero o por trabajadores de la Iglesia.
También renovó su compromiso para asegurar que las víctimas sean tratadas con justicia, que los culpables sean castigados y para que haya una prevención efectiva en la Iglesia y en la sociedad prometió que protegerá “celosamente” a los jóvenes.
“Dios llora por los abusos sexuales a niños. Todos los responsables deberán rendir cuentas. Me comprometo a la celosa vigilancia de la Iglesia para proteger a los menores y prometo que todos los responsables
rendirán cuenta”, agregó.
Filadelfia, ciudad de la costa Este a medio camino entre Washington y Nueva York, fue una de las más afectadas en Estados Unidos por este escándalo en los años 80. El Papa había hablado de lo ocurrido durante este viaje, pero siempre de manera discreta. Su antecesor Benedicto XVI se había reunido con víctimas en Boston en 2008.
Además, el Papa cumplió con una actividad que a menudo forma parte de sus viajes pastorales, dirigiéndose a la prisión de Curran-Fromhold en las afueras de Filadelfia. En su mensaje en español, criticó que “es penoso constatar sistemas penitenciarios que no buscan curar las llagas, sanar las heridas, generar nuevas oportunidades”, en un país que aplica la pena de muerte.
“He venido como pastor pero sobre todo como hermano a compartir su situación y hacerla también mía”, dijo en un discurso antes de estrechar la mano uno por uno a los presos sentados en filas en un amplio salón.
OFICIA MISA ANTE CIENTOS DE MILES
El Sumo Pontífice argentino también hizo un llamado a la unidad, al diálogo y la tolerancia ante más de un millón de personas, según El Vaticano, llegadas de todo el planeta para el Octavo Encuentro Mundial de la Familia.
Durante el recorrido en el papamóvil, el Pontífice saludó al público que aplaudió, gritó, cantó y ondeó banderas en su camino hacia la avenida Benjamin Franklin Parkway, y rumbo al altar al pie las escaleras del Museo de Arte de Filadelfia, adornado con un enorme crucifijo de fondo.
Rumbo a la misa, Francisco descendió del papamóvil para ver una obra de arte de particular interés para él: Al interior de la gruta en la parte externa de la catedral de Filadelfia había 30 mil moños anudados, cada uno representando una penuria personal o un desafío social.
La exhibición fue montada en honor a uno de los cuadros predilectos del pontífice: “María, la que Desata los Nudos”, en la que se observa a María deshaciendo nudos que representan las dificultades de la vida. La pintura está en una iglesia alemana, en donde el entonces reverendo Jorge Mario Bergoglio la vio por primera vez durante su época estudiantil a mediados de la década de los 80.
Durante la misa pidió dejar de lado las “divisiones estériles” y “proteger” al mundo. Dijo a los fieles que su sola presencia es una especie de milagro en el mundo de hoy, una reafirmación sobre la familia y el poder del amor.
“Nuestra casa común no tolera más divisiones estériles. El desafío urgente de proteger nuestra casa incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar”, dijo.
La misa fue un vibrante cuadro de oro, verde y blanco iluminado por el sol de la tarde otoñal. Fue el último evento en la agenda de Francisco, antes de que el Pontífice de 78 años regresara a Roma.
GIRA HISTÓRICA PARA IMPULSAR LA PAZ
Respaldado por su implicación en la reanudación del diálogo entre La Habana y Washington, Francisco fue recibido de manera muy cálida por el presidente Barack Obama. Desde su llegada, incluyó un inédito discurso el jueves ante las dos cámaras del Congreso, Francisco despertó una explosión de alegría, con multitudes que lo siguieron a cada lugar.
Tratado como una estrella de rock, el Papa se mantuvo firme en sus principios de cercanía con los sectores vulnerables. En Nueva York, dejó un fuerte mensaje en la ONU contra la opresión financiera sobre el mundo en desarrollo y a favor de la lucha contra el cambio climático, en tanto efectuó emotivas visitas al Memorial del 11 de Septiembre y una escuela del barrio del Harlem.
Francisco se ha convertido en un verdadero paladín, defendiéndolos y pidiendo respeto. Muchos inmigrantes latinoamericanos piensan que el Papa cambió la dirección del debate sobre reforma migratoria en Estados Unidos.
(AGENCIA)
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