Inicio Análisis político Alejandro López Munguía El político de hoy debe ser más ético que nunca: López Munguía.

El político de hoy debe ser más ético que nunca: López Munguía.

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El político de hoy debe ser más ético que nunca.

Hoy más que nunca es necesario contar con políticos que rijan su actuación pública con apego a la ética. La exigencia es a no dar un paso atrás en el propósito de tener representantes populares decentes, Diputados, Regidores, Alcaldes, Gobernadores, cuyo proceder nos genere confianza demostrando que en verdad defienden las causas de la sociedad.

Siendo que la ética tiene que ver con la moral y determina cómo deben actuar los miembros de una sociedad, los ciudadanos exigimos que los políticos con cargo público sean íntegros, honrados, honestos, es decir, decentes. Por consecuencia, la ética debe llevarlos a aceptar que si han cometido actos de corrupción, o si no cuentan con una trayectoria de servicio y/o de utilidad para la comunidad, no deben aspirar a nada. Porque estamos cansado de ver a políticos insensibles, corruptos, sin compromiso social, arribar a los cargos públicos, ganar grandes sueldos y vivir bien a costa de la gente.

La historia se ha repetido innumerablemente en perjuicio de la población. Nos ha mostrado que el sistema público está plagado de políticos que solo sirven a los intereses de grupos enquistados en el poder, y que no responden a los intereses del pueblo.

Diputados que tras obtener el escaño, abandonan a sus electores y se encierran en el círculo de un legislativo que obedece la línea política de algunos entes o personajes poderosos que tienen planes privados a costa del pueblo trabajador.

Siempre ha sido de esa forma. Sin embargo, en el 2018 el pueblo eligió por una tercera opción de gobierno. Entronizó a Andrés Manuel López Obrador enviando un claro mensaje de hartazgo social. Fue tanto el deseo de hacer pagar a los corruptos del sistema, que además de hacer ganar al tabasqueño, el voto masivo ayudó a decenas de políticos desconocidos a llegar a los Congresos Estatales y al Congreso de la Unión.

Los mexicanos y en especial los yucatecos votaron con decisión.

Durante la Pandemia por el coronavirus que afecta a los mexicanos en todo el territorio nacional, nos ha mostrado que no todos los políticos arriesgan su nombre y su patrimonio público por el pueblo. De hecho, la inmensa mayoría se escondió de la gente y hubo quienes traicionaron a su gente.

Por eso en el 2021, la sociedad no puede permitirse un retroceso. Por ningún motivo debe permitir el regreso de ese tipo de políticos que en el pasado formaron parte de la gran corrupción que laceró la nación.

Son los tiempos de elegir a ciudadanos decentes, que no respondan a los intereses de un sistema corrompido por las insanas ambiciones de quienes se sirvieron del cargo para cometer fechorías, desvíos de recursos, y usaron la estructura de empresas fantasmas para saquear el dinero del pueblo.

Son los tiempos de impulsar a los hombres y a las mujeres que posean una hoja de vida íntegra, que nunca hayan robado, que su prestigio respalde su propuesta de trabajar por la ciudadanía. El prestigio de haber labrado una vida de trabajo ponderando a su familia, de haber forjado su patrimonio sin corruptelas, de contar con el respaldo de mucha gente que puede dar testimonio de su buen proceder dentro de su comunidad.

Es vergonzoso enterarse que más de un político con cargo público a lo largo de su vida ha cometido robos, despojos, ha incurrido en mentiras y dañado a sus semejantes.

Esta es la oportunidad para continuar con la tarea de hacer que a la tribuna del Congreso lleguen Diputados dignos, que no abandonen sus distritos, que estén en permanente contacto con sus electores, que estén siempre pendientes de las necesidades de la población. Legisladores que además de revisar las leyes y adecuar el marco jurídico del estado, den voz a los ciudadanos de forma real, sin tener que pasar filtros o ponerles condiciones.

Esta es la oportunidad de hacer que a las Presidencias Municipales lleguen personas que no vean el cargo como un botín político para hacer negocios o recuperar su patrimonio invertido. Es necesario tener Alcaldes que por encima de sus intereses particulares antepongan los intereses del pueblo. Que no estén buscando cómo robar el presupuesto, sino en cómo ayudar a la gente a resolver sus problemas de fondo.

Urge a los mexicanos y en especial a los yucatecos, empezar a fijar los ojos en aquellos políticos impresentables que amenazan con postularse en el 2021. Para ellos no debe haber consideración alguna, más que el señalamiento de su mal proceder.

El próximo año, cuando las campañas políticas estén a todo vapor, habrá que cerrarle el paso a esos oportunistas, como a los que se asumen herederos de algo, y que han demostrado no respetar al pueblo.

La clave es fijar la mirada, respaldar y votar por aquellos ciudadanos de mente brillante, de corazón valiente y que son sensibles con las demandas y necesidades de la población. Para ellos todo el respaldo de un pueblo inteligente y sabio, como dice el Presidente López Obrador.

Los partidos políticos tendrán éxito si postulan a los cargos públicos a gente decente y preparada, cuya ética esté probada por su trayectoria de vida a favor del pueblo, que posea valores que lo hagan brillar con luz propia, con conocimiento, buen juicio y buenos oficios para no encumbrar a improvisados. Porque al poder público no se llega para aprender, sino para hacer que las cosas funcionen de manera efectiva a favor de la población.

Es la hora de prepararnos para elegir de forma eficiente a nuestros próximos candidatos. Solo hay dos caminos, darle la oportunidad a los que representan la corrupción, o elegir a gente decente, preparada y con buenos oficios.

 

  • Alejandro López Munguía, Analista Político, creador de Mi Punto de Vista. Director del portal www.mipuntodevista.com.mx /Fundador del Movimiento Ciudadano Los Notables (Coincidir en Actitud, Acción y Pensamiento) /Escritor /Colaboró en la construcción de la iniciativa de Ley que dio origen a la Ley Federal de Atención a las Personas con Discapacidad (1998).