Inicio Análisis político Alejandro López Munguía El PRI a los Pinos … (I parte)

El PRI a los Pinos … (I parte)

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alex lopez con enrique vidales y carlos chacon
alex lopez con enrique vidales y carlos chacon

El regreso del PRI a los Pinos no es una promesa, es una realidad que se ve venir cada día más cerca. Es el resultado de toda una historia de fracasos y éxitos políticos de la clase política gobernante durante los dos últimos sexenios, los que supuestamente eran los del cambio. El regreso del tricolor tanto es culpa del PAN y de la izquierda, como un éxito del PRI y sus aliados. Una combinación perfecta.

 

El México que tenemos, no solo es reflejo del fracaso de las políticas públicas de una derecha en el gobierno federal que durante doce años se ha mostrado desarticulada, enajenada, limitada, ineficiente, inoperante, insensible e ineficaz. Sino que vive un grave retroceso democrático, porque a pesar de haber “democracia” en el país, los mexicanos viven mayoritariamente en la pobreza.

 

Somos un país confrontado, donde el gobierno federal utiliza su rango para ningunear a los gobiernos estatales y municipales. Somos una nación que no logra ponerse de acuerdo en nada, ni siquiera en lo básico para encontrar la ruta hacia el progreso.

 

Año con año durante los últimos 12 se han discutido los grandes temas, y ningún logro se acuerda. La reforma laboral, la reforma hacendaria, la reforma penal son urgentes pero siguen siendo temas pendientes. Demaasiados legisladores, demasiado presupuesto y pocos, escasos, limitados y superfluos resultados. El gobierno del cambio, el poder de la “moral” y de la “ética” pública que tanto pregonaron los panistas, es en realidad el poder de la simulación y la ineficiencia, cuanto más es la era de la confrontación estéril, la masacre mediática para llegar a nada y vivir simulando que vamos bien.

 

Sí, a pesar de que lo contradiga la derecha, México es un país que emprendió el camino hacia la transición democrática desde mucho tiempo atrás, desde décadas para ser claros. Solo así se entiende la consolidación de un país de instituciones, un país gobernado con la visión de crear organismos públicos que dan atención directa a las necesidades de los mexicanos. Así se creó el IMSS en tiempos del general Manuel Ávila Camacho, el INFONAVIT en tiempos del presidente López Portillo, la máxima casa de estudios la Ciudad Universitaria fue construida bajo la visión del presidente Miguel Alemán Velasco. Y entre otras instituciones públicas: La Secretaría de la Reforma Agraria, la Corett, el ISSSTE, la Sagarpa, La Semarnat, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, el DIF, etc. Y cómo olvidar la “gloriosa” expropiación petrolera a manos del presidente Lázaro Cárdenas impulsor de lo que con el tiempo se conoce como el Partido Revolucionario Institucional.

 

No es fácil crear, pero sí lo es el destruir y hasta disfrutar. Han sido, los gobiernos del PRI, los que en 70 años crearon instituciones y cimientos públicos. A esos puestos públicos, arribaron los panistas en el año 2000 para “cambiar” las cosas; principalmente dijeron, para “limpiar la casa”.

 

Al final, ni limpiaron ni cambiaron nada. Quedó comprobado que la casa estaba bien como estaba y no había necesidad de cambiarle nada.

 

Eso sí, hubo siempre el hambre de enriquecerse cubiertos por el poder presidencial del “cambio”. Y se sirvieron a manos llenas. Se convirtieron en nuevos ricos a expensas del erario y le entraron a la era del saqueo “institucional”. Le encontraron el chiste al asunto y dejaron que aflorara “el panista real que llevaban dentro”. Nepotismo, tráfico de influencias, negocios bajo la mesa, etc, fueron el sello de la casa durante 12 años, la década perdida, la decena trágica de la política mexicana en el nuevo milenio. Pero, y ¿Cuál es su legado?, ¿qué le heredan a los hijos de los mexicanos?.

Dicen que las finanzas están controladas, pero no explican que la deuda externa rebasa en más del 100% las reservas nacionales. 140 mil millones de dólares de reserva contra 245 mil millones de dólares en deuda externa, según datos oficiales.

Es triste y lamentable, tener que reconocer que durante estos 12 años, no hay nada de que enorgullecernos como mexicanos. Somos el país número 100 entre 187 países según transparencia internacional como los más corruptos. Importamos alimentos pagando una cantidad equivalente al 4% de nuestro producto interno bruto, es decir cerca de 12 mil millones de pesos en compra de granos, y productos básicos, ésto por la simple y sencilla razón, afirman los del gobierno panista de que es más fácil comprarlos que producirlos. Y así podemos hablar de más rubros en los que lamentablemente somos tercer mundistas: competitividad, desarrollo humano, empleo, etc.

 

Los últimos 12 años han sido de persistente confrontación, una docena de años en los que el país no ha encontrado la solución a los graves problemas nacionales. Problemas que nunca se han ido: la pobreza, la marginación, la exclusión, la corrupción, la ilegalidad, la injusticia social, etc.

 

Y es que, han sido 12 años de engaño. México con la alternancia solo ha sufrido, padecido, la inoperancia de gobiernos sin visión social. Le encontraron el modo al modelo económico heredado del PRI, pero ignoraron a propósito el apartado que habla del progreso social, que no es otra cosa, que impulsar un crecimiento justo para elevar el nivel de vida de los mexicanos.

 

México a pesar de no ser una empresa o un corporativo, ha sido tratado como tal. Los resultados están a la vista. El retraso social en las zonas rurales, es de alarma. El rezago en generación de empleos es grave: 11 millones de mexicanos en edad de trabajar no encuentran un empleo con prestaciones y salario digno. El poder adquisitivo de la mayoría de la población no es suficiente para que se alimenten adecuadamente. La pobreza alimentaria condena a 19 millones de mexicanos. La inseguridad está matizada por la matanza incontrolable de seres humanos, mexicanos todos.

 

México siempre ha necesitado de una visión progresista. Esa que en esencia impulsa el desarrollo humano como eje del progreso.

 

La justicia social ha estado ausente de la vida nacional, durante 12 años.

 

Afortunadamente la alternancia, desde luego, llegó para quedarse.

 

Y la alternancia fue, es y será siempre un éxito. Una salida para abandonar y rechazar la ineptitud, la corrupción y la inoperancia de un gobierno. Es bueno que al mismo tiempo sea una vía para darle rumbo a la nación.

 

El 1 de julio los mexicanos elegiremos a nuestro próximo gobierno, uno nuevo, así parece. Según las tendencias que señalan las encuestas profesionales del país, el próximo presidente será Enrique Peña Nieto; con la posibilidad, menos posibilidad, de que Andrés Manuel López Obrador lo sea también. La distancia entre ambos es muy grande, cerca de 20 puntos porcentuales. Más de un millón de votos

 

El PAN se ha caído prácticamente. El desplome de Josefina Vázquez Mota es culpa de su falta de valor para desligarse del presidente Felipe Calderón. El mismo que a juzgar por los resultados electorales durante su gestión, no ha “movido las almas” a favor del PAN. Josefina y Felipe pues, son lo mismo, representan más de lo  mismo y por ello, van en tercer lugar y … cayendo.

 

El regreso del PRI a los Pinos … (to be continued)