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El reto será acabar con las dos Mérida y hacer una sola

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Uno de los grandes retos para la próxima autoridad en Mérida, será el de poner las bases estructurales sobre las cuales se debe acabar con la desigualdad y la marginación que existe en la zona del sur profundo de Mérida. Son cerca de mil familias que viven en estado de indefensión, es decir, sin agua, luz, servicios públicos municipales, seguridad pública, centros de salud, los niños y los adultos haciendo pipí y popo al aire libre, expuestos a todos los peligros que se puede imaginar.

Digo desigualdad porque la inversión pública municipal en la zona del sur profundo es mínima en comparación con la que se ejerce en otras zonas de la Ciudad, en especial el norte y el poniente de Mérida. El progreso y el desarrollo municipal no alcanzaron a llegar a toda esta gente.

Digo marginación porque el sur profundo aparece registrado en el padrón municipal de contribuyentes pero no cuenta con áreas comerciales, ni proyectos de inversión que generen empleos directos y beneficios a la población. La gente que allí vive tiene que trasladarse a otras zonas de la Ciudad, invirtiendo varias decenas de pesos en el traslado vía transporte público. No hay escuelas, ni hospitales públicos, no hay centros de prevención del delito, en fin; el sur profundo es otra Ciudad, la jodida, la marginada.

No se trata de culpar a nadie, pero es evidente que no se podrá cambiar la realidad del sur profundo con la misma visión de gobierno que poco pudo hacer para ayudar a la gente.

Propuestas van y vienen, pero falta el compromiso político para construir las bases del desarrollo integral de esa zona. Siendo gobernador en el 2005 Patricio Patrón Laviada lo intentó a través de la construcción de un nuevo aeropuerto, pero todo se vino abajo cuando se descubrió que las tierras ejidales de Hunucma, lugar en donde se construiría el mismo, fueron adquiridas a los ejidatarios a través de un intermediario que las compró a 70 centavos el metro cuadrado y las vendió a 300 pesos al gobierno del Estado (Cousey).

Pero bueno, esa historia la publicó el mismísimo Diario de Yucatán. Ahora, frente a una nueva elección, es bueno reflexionar sobre las propuestas de los candidatos. ¿Puede la gente del sur profundo sentir a Mérida en la piel?, con todo respeto la respuesta es no, de ninguna manera. ¿Puede ese meridano sentirse orgulloso de vivir en Mérida?, pues no, tampoco. Entonces hay que darle la vuelta a la página y elegir la mejor opción.

La participación ciudadana es más que salir a votar, es reflexión, acción y voto. Es diseñar la Mérida que queremos.