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El riesgo Lozoya

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Después de ser noticia por la captura y de iniciar el proceso para evitar la extradición, Emilio Lozoya acepta ahora regresar a México para ser sometido a proceso por los delitos en los casos de Agronitrogenados y de Odebrecht. Lo que para muchos significa un triunfo para lograr llegar hasta las cabezas de Enrique Peña Nieto y del ex secretario de hacienda, Luis Videgaray.

Al parecer, por la información que se deja entender en los medios de comunicación, Emilio Lozoya se allanó, es decir, aceptó ser entregado a México, con lo cual se renuncia a un principio fundamental de los procesos de extradición que impide que una persona extraditada pueda ser juzgada por otros delitos.

¿Qué motiva ahora a Emilio Lozoya aceptar ser enjuiciado bajo las reglas de la cuarta transformación? Para Emilio no se tuvo piedad y se ejerció acción hasta contra su propia madre.

Ya antes Emilio Lozoya había “amenazado” con decir todo lo que sabía y se hizo durante la gestión de Enrique Peña Nieto que por consecuencia hundiría al expresidente y a varios de su administración. Lo que propició, según se dice y se desprende de los hechos que son evidencia, que existió una amplia negociación del príismo peñista con la administración de López Obrador para entregarles “políticamente” al partido tricolor a los deseos de la cuarta transformación. Sin importar la credibilidad institucional se operó para concretar el gran fraude en la elección del presidente príista Alejandro Moreno que ha mostrado una complacencia y parece estar atado de manos a favor del actual régimen de gobierno.

Por otro lado, uno de los reclamos que algunos de votantes a favor de la Cuarta Transformación es la incapacidad de este gobierno de sentar en el banquillo de los acusados a la administración peñista. El propio presidente Andrés Manuel López Obrador ha afirmado que no tiene las intenciones de “hacer cacería de brujas” y casi, casi, a exonerado ya Enrique Peña Nieto. Ante la insistencia, lo más que ha “prometido” es llevar a consulta al “pueblo bueno y sabio” si considera éste que se debe juzgar y llevar a la cárcel a Enrique Peña Nieto y todos los demás secuaces que han saqueado al país. No hay ninguna duda de cual sería el resultado de dicha encuesta.

Pero la pandemia, la que “vino como anillo al dedo” le está costando a la credibilidad presidencial y los índices de aprobación a favor de la Cuarta Transformación están a la baja. Lo que oportunamente hoy el discurso de revanchismo político contra la administración neoliberal pasada vuelve a encender a los simpatizantes y se esperaría que el tema recupere los porcentajes que ha estado perdiendo.

Es en este punto el gran riesgo de Emilio Lozoya ya en México. No hay duda de que cualquier régimen de gobierno para lograr sus fines tenga que negociar con los diferentes grupos políticos para alcanzar las condiciones de gobernabilidad que le permitan la estabilidad política. Existe pactos y acuerdos que no están la alcance y ojos de la población, pero que podemos inferir a partir de los hechos que son la evidencia de la existencia de éstos.

Si Emilio Lozoya llega a México y da conocer todo, pero todo de los fraudes del peñismo será, muy posiblemente, un gran triunfo para la credibilidad de la Cuarta Transformación y su promesa de castigar los crímenes del pasado. El riesgo podría ser romper con pactos que aseguran condiciones de gobernabilidad.

Si, por el contrario, con la información de Emilio Lozoya no se logra lo que muchos quieren, que es ver tras las rejas de cárcel a Enrique Peña, la percepción de la Cuarta Transformación se hundiría profundamente, aunque pueda quedar bien con poderes políticos y económicos que no les conviene la situación.

¿A qué le apostará la Cuarta Transformación?… tendremos que esperar la llegada de Emilio Lozoya y observar qué es lo que pasará.