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En México…

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Corría el año de 1993, el neoliberalismo, implementado en México por Miguel de la Madrid y seguido por Carlos Salinas de Gortari, parecía estar dando sus frutos pues en el país todo “marchaba bien” claro que la frase anterior era relativa. El gobierno en turno no era capaz de imaginar que en enero del año siguiente surgiría el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, ni mucho menos que la nación, nuevamente, se vería sumergida en una crisis económica que arrebataría patrimonios. En esos momentos todo México vivía en solidaridad, o al menos eso aparecía en la propaganda.

Sin embargo, la oposición podía ver la realidad, tal vez por ser oposición o por desacreditar al gobierno, pero la veía. Es entonces que, durante el año anteriormente mencionado, el señor Carlos Castillo Peraza dijo: “En un México de 40 millones de pobres, en un México de ecuaciones macroeconómicas casi perfectas que dan como resultado 40 millones de mexicanos pobres, sueño un partido que asuma esa causa, la de los agraviados económicamente…”

Hoy, 24 años, 4 sexenios y 1 alternancia después, ese sueño sigue igual o más vigente que antes. La pequeña gran diferencia es que ahora soñamos con que, algún partido, pero, sobre todo, un gobierno asuma esa causa, y no solamente la asuma, sino que trabaje incesantemente por ella. Por desgracia, ese sueño se diluye cada que aparecen notas como las de esta semana, puntualizando a las referidas del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para el año 2018.

Daniela Barragán, en su artículo titulado: “Mientras hay miles sin casa por sismo, senadores ganarán más y diputados arreglarán su sede”, informa que, en el caso de los senadores, el aumento en su remuneración total anual será de 89 mil 459 pesos, de igual manera aumento su seguro de vida y sus gastos médicos mayores. Mientras que los diputados gozarán de 200 millones de pesos extras que serán utilizados para la “Rehabilitación y construcción del inmueble de la H. Cámara de Diputados.”

Incluso le aumentaron el sueldo a Peña Nieto, que de tener una remuneración de 3 millones 002 mil 971 pesos, pasará a tener 3 millones 115 mil 531 pesos.

La pregunta es, ¿y donde quedamos nosotros? Sí, nosotros, que con nuestro voto los pusimos en el poder. ¿Por qué nuestros salarios no aumentan? ¿Por qué no se prioriza el emprendimiento para generar empleos? ¿Por qué el cinturón se ajusta siempre a nuestra cintura y no a la cintura de aquellos que gobiernan?

Podremos parafrasear la frase de Castillo Peraza, con nuestro contexto y tendríamos el resultado que, en un México de 55 millones de pobres, en un México de ecuaciones macroeconómicas casi perfectas que dan como resultado 55 millones de mexicanos pobres, soñamos con un gobierno que asuma esa causa. La de los agraviados económicamente, esos que representan casi la mitad de la población, esos a quienes les regalaron despensa, esos a quienes les prometieron el cielo, a quienes les compraron su voto.

Primero te compran tu voto, luego se olvidan de ti.