Inicio Análisis político Alejandro López Munguía En Yucatán sí hay racismo, clasismo y machismo: López Munguía.

En Yucatán sí hay racismo, clasismo y machismo: López Munguía.

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En Yucatán sí hay racismo, clasismo y machismo: López Munguía.

Clasismo se refiere a la actitud o a la tendencia discriminatoria de una clase social respecto a otras que se consideran inferiores.

Racismo se refiere a la ideología que defiende la superioridad de una raza frente a las demás y la necesidad de mantenerla aislada o separada del resto dentro de una comunidad o un país.

Machismo se refiere a la actitud o a la manera de pensar de quien sostiene que el hombre es por naturaleza superior a la mujer

En Yucatán ni duda cabe que se practica tanto el clasismo como el racismo. Tal vez el racismo sin tanta fuerza como el clasismo, pero ambas son una realidad.

A menudo escuchamos decir a alguien refiriéndose a su prójimo “¡pobre naco!“, con la intención de denostarlo, hacerlo menos y despojarlo de sus derechos.

También en algunas ocasiones hemos escuchado decir a alguien, “¡qué puede entender ese indio”!, con la firme intención de desaparecer su participación, o su punto de vista.

Igualmente hemos escuchado con vehemencia “¡qué vas a entender, esto es asunto de hombres” o “yo soy el jefe de la casa”!.

Tanto el clasismo como el racismo y como el machismo nos –denigran como sociedad. Incurrir en comentarios clasistas o racistas o machistas nos convierten en ofensores de la vida digna. Porque nada nos hace diferentes, ni la posición social, ni el origen, ni la fuerza física.

En nuestra tierra pasa algo muy particular, con frecuencia diversos yucatecos se burlan de los apellidos mayas de otros yucatecos. Y lo peor es que hay yucatecos que esconden sus apellidos mayas.

No es propio de una sociedad que se precia de ser democrática, el aplicar el racismo y el clasismo. Si aspiramos a tener un Estado con justicia no podemos permitirnos esos abusos.

Los yucatecos hemos avanzado en la cultura democrática, pero aún nos falta consolidarnos como un pueblo que respete los derechos humanos de todos. Es necesario que reforcemos nuestra cultura del respeto. En las redes sociales nos espera un gran reto, el saber comunicarnos sin agredirnos.

Es muy importante la participación de las instituciones y sería de mucha ayuda que impulsemos una campaña para evitar hacer comentarios clasistas y/o racistas y/o machistas.

En la televisión constantemente vemos que las empresas remarcan el clasismo, por ejemplo los anuncios de detergentes de ropa, siempre ponen a lavar a personas de escasos recursos. Nunca es al revés. En la imagen denostan a la gente de clase social baja, o pobre, o marginada.

Llamar “fifís” a los acomodados o “chairos” a los seguidores de un líder político, también son muestra del clasismo que se vive en el país y en la entidad.

No es bueno agredir a nadie. El país lo va a lamentar, porque incrementa el riesgo de confrontar a la población. Lo mejor es avanzar en el respeto hacia los demás, pues una sociedad que se respeta es una sociedad sana, culta y democrática.