Inicio Análisis político La neta del planeta Enrique Peña Nieto, el más fuerte de los presidenciables

Enrique Peña Nieto, el más fuerte de los presidenciables

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Templete, foro o mitin en el que Peña Nieto se para, de inmediato acapara la atención. Y casi siempre se escuchan las arengas que ya lo hacen “¡Presidente, Presidente!”
La estrategia de no decir públicamente que vaya a competir por la candidatura presidencial del PRI a Peña Nieto le ha redituado: tirios y troyanos se han convertido en los sastres del traje de candidato presidencial con el que se mueve el gobernador mexiquense por México y el mundo.
El ex candidato presidencial del PRD, Andrés Manuel López Obrador, es uno de los que desde hace años apuntó a Peña Nieto como el abanderado priista a Los Pinos. Y en uno de sus mensajes al mexiquense, López Obrador dijo en mayo pasado:
“Se la cantamos, desde aquí, desde Manzanillo, que le vamos a ganar al PRI y a Peña, a ese partido y a ese candidato de la mafia”.
A principios de diciembre, en una entrevista radiofónica, el ex presidente Vicente Fox dijo que Enrique Peña Nieto pertenece a una nueva generación del PRI. Y enseguida opinó sobre los obstáculos para el mexiquense: “Primero tiene que pasar la aduana de las (elecciones) primarias, primarias simuladas, dentro de su partido; que no le pongan las zancadillas ni los codazos que acostumbran y, si libra todo eso, ya empezará a mostrar madera de Presidente, porque desde ahí hay que empezar”.
A finales de enero pasado, Ernesto Nemer, presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado de México, y el presidente del PRI en aquella entidad, Ricardo Aguilar, ambos con posibilidades de suceder a Peña Nieto, lo destaparon para La Grande.
Nemer dijo que el proyecto del Estado de México debe ser llevado a terreno nacional. “Se requiere convertir las ideas y propuestas mexiquenses en proyecto nacional, eso caracteriza a Enrique Peña Nieto y eso exige México”. Y Aguilar apuntó: “Lo que ha tenido el partido es el actuar y el cumplimiento del único líder de nuestro partido en el Estado de México y de todos los mexiquenses, Enrique Peña Nieto”.
La imagen de hombre pulcro, bien vestido y bien peinado —incluso ahora ya casi sin gel— que muestra Peña Nieto en las imágenes de televisión o las fotografías de revistas y periódicos, se ha convertido en un fenómeno que comparten gobernadores como los de Nuevo León, Rodrigo Medina, y el de Puebla, Rafael Moreno Valle.
Quizá como ningún otro político mexicano, el gobernador del Estado de México lleva meses sumando simpatías por todo el país. En actos multitudinarios, Peña Nieto se acerca a la gente, la saluda, siempre se muestra sonriente, pero nunca cae en la provocación de aceptar que anda en campaña proselitista.
Igual que otros prospectos presidenciales, Enrique Peña tiene frente a él una serie de escollos que salvar si quiere llegar a la contienda del 5 de julio de 2012.
El reto principal que afrontará el gobernador del Estado de México como aduana hacia sus aspiraciones presidenciales serán las elecciones del próximo 5 de julio. Ese día se elegirá a quien habrá de sucederlo en el cargo por los próximos seis años.
La complejidad de la competencia electoral mexiquense para Peña Nieto está en que sus máximos opositores, PAN y PRD, están en negociaciones para hacer una alianza como las de Sinaloa, Oaxaca y Puebla del año pasado, donde vencieron al PRI, sumando también al PT y a Convergencia.
Sin embargo, ya en las elecciones intermedias de 2009 el PRI mexiquense venció al PAN y al PRD, con lo que le quitó a sus adversarios el corredor azul, del que estaban orgullosos los panistas, y la franja amarilla del sol azteca.
Gracias al resultado de los comicios de 2009, el PRI de Peña Nieto ganó 96 de los 125 municipios, obtuvo 40 distritos locales, de los 45 que tiene esa entidad, y además fortaleció su presencia en la Cámara de Diputados federal, al pasar de siete a 38.
Enrique Peña ha tenido una carrera meteórica dentro de la política. En octubre de 2004, fecha en que comenzó el proceso de selección del candidato a la gubernatura del Estado de México, Peña Nieto era un personaje solamente con presencia local, como diputado.
Pocos creían que podría suceder en el cargo a Arturo Montiel, de quien había sido secretario de Administración, oficina desde la cual Peña saltó a la candidatura a una diputación local y ahí se convirtió en presidente de la Junta de Coordinación Política.
Casi seis años y medio después de aquella selección mexiquense, Peña es uno de los prospectos a competir por la Presidencia de México el próximo año, gracias a que ha logrado construir una imagen de político sólido, solamente comparable con personajes de la talla de Manlio Fabio Beltrones o Beatriz Paredes, priistas también presidenciables, pero que además llevan décadas en la política nacional.
Peña Nieto y el equipo de comunicación que lo rodea han sabido aprovechar las circunstancias tecnológicas: tiene gente que maneja cuentas de redes sociales como Facebook o Twitter, que sube videos en YouTube y que le produce comerciales de primera.
Un ejemplo fue el promocional que le produjo Ana María Olabuenaga, la creativa de El Palacio de Hierro, con motivo de su quinto Informe de Gobierno. Es el comercial donde Peña aparece en la parte trasera de un automóvil, con las mangas de la camisa blanca arremangadas y el nudo de la corbata medio suelto, dando la idea de que va saliendo de trabajar.
Los políticos priistas que están convencidos de que Peña Nieto debe ser el candidato de su partido a la Presidencia ven que el gobernador mexiquense “es un hombre realizador, pragmático pero con rumbo, con formación, con capacidad ejecutiva”.
Además, dicen que a su paso por el Congreso y en la gubernatura ha dado muestras de “capacidad de coordinación, de conciliación, de solución de problemas y de gran visión política”.
Capitaliza los reflectores de su relación sentimental
La relación profesional que tuvieron Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera para grabar una serie de promocionales de la campaña “300 compromisos cumplidos” se convirtió en una relación de amor entre el político y la actriz, que llegó a su clímax el 27 de noviembre de 2010, día en que se casaron.
En abril de 2008, cuando la imagen del gobernador del Estado de México subía y subía, conoció a la artista, que entonces también gozaba de gran popularidad por el papel protagónico que tuvo en la telenovela Destilando Amor, unos meses antes y en donde el apelativo del personaje fue La Gaviota.
A principios de junio de 2008 la serie de promocionales del gobierno del Estado de México había terminado, se acercaba el tercer Informe de Gobierno de Peña Nieto y las primeras encuestas que lo señalaban como el político más conocido entre la gente empezaban a circular; fue entonces cuando el priista empezó a coquetear con Angélica.
Un mes antes de que Peña ofreciera su tercer informe, en septiembre de 2008, el gobernador asistió acompañado de Angélica Rivera a varios restaurantes. La popularidad de ambos no pasó inadvertida y las versiones de que había un romance empezaron a circular.
El 13 de noviembre de 2008, Peña Nieto asistió como invitado al programa Shalalá, de Katia de D’Artigues y Sabina Berman, y ahí, mientras cenaban los tres, empezaron a caer globos rojos en forma de corazón. El mandatario local miró hacia arriba y dijo: “El amor”. Berman fue directo y le preguntó lo que —afirmó— le habían preguntado ya muchas veces: “¿Andan usted y La Gaviota, sí o no?”. “No me han preguntado… han hecho especulaciones a partir de que me han visto con ella… pero no me han preguntado”, respondió Peña, esperando la pregunta. “Entonces le preguntamos”, reviró Katia. “Sí, sí estoy saliendo con ella”, admitió, aclarando que eran novios.
Aunque sería muy difícil medir cuánto creció la popularidad de Peña desde que formalizó su relación con Rivera, lo cierto es que ver a la pareja a menudo en las publicaciones, tanto de corte político como social y del espectáculo, sumado a su enlace matrimonial, ha permitido que el político mexiquense llegue a otro perfil de potencial electorado, que podría sumar para su causa si es que en algún momento el gobernador del Estado de México decide que sí va por La Grande.
2011-02-17 05:00:00