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Es urgente revertir la “espiral descendente” en el Sahel central mediante la paz y la reconciliació

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El Secretario General de la ONU advirtió este martes que las necesidades humanitarias en la región del Sahel central están alcanzando niveles históricos debido, entre otras causas, al aumento de la violencia; el desplazamiento interno, que se ha multiplicado por veinte en menos de dos años; el incremento de familias que sufren hambre; y las alteraciones en los medios de vida provocadas por el cambio climático.

Durante su discurso ante la Conferencia Ministerial de Alto Nivel sobre el Sahel Central que se celebra hoy en Copenhague, António Guterres indicó que todos estos factores, más la reciente pandemia del coronavirus que solo empeora la situación, hacen que la región del norte de África, que comprende partes de Mali, Burkina Faso y Níger, esté llegando a un punto de ruptura.

Guterres destacó la necesidad de revertir esta “espiral descendente” mediante un renovado impulso hacia la paz y la reconciliación, que vaya ligado a la creación de un espacio para la asistencia humanitaria y las inversiones en el desarrollo y las personas.  

Del mismo modo recordó que su llamado a un alto el fuego mundial es “crucial” para la población del Sahel y que se necesita un gran aumento de la ayuda humanitaria que protege y salva millones de vidas proporcionando alimentos, servicios básicos de salud física y mental, agua y saneamiento, refugio y educación.

Con una mejor financiación, podemos hacer mucho másPor ello, hacemos un llamamiento de 2400 millones de dólares para cubrir los meses restantes de 2020 y prestar asistencia de emergencia hasta finales de 2021″, solicitó.

Unas horas más tarde, el portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric anunció que los compromisos efectuados por más de veinte donantes durante la conferencia ascienden a más de 1700 millones, de los cuales 985 se destinarían para ayuda de emergencia durante este año y el resto para el año que viene y más adelante.

En el Sahel se está gestando una tragedia evitable

Por su parte, el secretario general adjunto para Asuntos Humanitarios, Mark Lowcock, teme que la región se acerque a un momento crítico, cuyas consecuencias podrían alcanzar a países vecinos e incluso más allá. “Se avecina una tragedia evitable”, destacó.

Lowcock cifró en más de siete millones el número de personas que sufren hambre aguda y recordó que si le añadimos el enorme aumento de desplazados internos se alcanza un total de “más de trece millones de personas que necesitan asistencia de emergencia para sobrevivir. Cinco millones de los cuales son niños”.

Ante la pregunta de qué se debe hacer para mejorar la situación a largo plazo, Lowcock explicó que se necesita actuar en el área de seguridad “para proteger, apoyar y ganar el apoyo de las comunidades locales”, además de una fuerte inversión de la comunidad internacional y las autoridades nacionales en servicios básicos como educación, salud, agua potable, saneamiento y planificación.

“Y necesitamos adaptarnos a las exigencias del cambio climático y el crecimiento demográfico continuando la mejora de la productividad agrícola, adoptando la planificación urbana e invirtiendo en economías sostenibles que tengan en cuenta el impacto del cambio climático”, destacó.

Lowcock recordó que desde el año 2010 el Fondo Central para la Acción en Casos de Emergencia ha aportado casi 392 millones de dólares para ayudar a las personas más necesitadas en estos tres países, y que los 568 millones proporcionados por los donantes durante este año en respuesta a los llamamientos humanitarios sirvieron para vacunar a millones de niños y tratar a millones de bebés desnutridos.

“Hemos proporcionado dinero en efectivo, alimentos, refugio y agua a familias indigentes. Y hemos ayudado a educar a miles de niños que no asisten a la escuela”, añadió.

 

 

 

 

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