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Estados Unidos mantiene la presión para mantener a raya a los migrantes centroamericanos

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FOTO DE ARCHIVO: Hondureños que participan de una nueva caravana de migrantes que se dirige a Estados Unidos se reúnen frente a policías que bloquean la carretera en Vado Hondo, Guatemala. 18 de enero de 2021. REUTERS/Luis Echeverría

CIUDAD HIDALGO, México 12 feb (Reuters) – En los días previos a la toma de posesión del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, soldados mexicanos que patrullaban las orillas del extenso río Suchiate encontraron pocos migrantes entre el flujo comercial que cruzaba por el agua desde Guatemala.

La explicación más probable estaba a cientos de kilómetros donde fuerzas de seguridad guatemaltecas hicieron retroceder con porras a una de las mayores caravanas de migrantes con destino a Estados Unidos jamás reunidas, según un fotógrafo de Reuters y otros testigos.

“Tenemos miedo”, dijo vía telefónica Rosa Álvarez, una migrante hondureña a un reportero mientras huía junto con un extenso grupo de personas hacia puntos ciegos entre las montañas con dos niños pequeños a cuestas.

La operación fue parte de un esfuerzo liderado por Estados Unidos, que se aceleró durante el gobierno del expresidente Donald Trump para presionar al mexicano y luego a los centroamericanos para detener la migración antes de llegar a la frontera con Estados Unidos.

Bajo la administración de Biden, es probable que continúe la misma estrategia general, al menos en el corto plazo, según seis fuentes estadounidenses y mexicanas con conocimiento de conversaciones diplomáticas.

Biden ha revocado gradualmente muchas políticas migratorias de la era Trump. Sin embargo, el nuevo gobierno ha alentado a México y Guatemala a mantener el control fronterizo en sus países para frenar la migración hacia el norte, según dos funcionarios mexicanos y un funcionario estadounidense, que hablaron bajo condición de anonimato.

Diplomáticos y expertos en temas migratorios dijeron a Reuters que sería políticamente conveniente para el gobierno de Biden evitar que los solicitantes de asilo y otros migrantes lleguen en masa a la frontera sur del país, especialmente cuando México y Estados Unidos están fuertemente afectados por el coronavirus y buscando contener su propagación.

También dijeron que cualquier prisa en el tema de la frontera podría dar a los opositores de Biden munición para hundir el resto de su agenda migratoria, que incluye abrir la puerta a inmigrantes que ya están en Estados Unidos para alcanzar la ciudadanía y reducir la espera de los solicitantes de asilo.

Sin embargo, la administración de Biden no ha respaldado específicamente la acción militarizada para contener la migración y ha prometido tratar a los migrantes con dignidad.

“Quieren que los países involucrados tengan apropiados controles fronterizos”, dijo un exfuncionario estadounidense familiarizado con el asunto, quien también habló bajo condición de anonimato. “Esto no significa que retengan a todo el mundo y hagan retroceder a los migrantes. Ese no es el objetivo aquí”, agregó.

Un portavoz de la Casa Blanca no quiso hacer comentarios en referencia a recientes declaraciones públicas de Roberta Jacobson, asistente especial del presidente para temas de la frontera suroeste.

Jacobson dijo a periodistas que la administración de Biden no había hablado con México sobre cómo despliega sus fuerzas de seguridad en su territorio.

Sin embargo, agregó que tanto diplomáticos de ambos países como Biden y el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, conversaron sobre la necesidad de trabajar conjuntamente en la gestión de la migración y destacó la importancia de abordar las causas fundamentales como pobreza y corrupción.

Otros dos funcionarios del gobierno, incluido Juan González, el principal asesor del presidente sobre política latinoamericana, subrayaron el reciente apoyo de Estados Unidos para la aplicación de la ley de inmigración en el sur de la frontera estadounidense.

“Tengo que reconocer el trabajo que ha hecho el presidente (guatemalteco) Alejandro Giammattei al manejar el flujo migratorio cuando las caravanas comenzaron”, dijo González al sitio de investigación salvadoreño en internet El Faro, después de la represión de enero.

El gobierno mexicano ha informado a la nueva administración estadounidense que tiene la intención de mantener las actuales medidas de control migratorio porque es de interés soberano de México asegurar sus propias fronteras, dijo un funcionario mexicano de alto nivel que habló bajo condición de anonimato.

Biden ya se enfrenta la presión de destacados legisladores republicanos que acusan a su gobierno de socavar la aplicación de las leyes de inmigración.

La nueva administración ha “esbozado una propuesta masiva de amnistía generalizada que debilitaría la aplicación de las leyes estadounidenses y crearía al mismo tiempo nuevos y enormes incentivos para que la gente se apresure a venir ilegalmente”, dijo el líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, de Kentucky, tras el primer día de Biden en el cargo.

Funcionarios de Biden han rogado repetidamente a los solicitantes de asilo que no emigren ahora, subrayando que el gobierno necesita tiempo para promulgar cambios en materia de migración.

En tanto, defensores de derechos humanos afirman que apoyarse en México y Centroamérica para detener la migración masiva viola el derecho de las personas a solicitar asilo. Además, les somete potencialmente a más violencia y abusos en sus viajes hacia el norte, dicen.

“Hemos visto una y otra vez que los enfoques militarizados realmente no impiden que la gente salga”, dijo Daniella Burgi-Palomino, codirectora del Grupo de Trabajo de América Latina, una organización dedicada a influir en la política estadounidense.

CONTENCIÓN REGIONAL

Cerca de 8,000 migrantes, incluidos mujeres y niños, salieron en una nueva caravana en enero poco antes de que Biden tomara posesión, buscando que al llegar a Estados Unidos él estuviera a cargo.

La administración de Trump prácticamente había cerrado la frontera sur de Estados Unidos y obligado a solicitantes de asilo a esperar durante meses en México. También había empujado a los gobiernos mexicano y centroamericanos, en gran parte mediante amenazas, a enfrentarse a las caravanas de migrantes.

Por ejemplo, en 2019, México desplegó 20,000 efectivos de la Guardia Nacional y militares para vigilar sus fronteras, ante amenazas de Trump de imponer aranceles a productos mexicanos si el país no colaboraba.

El Salvador, Guatemala, Honduras y México, incluso, coordinaron una estrategia de contención regional antes de la caravana de enero, dijo a Reuters Alonso Borrego, director para América Latina y el Caribe de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) de México.

Después de una reunión el 11 de enero entre los países, Guatemala decretó poderes de emergencia en casi un tercio de sus estados y desplegó cerca de 4,000 efectivos entre soldados, policías y personal de la fuerza aérea.

A medida que se acercaba la toma de posesión de Biden, los rumores de que se estaba formando un gran grupo de migrantes en Honduras, México reforzó su presencia militar en su propia frontera sur y envió autobuses a Guatemala para ayudar en el retorno de los miembros de la caravana.

La represión de mediados de enero dio un respiro a las tropas mexicanas en el río Suchiate pero también inspiró miedo entre los migrantes.

La migrante hondureña Álvarez y su familia pasaron días en las montañas de Guatemala tratando de llegar a la frontera con México. Cuando Reuters habló con ella dijo que no tenían dinero ni comida. “No sé qué les pasó a los demás”, dijo entonces.

En el enfrentamiento de mediados de enero en Guatemala, el fotógrafo de Reuters y otros testigos vieron cómo un muro de fuerzas de seguridad enfrentaban a cientos de migrantes, golpeando a algunos y rociando gases lacrimógenos.

Algunos migrantes lanzaron piedras. Autoridades de inmigración guatemaltecas reportaron un número indeterminado de heridos.

El ombudsman de derechos humanos del país centroamericano, Jordan Rodas, dijo que “fue indignante ver las escenas de cómo los militares recibieron brutalmente a nuestros hermanos y hermanas hondureños”.

Expertos en migración y personas familiarizadas con los puntos de vista del gobierno de Biden dijeron que Washington podría intentar en el futuro ejercer más supervisión sobre autoridades mexicanas y centroamericanas que han desplegado los fuertes operativos fronterizos.

Los defensores de un mayor control migratorio en Estados Unidos consideran que sería un error retirar la presión implementada durante el mandato de Trump.

“No está claro qué tan eficaces sean en la contención Guatemala y México, especialmente si el número de migrantes aumenta y si Biden no los presiona para hacerlo”, dijo Jessica Vaughan, directora de políticas del Centro de Estudios de Inmigración, que favorece niveles más bajos de inmigración.