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Evo Morales va por el cuarto mandato en su votación más compleja

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¿Puede perder la elección un hombre que presidió el país que más creció en América Latina en los últimos cinco años y que en 14 años redujo casi a la mitad los niveles de pobreza? La respuesta es afirmativa o negativa, según quién la responda.

Lo cierto es que luego de consagrarse en el poder en Bolivia con tres triunfos electorales en primera vuelta desde 2005, Evo Morales, de 59 años, no tiene hoy asegurada su victoria en la primera ronda del 20 de octubre y corre el riesgo cierto de una derrota en un eventual segundo turno, el 15 de diciembre.

“¿Por qué cinco años más?”, se preguntó Evo en el lanzamiento de campaña ante miles de simpatizantes reunidos hace una semana en Chimoré, Cochabamba. “Para terminar las grandes obras. Nos sentimos con fuerzas. Cinco años más para garantizar esta liberación para toda la vida”, dijo.

Lo más paradójico es que las encuestas preelectorales le asignan al presidente un 34% de apoyo (aún lejos del 40% necesario para evitar una segunda vuelta), seguido por el exmandatario izquierdista Carlos Mesa (2003-2005), con el 28% y, más atrás, otros siete candidatos. Pero los mismos sondeos revelan que casi la mitad de los bolivianos (49,3%) califican como “buena” o “muy buena” la gestión presidencial. O sea que un porcentaje importante aplaude al gobierno, pero considera que ya fue suficiente de Evo.

Los líderes del Movimiento al Socialismo (MAS) y sus críticos leen de diferente forma esta brecha.

“Hay que analizar los sondeos mirando el número de indecisos. Que en todas las elecciones rondó entre el 25% y 30%. Mucha gente decide su voto en el momento. Por eso lo que yo observo es el amplio respaldo a la gestión, aunque muchos todavía no hayan decidido su voto”, dijo en diálogo con LA NACION la presidenta de la Cámara de Senadores, la oficialista Adriana Salvatierra.

La senadora destacó también con optimismo que la oposición prácticamente no habla de la situación económica de un país que no para de crecer desde hace varios años y goza de una envidiable estabilidad.

“No hay que olvidar que en 2005 nuestro país tenía un PBI de 9000 millones de dólares y un 60% de pobres. Evo transformó esos índices a un PBI de 37.000 millones de dólares y logró reducir la pobreza al 35%. Así, por quinto año consecutivo Bolivia es la economía que más crece en América Latina, y eso se hizo con soberanía y recuperando las empresas estratégicas y los recursos naturales. Por eso, no hay nadie en la oposición que plantee una administración económica diferente”, agregó Salvatierra.

Otros analistas, sin embargo, no coinciden en que los votantes terminarán decidiendo con el bolsillo. “Si únicamente la situación económica fuera lo que manda, Evo habría ganado el referéndum por la reelección de febrero de 2016. Pero el 51% dijo que no, que ya fue suficiente. El votante valora también libertades ciudadanas que ve en riesgo, quiere transparencia en la gestión. Y el presidente ya no es confiable para el mantenimiento de la democracia”, dijo a LA NACION el analista político Carlos Cordero.

Una encuesta reciente de la consultora Tal Cual reveló que el 34% de los votantes considera negativa la insistencia del presidente en su reelección (que finalmente logró que sea aprobada como su “derecho humano” de ciudadano) y la corrupción de sus allegados (24%).

“Evo perdió muchos votantes de izquierda”, afirmó Cordero. “Y aquí hay un dato sociológico importante. El censo de 2012 mostró que el 70% de la población vive en centros urbanos y el 58% se considera mestiza, o sea, hay que acabar con el mito de una mayoría indígena. Y así como fue la clase media la que se enamoró de Evo y del vice Álvaro García Linera y les dieron los triunfos, ahora se siente desilusionada. Y para la clase media los ‘valores democráticos’ son importantes a la hora de votar”, agregó el analista político.

Entre los “valores democráticos” a los que el oficialismo no es muy afecto también está la alternancia en el poder. Pero la senadora Salvatierra defendió esa situación. “Para nosotros, el proyecto político tiene mayor preponderancia que la alternancia. No creemos que el proyecto sea independiente de un liderazgo. Lo vimos con Luiz Lula da Silva en Brasil y con Rafael Correa en Ecuador”.

Para Daniel Valverde, director del Observatorio Político, las mayores esperanzas de triunfo del oficialismo se basan en la falta de propuestas y dispersión de la oposición. “Los otros ocho candidatos no lograron armar una propuesta alternativa. Solo se abocaron a las denuncias contra el gobierno y las peleas entre ellos por el liderazgo. Por eso el oficialismo necesita alcanzar el 40% de los votos para imponerse en primera ronda. En una segunda vuelta, donde la oposición se va a ver obligada a aglutinarse detrás de un candidato, el escenario puede ser muy negativo para Evo”, señaló.

Fuente: Yahoo noticias