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Fonoteca Nacional revive las sesiones de escucha nacidas en el siglo XIX

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Oaxaca, el estado donde más se realizan estas actividades

Por Juan Carlos Castellanos C.

México, 16 Jun (Notimex).- El investigador, ensayista y editor Pável Granados evocó que “durante el siglo XIX, las familias mexicanas se sentaban a escuchar poesía en voz alta, combinada a veces con música del piano que alguien tocaba o algún conjunto familiar. Ya en la segunda década del siglo XX, las reuniones para escuchar eran alrededor de la radio”.

El actual director de la Fonoteca Nacional subrayó, entrevistado por Notimex, que poco a poco se fueron haciendo reuniones especializadas. Sobre todo, coleccionistas de música de concierto adoptaron la costumbre de sentarse en casa de alguien a escuchar y comentar; actualmente esa costumbre está más arraigada en algunos países de Sudamérica.

“Desde que existe la Fonoteca Nacional (abierta al público el 10 de diciembre de 2008), nuestra tarea ha sido constituir sesiones para fortalecer la cultura de escucha en México, un esfuerzo para crear una costumbre que considerábamos casi nula en los últimos años, revivir la costumbre de reunir coleccionistas y público en tono a un documento sonoro”, destacó.

Para Granados es grato saber que en Oaxaca hoy en día se hacen reuniones de jóvenes para escuchar música de discos de vinil, con la consigna de no hablar mientras se muestra un audio, “mostrando una especie de respeto religioso a las voces grabadas que se escuchan”.

Esas reuniones, agregó el también escritor y ensayista, son cada vez más frecuentes no solo en territorio oaxaqueño sino en otras entidades del país. “Mucha gente no sabía qué hacer mientras escucha un disco: había quien se ponía a ver su celular, otras personas leían y algunas más platicaban. Por fortuna, poco a poco se ha aprendido a escuchar los registros sonoros”.

Lo mejor de todo, abundó el funcionario cultural, es que el público ha aprendido, tras una sesión, a distinguir lo oído y comentarlo. “No es lo mismo escuchar el sonido de un disco de 78 revoluciones, un disco de corte directo, una cinta de carrete abierto o de un LP (“long play”), pues cada soporte tiene condiciones sonoras distintas”, detalló.

Pável Granados precisó que aprender a escuchar e identificar esas diferencias es algo nuevo y enfatizó que “muy recientemente, la población se ha acercado al sonido gracias a que en la Fonoteca Nacional se tienen los soportes originales”, algo que permite al público, y no solo a los especialistas, a cultivar lo que llamó “la cultura de la escucha”.

El ensayista destacó, igualmente, las sesiones de escucha dedicadas a la importancia que algunos exiliados españoles tuvieron en la música mexicana en cuatro reuniones mensuales, gratuitas y abiertas a todo público, organizadas bajo la coordinación de Edmundo Camacho, experto de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

La primera sesión estuvo dedicada a la influencia española en el quehacer musical del compositor Silvestre Revueltas. Con la llegada de refugiados españoles hace 80 años, a consecuencia de la Guerra Civil Española, México se vio enriquecido en varias disciplinas artísticas, entre ellas la música, según información oficial del encuentro.