Inicio Análisis político Alejandro López Munguía Fueron felices… Los Rolandistas.

Fueron felices… Los Rolandistas.

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Eran felices… los Rolandistas.

 

El día que Rolando Zapata Bello fue designado el candidato a Gobernador, los “rolandistas” celebraron a todo pulmón. Hubo fiesta, enorme fiesta, vieron cristalizados sus sueños. La historia relata los pasajes más felices de su vida.

 

La mayoría veíamos con tranquilidad la posibilidad de que nos gobernara un priísta con el perfil de Rolando. En ese momento, el hombre parecía ser un elemento inspirador. Hombre venido de abajo, sereno, responsable, padre de familia, militante activo, era el priísta perfecto, el más parecido a Don Víctor Cervera Pacheco por su gran amor al estado y sensible a las necesidades del pueblo.

 

Que Rolando fuera Gobernador se veía bien, de hecho, representaba a una generación de políticos jóvenes pero maduros, que estaba preparada para darle a Yucatán la consolidación de un proyecto de gobierno que generara prosperidad, afirmara derechos y fortaleciera las instituciones.

 

Nadie se imaginaba en ese lejano 2012, que Rolando echaría todo a la borda. Nadie imaginaba que sería el verdugo del PRI y que con él, el tricolor se hundiría en el más alto desprestigio de su historia.

 

Como Gobernador, Rolando tuvo siempre el apoyo del presidente de la república, Enrique Peña Nieto. Recibió un apoyo invaluable que ya hubieran querido tener otros gobernadores. Durante su gestión (2012 – 2018), la administración de Rolando operó cerca de 250 mil millones de pesos, y la pregunta es ¿qué se hizo con ese dinero?. En seis años de gobierno, dispuso de ese enorme monto para generar tan pocos beneficios.

 

Su gobierno se tornó duro. De tajo se alejó de la población. Inició despidiendo a cerca de 2,500 trabajadores de extracción priísta, ¿por qué razón?, simple, porque todos esos priístas no pertenecían a su grupo de “Rolandistas”.

 

También suspendió los apoyos a los ciudadanos que acudían al área de atención ciudadana. Dejaron de apoyarse a las madres de familia con niños con discapacidad, dejó de ayudarse a las familias de escasos recursos que acudían por apoyo en medicinas, atención médica y de vivienda. De repente, todas las personas que acudían por ayuda al palacio de gobierno se toparon con la lejanía del gobierno.

 

Los empresarios empezaron a sentir el yugo de una administración que no los veía como aliados sino como “ponedores”. Muchos empresarios fueron extorsionados y condicionados en sus pagos por servicios prestados. El descontento empezó a generar desconfianza y molestia.

 

Hablar con el Gobernador era imposible. Nadie podía platicar con él, absolutamente nadie. Y cuando alguien lo lograba, “lo bateaba”, y se lo pasaba a su Jefe del Despacho, el famoso “Vadillo”. Nada caminaba. Nada que estuviera fuera de la esfera de sus intereses.

 

El PRI se convirtió en la caja de resonancia del palacio de gobierno. Hubo censura en medios y hubo autoritarismo; hubo amenazas, hubo chantaje, hubo manipulación, hubo mentiras. Desapareció el respeto y se pasó al “borreguismo” extremo. A la pregunta ¿por qué?, se impuso la respuesta “porque lo ordena el Gobernador”.

Y es que, en mucho, el Gobernador dejó de dar las órdenes y en su nombre las daban los del primer círculo.

 

5 personajes manejaron el gobierno desde sus trincheras. Caballero, Vadillo, Asaf, Gabriel y Nevarez.

 

En el 2015 la historia empezó a cambiar. El canibalismo que imperaba consumió a Nerio Torers Arcila. El candidato a la alcaldía de Mérida por segunda ocasión fue conducido hasta la derrota, con fines de extinción. Hubo más sacrificios. En Progreso, operaron para hacer perder a Jessica Saiden; en Valladolid hicieron todo para entregar la plaza a Morena y quedar bien con AMLO. Se perdieron importantes espacios electorales.

 

Las candidaturas a diputados fueron designados bajo la voluntad del Gobernador. La candidata a diputada por el IV distrito al ser entrevistada soltó la maravilloso respuesta “le agradezco al Señor Gobernador la confianza que depositó en mi, para ser candidata”. Ni las formas respetaban.

 

Aparentemente el gobierno de Rolando Zapata arrojaba buenos resultados. Era calificado por una encuestadora privada como el número uno a nivel nacional y eso servía para que dentro del primer círculo se regocijaran. El PRI como jilguero divulgaba esto con la intención que todos aceptaran que el Gobernador hacía todo bien, tanto en lo administrativo, como en lo político.

 

Pero el gobierno de Rolando estaba bien calificado. Sus principales sellos eran la corrupción, la insensibilidad, la cerrazón, el autoritarismo, la traición, la negligencia y la torpeza política.

 

Eran felices. Sí, lo eran. Los “Rolandistas” pensaban que todo seguiría igual. Por eso cuando el Gobernador impuso a Mauricio Sahui Rivero como candidato a Gobernador en el 2018, de inmediato lo abordaron y se lo comieron.

 

Y mientras en el primer círculo se enriquecían bajo el amparo del poder público, la pobreza en Yucatán se incrementaba. La desigualdad social en la entidad es enorme.

 

Rolando dispuso de un presupuesto tan basto, que ya hubiera querido Don Víctor Cervera Pacheco tenerlo a disposición.

 

Rolando terminó por entregar el estado en manos del PAN. En video hemos explicado una parte de la “Entrega del Poder”. ¿Por qué lo hizo?, esa es la siguiente pregunta que habremos de responder en próximo análisis.

 

Por lo pronto, habremos de recordar lo felices que eran los “Rolandistas”, cuando ostentaron el poder político en Yucatán sin que nadie les pusiera límites. En ese gabinete abundó la soberbia, la petulancia, la ingratitud, la malda política. La historia se nutre con la  de miles de priístas que a lo largo y ancho de Yucatán, tienen en la memoria los recuerdos bien “frescos”.

 

¿Cómo pudo Rolando pasar de ser el “bienamado” a ser el más repudiado?.