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Guterres y Bachelet llaman a los gobiernos a escuchar las demandas de cambio de sus ciudadanos

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La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y el Secretario General de la ONU pidieron a los países este viernes que fortalezcan la participación ciudadana de manera significativa y efectiva para construir una buena gobernanza, capaz de superar desafíos como el COVID-19 y el cambio climático.

“Sólo la gobernanza más hábil, a nivel nacional y multilateral, puede tener éxito en abordar los desafíos que el mundo y todas las naciones enfrentan ahora. Proteger y respetar el derecho a la participación es una obligación legal de todos los Estados miembros, pero también es un activo importante de los gobiernos, aunque no siempre se reconozca como tal”, aseguró Michelle Bachelet durante un evento sobre derechos humanos y participación celebrado en el marco de la 75ª sesión de la Asamblea General de la ONU.

Bachelet expresó que la participación no puede ser meramente formal o simbólica sino que debe tener un impacto real en las decisiones y ser oportuna y sostenida.

“Y, de manera crucial, la participación debe ser inclusiva, extendiéndose especialmente a los grupos marginados y vulnerables”, aseveró.

António Guterres, por su parte, dijo durante el evento que la clave para revitalizar y reinventar la gobernanza radica en la participación verdaderamente significativa de las personas y la sociedad civil en las decisiones que afectan sus vidas.

“El descontento que vemos hoy refleja impaciencia con el statu quo, así como un fuerte deseo de contribuir a un cambio positivo. La participación en los asuntos públicos es un derecho humano fundamental y una herramienta infrautilizada para mejorar la formulación de políticas”, recalcó.

De acuerdo con el titular de la ONU, la participación profundiza la comprensión de los problemas y ayuda a identificar mejores soluciones; garantiza que se escuchen las preocupaciones reduciendo la tensión social y previniendo la violencia; conduce a un mayor sentido de propiedad, lo que permite una implementación efectiva; y puede ser la diferencia entre el progreso y el desorden.

Un derecho amenazado

Guterres advirtió que, sin embargo, en muchos lugares del mundo se niega la participación y se aplasta el espacio cívico.

“Un retroceso global de los derechos humanos ha puesto la participación en su punto de mira. Vemos leyes represivas y restricciones al trabajo de periodistas y defensores de los derechos humanos, especialmente mujeres, que a menudo terminan en asesinato o cárcel por cargos falsos”, alertó.

Agregó que los gobiernos, que a menudo operan bajo definiciones demasiado amplias de terrorismo, abusan de las nuevas tecnologías para restringir las libertades básicas de los medios de comunicación y los grupos de la sociedad civil.

“A medida que el espacio cívico se reduce, también lo hacen los derechos humanos. La pandemia en sí misma ha visto medidas que atentan contra la capacidad de la sociedad civil para realizar su trabajo vital”, apuntó.

Michelle Bachelet añadió que cuando se impide que las personas participen en la toma de decisiones que las afectan, las consecuencias para la gobernanza pueden ser graves.

“En todas las regiones, vemos a los pueblos indígenas y las minorías étnicas y religiosas marginadas, excluidas de las decisiones sobre la economía, sobre la prestación de servicios vitales a los que tienen derecho y sobre los sistemas de justicia y policía. Esto los encierra en ciclos generacionales de servicios deficientes, trabajos de mala calidad, sistemas de justicia inadecuados y una vigilancia policial represiva y punitiva, que genera agravios cada vez más profundos y daña a toda la sociedad”, explicó.

También advirtió que cuando la participación de los jóvenes, en persona o en línea, no se reconoce y se traduce en decisiones políticas que abordan el desempleo juvenil, en algunos casos del 30% o más, se profundizan las fracturas más amplias en las esferas social, económica y política de un país.

“Y cuando se excluye a las mujeres y las niñas de participar de manera significativa en la política nacional, las salas de juntas de las empresas, el liderazgo comunitario o cualquier otra forma de toma de decisiones sobre la sociedad, vemos sufrir a las economías, el desarrollo y la paz”, dijo.

El pedido a los gobiernos

La Alta Comisionada expresó que fortalecer la participación es una preocupación de profunda urgencia mundial ya que el mundo se encuentra en una encrucijada de gobernanza.

“La pandemia ha concentrado, expuesto y alimentado las desigualdades que resultan de la débil gobernanza del desarrollo, el cambio climático y la paz y la seguridad. El continuo aumento de los movimientos de protesta en todo el mundo refleja estas crisis socioeconómicas y políticas, y las oportunidades previas inadecuadas para la participación. Ningún gobierno puede darse el lujo de ignorar estas poderosas demandas de cambio”, enfatizó.

António Guterres informó que se ha finalizado una capacitación en las Naciones Unidas para que sus funcionarios orienten a los países en estas cuestiones y así puedan cultivar y aprovechar el conocimiento, la creatividad y la diversidad de sus comunidades.

“Debemos ser conscientes de que las decisiones de hoy pueden tener un impacto durante décadas. Es por eso por lo que debemos encontrar formas de permitir que las generaciones futuras estén representadas en la toma de decisiones, tanto a nivel nacional como internacional”, concluyó el Secretario General.

 

 

 

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