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Hacienda Chinameca, la última batalla del Caudillo del Sur

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Por Mariángel Calderón

Chinameca, Mor.  30 Mar (Notimex).- El temblor de septiembre de 2017 dejó sentidos los huesos de esta y otras haciendas del estado, pero ante el anuncio del presidente Andrés Manuel López Obrador de declarar este año como el de Zapata, los trabajadores echan mezcla y trepados en andamios porque pretenden dejar los recintos listos antes de que inicie el mes de abril.

Para Gustavo Palma, trabajador del Museo del Agrarismo Ex Hacienda de Chinameca, lo más importante de este lugar es el portón de entrada, las piedras con las que está construído aún conservan los numerosos boquetes que dejaron las carabinas 30-30 y mosquetones Mauser el 10 de abril de 1919, el día que asesinaron a Emiliano Zapata.

Una estatua dorada del general montado en su caballo mirando el horizonte da cuenta del lugar en que el caudillo suriano cayó asesinado por órdenes del general Guajardo, el caballo tiene las patas delanteras en alto, lo que significa un asesinato a traición, comentó en entrevista con Notimex.

La hacienda, que tiene alrededor de 200 años de antigüedad, era propiedad de Vicente Alonso Bravo, un español dueño de otras dos haciendas azucareras y tres cuarteles federales y que ya tenían la orden de enfrentarse con las tropas de Zapata hasta darles muerte.

El general Guajardo, llegó al lugar por encomienda de Venustiano Carranza para hacerse de la amistad de Zapata para luego traicionarlo, así que envió en ese entonces diez carabinas a la piedra encimada, un cerro que está justo frente a la hacienda y que los revolucionarios de Zapata utilizaban como mirador.

Luego, Guajardo le regaló al general un caballo, “el as de oro”, como muestra de su buena voluntad para luego invitar a Zapata a una comida en su honor y según entregar más armamento.

Zapata, al llegar al arco solo venía acompañado de unos diez campesinos que eran su escolta, al abrir el portón de madera lo recibieron con honores que en realidad eran la llamada de atención para que los francotiradores ubicados en la parte alta de la hacienda le dispararan a matar.

Solo alcanzó a llegar a la mitad de la hacienda, cuando se dio cuenta de que se trataba de una emboscada intentó escapar, pero antes de llegar al arco le cerraron el portal y cayó muerto a la mitad de la puerta.

Las leyendas en torno a Zapata fueron muchas y una que persiste a lo largo de los años es que el general ya sabía que aquella invitación de Guajardo era una emboscada, por lo que mandó en su lugar a su compadre, que era idéntico al general que toda su vida fue un caballerango y que al tratar de ensillar un caballo se quedó sin una parte del dedo meñique.

Las historias cuentan que el día que según murió Zapata, las familias que vivían en la hacienda acudieron a mirar el cuerpo, “el semblante de esas personas no era de tristeza, era de alegría, a pesar de que ese cuerpo estaba irreconocible por tanto impacto de bala pudieron ver que la persona muerta tenía los dedos completos y no tenía la verruga que tenía Emiliano Zapata, por eso existe el mito de que no era Emiliano el que murió en esta hacienda, sino que era su compadre”.

Otra de las leyendas que aún se cuentan, es que el Caudillo del Sur tenía un compadre que vivía en Arabia, y que luego de que logrará devolver las tierras a los campesinos se iría a vivir allá, “Zapata no tenía suficiente estudio pero sí tenía muchas agallas para defender a los pobres, a los campesinos”.