La situación financiera de los municipios en Yucatán es delicada y en muchos casos, de alarma. Desde municipios pequeños hasta los grandes, se registran desfalcos financieros y desvíos de recursos, sin que exista castigo alguno.
En casi todos los casos, los alcaldes entrantes, “apechugan” la situación, en otros, se han registrado casos de protesta y que han terminado con denuncias penales en los juzgados.
Es un hecho que el enriquecimiento ilícito de varios alcaldes está a la vista y nadie hace nada.
Por todos los rincones de la entidad, los alcaldes entrantes cargan con la pena de no poder hacer nada. El alcalde de Maxcanú por ejemplo, declaró hace unas semanas que fincaría responsabilidades a su antecesor por desvío de recursos.
En Mérida, el alcalde saliente Renán Barrera hizo lo mismo y hoy, la administración actual padece de liquidez financiera. Renán Barrera fue denunciado ante la Auditoría Superior de la Federación, dependiente de la Cámara de Diputados, por desvío de recursos públicos por la Asociación Civil Acciones Líderes.
En muchos casos los alcaldes lamentan que al presentar su queja ante autoridades estatales o federales les responden “aguanta vara, no hagas nada”. La pregunta es ¿por qué éstas respuestas?.
En todos lados se habla de la corrupción y se condena, pero al final o paralelamente se permite y se encubre.
En Yucatán pasa, pero también en otras entidades, como el caso de Cuernavaca, Morelos, donde del nuevo presidente municipal, Cuauhtémoc Blanco, ex futbolista profesional, demandó a los tres ex alcaldes por desvíos de los recursos públicos. Uno de ellos es acusado de embolsarse 150 millones de pesos.
El doble discurso ayuda a darle a la corrupción una impunidad rampante que daña a México severamente.
La corrupción alcanza a todos los municipios de Yucatán y de México. Seguro habrá alguno que sea la excepción, en todo caso “una golondrina no hace verano”.
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