La iniciativa del Presidente de la República para reformar la Ley de la Industria Eléctrica obligaría a las y los mexicanos a consumir energía cara y sucia, pondría un freno más al desarrollo de las energías limpias y desincentivaría la inversión en el país.
En una sola palabra, la iniciativa preferente del Ejecutivo Federal es un fraude que pinta de cuerpo entero al Gobierno Federal: en medio de la más grave crisis económica, desincentiva la inversión; y en medio de una emergencia climática global, pone a México en el lado incorrecto de la historia al bloquear las energías limpias.
La propuesta que reforma el artículo 3 de la Ley de la Industria Eléctrica es:
Anticompetitiva. Eleva a rango legal disposiciones anticompetitivas que restauran el monopolio de la CFE en la generación de energía, pese a ser más ineficiente y cara.
Antiambientalista. Da prioridad en el despacho de energía a las plantas de la CFE, que son más contaminantes, y relega las inversiones de energías limpias, a las que considera “una perversa maquinación”.
Ahuyentará inversiones productivas. Al revocar los permisos de autoconsumo, por considerarlos un “fraude a la ley”, se afectará a empresas que se han asociado para generar y consumir su propia electricidad. Dichas empresas generan miles de empleos en el país y se correría el riesgo de que retiraran su inversión.
Regresiva. Viola autonomía de la Comisión Reguladora de Energía y amplía discrecionalidad de Secretaría de Energía.
La iniciativa turnada a la Cámara de Diputados, donde el grupo mayoritario de Morena y sus aliados podrían aprobarla sin previo análisis y amplio debate, tendrá un costo a corto plazo, porque golpearía la economía de las familias mexicanas con energía cara y sucia; a mediano plazo, porque el país perdería inversión extranjera que genera miles de empleos; y a largo plazo, porque significaría un retroceso en la creación de energías baratas y limpias frente al cambio climático.
Esta iniciativa busca elevar a rango legal disposiciones anticompetitivas y monopólicas que han sido controvertidas por la COFECE ante la SCJN. Hacemos un llamado a que la Corte se pronuncie lo antes posible sobre este tema, para que el Poder Legislativo no avance en la aprobación de una reforma potencialmente inconstitucional y regresiva para el país.
Es cierto que México no se merece el pasado de aquella reforma energética que permitió pactos en lo oscurito y corrupción, pero tampoco se merece la restauración de un modelo energético de la prehistoria, como pretenden el Presidente de la República y Manuel Bartlett, director de la CFE: ineficiente, contaminante e igualmente corrompido.
México merece energías limpias, baratas y un sistema eléctrico moderno y competitivo.
Boletín de prensa
