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Irán amenaza con romper en 10 días el límite de sus reservas de uranio

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PARÍS.- En la pulseada que lo enfrenta a Washington, Irán anunció ayer que aumentará sus reservas de uranio enriquecido más allá del límite fijado por el acuerdo internacional sobre su programa nuclear. Hasta hoy, han sido totalmente infructuosos los esfuerzos desplegados por los europeos para preservar ese tratado firmado en Viena en 2015 por Irán con Alemania, Francia, Gran Bretaña, Rusia, China y Estados Unidos.

“La cuenta regresiva ha comenzado”. Con esas cinco palabras, Teherán advirtió que el 27 de junio dejará de respetar una de las cláusulas del acuerdo internacional sobre su programa nuclear, llamado “JCPOA”. A saber, la limitación de sus reservas de uranio escasamente enriquecido a 300 kilos. Eso, en respuesta a la administración de Donald Trump, que, tras haber denunciado unilateralmente ese acuerdo hace 13 meses, amenaza con aplicar duras sanciones a cualquiera que compre petróleo iraní. Para el jefe de la Casa Blanca, ese acuerdo -negociado por su antecesor, Barack Obama- es “uno de los peores jamás aprobados por Estados Unidos”.

Como resultado, las ventas del principal recurso del régimen de los ayatollahs cayeron de 2,6 millones de barriles por día, en abril de 2018, a menos de un millón, estas últimas semanas.

Cuando las relaciones con Estados Unidos y Arabia Saudita son extremadamente tensas debido al misterioso ataque de dos petroleros en el estrecho de Ormuz el jueves pasado que, según Washington, fue obra de Teherán, la Organización Iraní de Energía Atómica anunció ayer que había cuadruplicado sus capacidades de producción de uranio enriquecido, lo cual permitirá que dentro de diez días supere el límite fijado por el acuerdo. Tanto ese organismo como el presidente iraní, Hassan Rohani, estimaron, sin embargo, que aún queda tiempo para que los europeos consigan salvarlo.

Pero las esperanzas son escasas, aun cuando, después del retiro estadounidense, los demás participantes del acuerdo insistan en que, aun imperfecto, ese texto representa la mejor solución para impedir que Irán termine dotándose del arma nuclear.

Al principio, Irán también pareció decidido a respetar el pacto. Pero poco después comenzó a presionar a los demás signatarios. En mayo, Teherán dio 60 días a Europa para respetar una serie de condiciones que permitirían salvar el JCPOA. En caso contrario, no solo amenazó con dejar de respetar los límites de reservas de uranio enriquecido fijados en 2015, sino también con aumentar ese enriquecimiento del 3,65% actual a 20%, y reactivar la construcción de un reactor de agua pesada en la ciudad de Arak.

Pero hasta ahora los europeos no han conseguido convencer a sus propias empresas de comerciar o invertir en Irán como estipulaba el pacto, que preveía una reintegración de ese país en la economía mundial a cambio de un congelamiento de su controvertido programa nuclear. Las firmas occidentales no quieren asumir el riesgo de perder el mercado norteamericano. La amenaza proviene de una astucia de las leyes Helms-Burton y D’Amato-Kennedy, que permite aplicar el principio de extraterritorialidad para sancionar a las empresas de cualquier país que no se pliegan a las decisiones de la justicia norteamericana.

París, Londres y Berlín intentaron a comienzos de año evitar ese escollo, lanzando el mecanismo “Instex”. Pero ese sistema de trueque, destinado a ayudar a Irán a comercializar su petróleo, nunca consiguió concretizar ninguna transacción.

La semana pasada, después de una visita a Teherán, el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Heiko Mass, reconoció que el retiro de Estados Unidos del acuerdo consiguió anular la mayoría de los principales beneficios económicos obtenidos por Irán tras la firma del acuerdo en 2015.

“No haremos milagros, pero intentamos todo lo que está a nuestro alcance para evitar un fracaso”, declaró.

Ayer, Gran Bretaña anunció que observará si, efectivamente, “Irán deja de respetar las cláusulas del JCPOA”. Por su parte, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, reclamó “sanciones inmediatas” contra Teherán. Alemania exhortó a los iraníes a respetar los acuerdos, cuyo fin “no beneficiará a nadie”, mientras que el presidente francés, Emmanuel Macron, pidió a Irán “ser paciente y responsable”. La Casa Blanca, por su parte, apeló a “responder al chantaje nuclear del régimen con un aumento de la presión internacional”.

Por el momento y en plena guerra de gesticulación, todas las opciones continúan sobre la mesa.

Fuente: Yahoo noticias