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¿Y cómo es él?

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Fernando Gómez Mont es uno de los abogados penalistas más respetados y caros del país.
Es doctrinario y su apellido casi va en el logotipo blanquiazul

Luis Calderón Vega y Felipe Gómez Mont eran famosos por las fiestas
que armaban en los tiempos en que fundaron el PAN. Hoy, sus hijos
despachan en Presidencia y la Secretaría de Gobernación.

Antier,
domingo, al mediodía, cuando en la sede nacional panista Felipe
Calderón cerró la semana de homenajes a Juan Camilo Mouriño, Fernando
Gómez Mont estaba sentado en una butaca perdida entre el auditorio.
Veinte horas más tarde protestó el segundo cargo más importante del
gobierno federal.

Entró al Comité Ejecutivo Nacional del
PAN en sustitución de Javier Corral y aspiraba a una diputación federal
en 2009. Ahora es responsable de la conducción gubernamental de esa
elección.

Quienes lo han tenido enfrente lo ubican como un hombre
de mano dura y mecha corta, inteligente, amante de las formas y el
señorío del poder (que no eran parte del estilo Mouriño), que cumple
los acuerdos, con un perfil más cercano a los temas de seguridad y
justicia (Zedillo no lo hizo titular de PGR nada más porque no tenía la
edad constitucional), pero que sabe cómo operar políticamente desde el
Estado.

En el PAN pasa sin obstáculos: se le ve cerquísima
de Diego Fernández de Cevallos, y con ello revive a este grupo de
sabuesos del Derecho. Es uno de los abogados penalistas más respetados
y caros del país, que ha defendido hasta a los Salinas (el nuevo
salario de Bucareli le ha de parecer propina, comparado con lo que
ganaba en su despacho privado). Es doctrinario y su apellido casi va en
el logotipo blanquiazul.

En el PRI lo han recibido bien.
Le tienen respeto: buen rival, con palabra, que es lo que más se valora
en política. Le reconocen experiencia.

Igual los moderados
del PRD. No los lopezobradoristas, que lo identifican como uno de los
que armó el caso legal del desafuero contra AMLO.

El
Presidente no se salió de su línea de cambios en el gabinete: su
apuesta es por la lealtad y por sus amigos. El nuevo secretario es
cuate de la pareja Calderón-Zavala desde la Escuela Libre de Derecho.

Pero
el nombre fue una sorpresa. Se trajo a uno de afuera del círculo íntimo
conocido. Eso le puede pegar al gabinete la sacudida que necesita.
Sacar del pasmo en el que ya se habían instalado sus integrantes, con
sus filias y fobias.

Y dicen que lo puso ahí porque no es presidenciable. Pero eso ya lo dirá el tiempo.

SACIAMORBOS

Cuando
cayó el avión, el coordinador de asesores, lastimado porque acababa de
recibir la noticia de que muy probablemente venía a bordo su jefe,
espetaba en voz alta y desesperada al procurador: “¡Confírmalo!
¡Confírmalo!” Por más que marcaba y marcaba, el procurador no obtuvo
confirmación. No le contestaban “arriba”, como si no fuera lo que es.
De hecho, las investigaciones las ha llevado el secretario de
Comunicaciones.