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Jalar Parejo

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El intercambio de puntos de vista es un ejercicio útil para nutrir cualquier democracia. Escuchar distintas voces es necesario para llegar a acuerdos y encontrar soluciones a los problemas que afectan a diversos sectores de la sociedad. Ahora bien, el diálogo, la manifestación de posiciones y la interacción debe llevarse a cabo en un marco de respeto y responsabilidad.

Cuando no se cuidan las formas y se acude a la violencia, entonces deja de haber una dinámica favorable para el bienestar común y se cometen todo tipo de atropellos que merman la democracia. Pocas cosas son tan peligrosas como fomentar el odio entre pares mientras se habla de posturas ideológicas. La división basada en emociones negativas no puede traer resultados favorables consigo.

Aquel líder social o político que emplee su condición para promover actitudes como el rechazo, únicamente logra establecer un ambiente de hostilidad que no beneficia en nada al país. La intolerancia hacia quienes piensan distinto a nosotros es un absurdo, pues la pluralidad de ideas es una de las características de las democracias contemporáneas. Hemos avanzado mucho desde los inicios de nuestra nación en este rubro, como para dar pasos hacia atrás, la mentalidad retrógrada no debiera tener cabida en el siglo XXI.

Debemos aspirar a ser una sociedad organizada en la que cada uno de los ciudadanos ayude a construir el futuro que queremos y merecemos. La colaboración debe ser el pilar sobre el cual se funde el progreso en todos los ámbitos. Donde hay polarización, difícilmente habrá armonía. Es preciso hallar las coincidencias que nos unen para trabajar a partir de ellas hacia el bien común. El odio solo destruye mientras que la sana convivencia es indispensable para la elaboración de cualquier agenda social.

Pongamos de nuestra parte para evitar que ciertos males ya superados vuelvan al panorama actual. La animadversión es nociva para cualquier nación y suele acarrear consecuencias fatales. Reconozcamos el valor de cada uno de los ciudadanos que forman parte de México y coordinemos esfuerzos para caminar juntos con la convicción de ser mejores. Exhibamos esa gran solidaridad que nos caracteriza para dar solución a las asignaturas pendientes que nos aquejan. Seamos líderes que promuevan aquello que le hace bien a la comunidad, para combatir las voces que llaman a la fragmentación social.