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Jesús relación, no religión: el último día de Jesús en la tierra

Psicóloga Deya Álvarez.

De acuerdo con la Real Academia de la Lengua Española, la palabra religión, proviene del latín religio, -ōnis, y significa:

  1. f.Conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad, de sentimientos de veneración y temor hacia ella, de normas morales para la conducta individual ysocial y de prácticas rituales, principalmente la oración y el sacrificio para darle culto.
  2. f.Virtud que mueve a dar a Dios el culto debido.
  3. f.Profesión y observancia de la doctrina religiosa.
  4. f.Obligación de conciencia, cumplimiento de un deber. La religión del juramento.
  5. f.Orden (instituto religioso).

Religión católica

  1. f.Confesión cristiana regida por el papa de Roma.

Religión natural

  1. f.Religión descubierta por la sola razón y que funda las relaciones del hombre con la divinidad en la misma naturaleza de las cosas.

Religión reformada

  1. f.Instituto religioso en que se ha restablecido su primitiva disciplina.
  2. f.Protestantismo.

Entrar en religión alguien

  1. verb.Tomar el hábito en una orden o congregación religiosa.

En cuanto al protestantismo, reforma protestante o cristianismo evangélico como se conoce actualmente, es un movimiento encabezado por Martín Lutero, que evidenció las malas prácticas de Roma, y llevó a la gente al conocimiento verdadero de la biblia y el evangelio de Jesús, al imprimir miles de ellas con Juan Gutemberg (la biblia, fue el primer libro impreso), y distribuirlas a todo el pueblo con el fin de que abrieran los ojos y fueran libres al conocer la verdad de la cruz, no siendo sumisos a una religión o a seres humanos con fines distintos a los establecidos en el discurso oficial religioso. Jesús no vino por evangélicos, católicos, adventistas, mormones, vino por todo aquel, sin importar religión, que en Él crea, le invite a su corazón como único Señor y Salvador, y sea movido por el Espíritu Santo para un genuino arrepentimiento de sus pecados, y para que sus frutos sean manifestados en su vida, de adentro hacia afuera: amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fe, humildad y dominio propio. Dios ama al pecador pero aborrece el pecado, y a través de procesos, y de pasar tiempo en Su presencia, no de cultos, ceremonias, ritos, hábitos, idolatrías o compra de indulgencias, entre otras acciones religiosas, es como nuestras mentes son renovadas y nuestras vidas transformadas desde la raíz. Si tu amas más “tu religión” que a Jesucristo, y a la fe en Él, estás caminando en oscuridad. La verdadera luz se halla en una relación genuina, cercana, auténtica, sin poses, con Dios Padre, a través del Hijo, con la ayuda del Espíritu Santo. Cuando oramos, leemos la biblia, meditamos en sus principios y enseñanzas, las aplicamos en nuestras vidas, y vivimos en comunión con el Espíritu Santo, empezamos a experimentar en lo cotidiano, lo sobrenatural. La religión ata, encadena. Jesús, lo espiritual, hace libres, sana, salva, da vida eterna y vida en abundancia sobre esta tierra también.

Jesús, vino a derribar varios conjuntos de creencias falsas o dogmas acerca de la divinidad, enseñándonos que la verdadera religión es: “La religión pura y sin mácula delante de Dios y Padre es ésta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo” Santiago 1:27 (RVR1960).

Jesús nos enseñó que en vez de sentimientos de veneración lejanos, producto de rituales intrincados, y de un temor sinónimo de miedo a Dios, podíamos tener gracias a que Jesús rompió el velo con su sacrificio y resurrección en la cruz, una relación cercana con el Padre, y un temor santo más reverencial y de respeto que uno a la expectativa de castigo. Aunque Dios además de Amor, también es Justicia, Él no castiga, sino permite que las circunstancias nos disciplinen por amor, siendo lo que nos castiga en realidad, las consecuencias de nuestras propias decisiones realizadas con libre albedrío, pues Él nos permite decidir, siendo todo un caballero.

Jesús nos enseñó también que la oración, es muy distinta del rezo, ya que rezar implica la repetición memorística y ritualista de versículos y frases, pero sin conexión espiritual ni entendimiento profundo de las escrituras por revelación del Espíritu Santo. Orar, en cambio, lo que debemos hacer sin cesar, como se expresa en 1 Tesalonicenses 5:17, significa abrir el corazón, derramarlo con autenticidad ante Dios, acercarnos confiadamente como sus hijos e hijas ante el trono de Su gracia para hablarle, alabarle, agradecerle, y no sólo pedirle, aunque es válido, pero no lo principal. Bendecida es una persona que ora y agradece, no por lo que quiere sino por lo que ya tiene, y en ese sentido está preparado para recibir más.

Jesús, nos modeló una vida de santidad, amor, bondad, misericordia ante el que sufre. Jesús quitó pecados, no puso etiquetas, las destruyó en Su nombre, removiendo todo el pasado y enviándolo al fondo de un abismo, pues en Él nuevas criaturas somos. Jesús, permitió a través de la Fe en Él, ser llamados hijos e hijas de Dios, pues no todos lo son. Criaturas somos todos, pero hijos e hijas sólo como indica la escritura: “Pues ustedes no han recibido un espíritu de esclavitud para volver otra vez al temor, sino que han recibido un espíritu de adopción como hijos, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!” Romanos 8:15.

Jesús, no instituyó ninguna iglesia o templo físico, conceptos que comúnmente se confunden como sinónimo, pero que no significan lo mismo, aquí en la tierra. Jesús vino a enseñarnos que la iglesia está en el corazón y que es en la unión y comunión con otros creyentes en Él, como este es transformado, a través de procesos conocidos como: “circuncisión del corazón”. Jesús vino a derribar la hipocresía y llamó “sepulcros blanqueados” a los religiosos por fuera, pero con actitudes de doble moral o malvadas por dentro.

Jesús no le dio poder a un solo hombre para “reinar” sobre otros, sino que le dio la Gloria y la Honra sólo a Dios porque sólo Él es digno, santo y la merece. Jesús explicó el modelo de pastores y ovejas para referirse a la forma en que los nuevos creyentes debían ser instruidos en la palabra y acercamiento a las verdades del reino. Jesús dejó muy en claro que ante Dios todos somos iguales, que no hay puestos ni títulos que valgan ante Él, y que el que quiera ser el más grande debe ser el más pequeño, el más humilde, el que sirva más, enseñando con acciones este principio bíblico, al lavarle El los pies a sus discípulos y no al revés.

Jesús no fue un “profeta”, sino Dios mismo hecho hombre, siendo el único camino, verdad y vida, llegando nadie al Padre sino es a través de Él (Juan 14:6). Jesús no es una opción entre muchas, es la única opción verdadera para la salvación eterna de nuestra alma y espíritu, pues caminos falsos hay muchos, aunque aparenten ser “buenos” o “razonables”, pero Jesús es la verdad, quien la sigue, encuentra la luz, la que ha sido, es y será, por los siglos de los siglos, por la eternidad.

En resumen, Jesús vino a enseñarnos una relación cercana con el Padre, y no una religión de domingos. Jesús nos encomendó no ser feligreses o seguidores, sino discípulos que se replican, en la gran comisión que se encuentra en Mateo 28:19-20: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”. Ese fin del mundo, que ya está cerca, más de lo que creemos, como la segunda venida de Jesús. El tiempo es breve, no durmamos, sino que estemos despiertos y velando, pues lo que está escrito se ha de cumplir.

Un poco de cultura teológica general:

En los 4 evangelios del Nuevo Testamento, existen 4 capítulos dedicados a los primeros 30 años de ministerio en la vida de Jesús, mientras que existen 85 capítulos dedicados a los últimos 3 años y medio de su vida. El énfasis de Dios al inspirar las escrituras, está puesto en el último periodo de la vida de Jesús, y por algo muy importante será… De estos 85 capítulos dedicados a estos 3 años y medio, 56 capítulos están dedicados a los años de ministerio de Jesús, mientras que 29 capítulos se concentran en la última semana de su vida. De los 29 capítulos que mencionan la última semana, 13 capítulos de los 4 evangelios están dedicados al último día que pasó Jesús en la tierra, mismo que comenzó en un atardecer, a las 18 horas o 6:00 p.m. para ser exactos, y terminó a las 6:00 p.m. del día siguiente, pues así se medían los días de acorde con lo establecido por los judíos. De una forma misteriosa Dios quiere que nos concentremos en el último día de Jesús, abarcando más escritura y los evangelistas más tinta, e inspiración del Espíritu Santo, en este día. A los eventos del último día de Jesús se dedican en la biblia, 579 versículos de los 4 evangelios, y de ellos, 218 versículos se dedican a la traición, arresto y a los 6 juicios, desde el momento en que el huerto de Getsemaní, Jesús es traicionado y arrestado. Los 361 versículos sobrantes se dedican a la pascua, enseñanzas en el aposento alto, oración intercesora en Juan 17, huerto de Getsemaní, carga de la cruz, crucifixión, la tumba y sepultura. El énfasis de Dios está puesto en el arresto y los juicios. Cristo fue traicionado aproximadamente a las 2 de la mañana, siendo aún de madrugada, y encontrándose Él orando en el huerto de Getsemaní. Los 6 juicios (fuera de toda ley de esa época) terminaron a las 6:30 a.m. Desde que fueron a  arrestar a Jesús en Getsemaní, pasaron aproximadamente 4 o 5 horas antes de que el Sanedrín llegara. A Jesús, le hicieron de manera ilegal un juicio de noche (lo que no estaba permitido), sin testigos oculares y evidencias (violando todos sus derechos, romanos, judíos, códigos de jurisprudencia). Tras el juicio ilegal, queda un periodo aproximado de 9 horas para todos los eventos posteriores, pues a las 9am Jesús ya estaba crucificado en el monte Gólgota. De las 9am hasta las 3p.m. estuvo colgado en la cruz, muriendo exactamente a las 3p.m. A Jesús, nadie le quitó la vida, Él la entregó voluntariamente, muriendo por nosotros, para el perdón de los pecados de quienes nos arrepentimos de nuestras malas obras y ponemos nuestra fe en Él. Jesús resucitó y vivo está.