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La captura de Javier Duarte, es un puñal en el corazón del PRI

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La captura de Javier Duarte es un puñal en el corazón del PRI.

¿Qué va a pasar con Javier Duarte?, esa es la pregunta. La sociedad mexicana está atenta para saber qué dirá, a quién acusará, quiere saber si le obligarán a devolver el dinero que se robó. Duarte es la corrupción misma, es la evidencia de que en México se puede robar a mansalva y sin pudor. Los mexicanos están atentos y lo estarán más, para saber qué papel jugará el PRI, porque de entrada, está asociado al personaje y a la corrupción que en México, caracteriza a la clase gobernante. Dejar solo a Duarte en estos momentos, es comprensible, pero no se entiende que hace unos años, el PRi lo encumbró, y al llegar Peña Nieto, el PRI permitió que Duarte se consolidara en el cargo.

Duarte no empezó a delinquir hace poquito. El exGobernador de Veracruz es un delincuente para la ciudadanía, que así lo percibe y lo registra en su mente. Es el Priísta más “rata” del que se tenga conocimiento, quizá más que Humberto Moreira.

Pero no solo es lo que se robó durante su gobierno, sino el clima de violencia que generó en la entidad jarocha. El terror en su máximo esplendor, la violencia en toda su anarquía. Ese es Javier Duarte, el priísta que fue considerado parte de la “exitosa generación de gobernadores jóvenes de México”.

Su captura es la noticia del momento. México vive la noticia con la gran expectativa de saber qué va a declarar el exGobernador de Veracruz, que hace tan solo unos meses aún se defendía en sus redes sociales y ante los medios de comunicación. Decía que todo era mentira, que las acusaciones en su contra no tenían sustento y que limpiaría su nombre.

Aunque el Presidente del PRI, Enrique Ochoa Reza declare que el tricolor le ha suspendido los derechos políticos a Duarte, no puede contener el repudio que le causa a la ciudadanía el haber confiado en él. Duarte es un priísta consolidado y la gente no le cree al PRI que esté de lado de la justicia. Y no le cree porque siempre supieron la clase de gobernante que fue.

¿Quién cree que el Gobierno Federal encabezado por el Presidente Peña Nieto, nunca supo de las corruptelas de Javier Duarte?. El propio Felipe Calderón, entonces Presidente de México durante los primeros meses de la administración de Duarte en Veracruz, le debe una explicación al pueblo de México.

Enrique Peña Nieto le debe una explicación muy amplia al pueblo mexicano. Javier Duarte no pudo haber delinquido tanto sin protección alguna. No pudo haber cometido tanto atropello y tanta corrupción sin el amparo de alguien o de muchos poderosos.

Los que piensan que la captura de Duarte es un acierto del Gobierno de Peña Nieto, en realidad albergan la esperanza de que el PRI mejore su posición ante el electorado; pero evidentemente no toman en cuenta que la sociedad está despierta, que su percepción es diferente, para la gran mayoría de la gente el PRI es un partido que impulsa a gente corrupta, y allí están de ejemplo los exGobernadores Tomás Yarrington de Tamualipas; César Duarte de Chichuahua; Andres Granier Melo de Tabasco; Beto Borge de Quintana Roo; y ahora, Javier Duarte la estrella del momento.

Si los estrategas del tricolor creen que con la captura de Duarte el PRI se fortalece frente a la oposición, la verdad es que están equivocados.

La postura de la gente es un gran rechazo a la corrupción, y ahora les presentan a dos priístas corruptos. Tal vez le aplaudan al Presidente Peña Nieto por los esfuerzos para atrapar a Duarte y unos días antes, a Tomás Yarrington, pero esos aplausos son efímeros, inútiles ante el hartazgo de la gente.

El grado positivo de la captura de Duarte y de Yarrington es cosa menor comparada con el repudio social. No porque los atraparon se borra el mal que le causaron al pueblo, incluyendo a quienes los protegieron y encubrieron.

Los especialistas en marketing que le trabajan al tricolor, tienen el reto de su vida, pues no hay fórmula para desasociarlo con la corrupción que representan los recién atrapados.

Preguntas muy serias nos acompañan. ¿Por qué no atraparon a Duarte mientras cometía los delitos que se le imputan?, ¿no hubo nadie que lo detuviera?, ¿en serio, nadie del gobierno federal se enteró de los delitos que cometía?.

Los priístas enfrentan un grave problema, no hay manera de que la captura de Duarte y de Yarrington les arroje “buenos dividendos políticos”. No los veo. Son sinónimo de corrupción y del delito en movimiento.

El mensaje llega a los Gobernadores y exGobernadores.

Rumbo al 2018, el PRI debe ir con rostros limpios, con gente sin trayectoria cuestionada y con cuadros que además de hacer trabajo dentro del partido, realicen una labor dentro de la sociedad. Esto, si desean en verdad competir y no caer en las preferencias electorales en el 2018.

Al PRI le pega durísimo la captura de dos corruptos que saquearon al erario, o sea, se robaron el dinero del pueblo. Y faltan muy pocas semanas para elegir a los posibles candidatos.