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La crisis económica empuja a Cuba a un nuevo acercamiento a Rusia

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CARACAS.- “En un ambiente amistoso expresamos satisfacción por el excelente estado de las relaciones bilaterales y la voluntad de fortalecerlas”. Una década después del otro deshielo, menos conocido que el puesto en marcha con Barack Obama, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, y el secretario general del Partido Comunista, Raúl Castro, recibieron esta semana en La Habana a un invitado de lujo: el canciller ruso, Serguei Lavrov. Objetivo de ambos gobiernos: constatar que las relaciones, recuperadas en 2009, pasan hoy por su mejor momento.

Una alianza trascendental cuando Estados Unidos más aprieta al tándem Cuba-Venezuela, como reconoció ayer Díaz-Canel en su discurso para celebrar el asalto al Cuartel Moncada. Su gobierno ya inició una ofensiva económica para paliar la crisis en la isla. Nadie quiere escuchar las palabras “Período Especial”, pero muchos en Cuba encuentran demasiados parecidos hoy con el inicio del derrumbe económico de los 90, provocado justamente por la caída de la Unión Soviética.

Un mar de fondo, entre muchas sonrisas, que agitó el encuentro ruso-cubano y que lo dota de más importancia geoestratégica si cabe. “El plan genocida [de Estados Unidos] es afectar aún más la calidad de vida de la nación, su progreso y hasta sus esperanzas, para herir a la familia cubana en su cotidianidad”, acusó Díaz-Canel en su discurso.

La niña mimada de Moscú durante la Guerra Fría sufrió 20 años de travesía en el desierto, hasta que Raúl Castro regresó a Rusia en un viaje que hoy, más que nunca, se sabe decisivo. Cuba, que apuesta por una fórmula más parecida a la china y a la vietnamita, se echó en brazos del capitalismo ruso para financiar sus reformas económicas. En aquel entonces, el presidente Vladimir Putin prometió que ayudaría a modernizar una economía anquilosada y sin futuro. En noviembre pasado, caprichos de la historia, insistió con palabras parecidas durante el viaje a Moscú de Díaz-Canel.

El matrimonio de conveniencia con el viejo aliado no se ha marchitado, ni mucho menos, y es básico en medio de las nuevas turbulencias que atraviesa la revolución castrista en el actual tablero internacional, marcado por la presión de Estados Unidos, Europa y buena parte de la región contra el mandatario venezolano, Nicolás Maduro.

Moscú también proporciona asesoramiento militar a La Habana, a cuyo gobierno concedió un crédito de 50 millones de dólares para mejorar su armamento. Una batería de préstamos que también se extienden en otros frentes, sobre todo 1000 millones de dólares para mejorar el transporte de carga en la isla.

“Rusia apoyará a Cuba de todas formas posibles, no solo moralmente”, recalcó Lavrov, que extendió su abrazo fraternal a Venezuela, cuando ambos parecen encerrados en parecidos laberintos económicos. Los apagones eléctricos menudean en los dos países, así como las fallas en los transportes y los racionamientos de combustible, reconocidos ayer por Díaz-Canel, que aseguró que “Estados Unidos actúa con mayor agresividad para impedir la llegada de combustible a Cuba”.

Sus salarios mínimos, a pesar de los recientes incrementos, también son los peores del continente. El déficit de medicamentos en la isla se convierte en un desabastecimiento de más del 60% de medicinas e insumos hospitalarios en Venezuela, que según la ONU ha provocado 1557 muertes en solo cuatro meses.

Los alimentos que faltan en Cuba han escaseado en Venezuela durante los últimos años y ahora, cuando algunos volvieron, no hay suficiente dinero para comprarlos.

Como si se tratara de un espejo distorsionado en el que miran ambos países hasta convertirse en uno solo, “Cubazuela” se mantiene contra viento y marea, a pesar de la caída de la producción petrolera en Venezuela y el bombeo de menos barriles del oro negro para el aliado isleño.

La libreta de racionamiento de unos son las cajas CLAP de comida para otros. Hasta las justificaciones son las mismas: guerra económica y bloqueo. Y para intentar salir del apuro, qué mejor que acudir a las criptomonedas: Maduro inventó el petro, que ya casi nadie recuerda, y Cuba estudia ahora la creación de su propia criptodivisa para impulsar su economía.

Para ambos países es imposible ocultar su crisis económica, serios aprietos para La Habana, que reconoció en boca presidencial que necesita 60 veces más de lo que produce. “Nuestro pueblo será más grande cuantos más grandes sean los obstáculos que tiene delante”, clamó Díaz-Canel ante la Asamblea Nacional, palabras que miden el miedo de las autoridades a un nuevo Período Especial.

Fuente: Yahoo noticias