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La escultura de un Diablo tomándose un selfie desata polémica en Segovia

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Una escultura en bronce de un diablillo tomándose un selfie en uno de los muros del famoso acueducto romano de Segovia ha desatado una encendida polémica entre los residentes de esa ciudad española.

No es posible ignorar esta imagen del Diablo, sentado sobre un muro de la calle San Juan, sujeta con unas tenazas a una base de granito y con una altura total de 1,70 metros. Se emplazó en una panorámica del acueducto e invita a fotografiarse delante de él, porque lleva un teléfono móvil.

Su creador, el artista José Antonio Abella, se inspiró en la leyenda local según la cual un diablillo levantó el acueducto en una sola noche a cambio del alma de una joven, pero gracias al ingenio de los pobladores este no pudo poner la última piedra ni recibir lo que exigió para levantar la colosal infraestructura.

Pero para una asociación católica de vecinos la escultura ha resultado una ofensa a su fe religiosa y se han organizado para pedir al Ayuntamiento de Segovia para que la retiren. Sin dudas, el título de la obra los agravia quizás tanto como la imagen, pues aunque está en latín y dice “Segodevs, Aqvaedvcti Artifex”,  significa “Dios de Segovia”.

Esta asociación ya tiene más de 12,500 firmas, además de una petición en el portal ciudadano Change.org con más de 5,000 firmas para que se quite la talla del diablo en uno de los monumentos más conocidos de España.

En el portal exponen que “esa representación resulta ofensiva para los católicos, porque supone una exaltación del mal, y utilizar el nombre de Dios, sobre lo que más repulsa produce a un católico, que es el diablo”. Y están preparando protestas.

También otros ciudadanos se han opuesto por considerarla fea y porque rompe con la estética del acueducto romano, que fue construido a principios del siglo II d.C.  Su parte más famosa es la arquería que cruza la plaza del Azoguejo de la ciudad.

El autor de la talla no da crédito a las críticas y las autoridades locales han explicado que la “pieza que no pretende ser una sesuda y aburrida lección de historia, sino un guiño a la leyenda del Acueducto”.

“La escultura del diablillo está concebida para que forme parte de la ciudad como un detalle más que enriquezca su imagen, al igual que lo son la Sirenita de Copenhague, el Manneken Pis de Bruselas y el simpático Teufes (demonio) de Lübeck”, han dicho además.

El Ayuntamiento ha argumentado también que esta “representación escultórica se aleja de las visiones aterradoras de la iconografía medieval. Es un diablo sonriente y rechoncho, hasta la burla, muy alejado de un siniestro demonio con el que asustan a los niños”.

Igual dicen que es “una invitación sin palabras a que los turistas se fotografíen junto al diablillo y un guiño que permite al escultor, al visitante y al segoviano dejar constancia de su cariño hacia la ciudad”.

El ayuntamiento, ante las críticas y acciones en contra de la obra, presentó sus alegaciones ante un juzgado oponiéndose a su suspensión de manera cautelar. Mientras, el cómico diablillo sigue acomodado en uno de los muros del acueducto de Segovia e invitando a todo el que pase a que sonría y se tome una foto junto a él.

Fuente: Yahoo noticias