Inicio Análisis político Alejandro López Munguía La hipocresía, recurso de supervivencia política.

La hipocresía, recurso de supervivencia política.

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La hipocresía, recurso de supervivencia política.

Dentro de la dinámica de un partido político está la formación de nuevos cuadros. A estos, se les capacita para la vida política. Sin embargo, se les capacita de manera incompleta.

Y es que, en ningún partido se adoctrina bajo los preceptos de la vida real. Es decir, se enseña como si se quisiera formar idealistas, pero en realidad, se les exige que se conduzcan bajo un esquema pragmático y “borreguista”, o sea, entreguista.

A ningún militante se le enseña el arte de ser hipócrita, aunque se le exige que lo sea. La hipocresía, es fingir abiertamente sobre una virtud, cualidad, sentimiento o pensamiento que no se posee. En otras palabras, es hacer creer momentánea o duraderamente, según el propósito, que se está a favor de algo, o de alguien, escondiendo los verdaderos sentimientos.

Ser hipócrita es poseer la capacidad de hacer los “amarres” necesarios para alcanzar un fin, al costo que sea, bajo el riesgo de ser traicionado o de convertirse en traidor. El militante va aprendiendo sobre la marcha que la hipocresía siempre llama a su puerta y que una vez hipócrita, siempre lo será. No habrá marcha atrás.

La hipocresía es dañina y tóxica. Sin embargo, para muchos, es útil y beneficiosa. Para el talentoso en las malas artes, es redituable y económicamente provechoso.

Pero siendo estrictos, los hipócritas más “virtuosos” están sueltos. Pululan por la vida aprovechándose de los demás, o intentándolo en cualquier oportunidad.

En la política abundan los hipócritas. Sin embargo no es para alarmarse, porque un hipócrita bien identificado suele ser útil, si representan valor alguno ya sea en especie o en dinero.

Francisco “Pumba” Torres y Fernando Romero Ávila nos dan ejemplo. Amigos de hace mucho tiempo, aseguran; sin embargo, son dos priístas que se han dañado en el pasado reciente. Hoy se muestran juntos para enviar mensajes cifrados. Aparentemente muestran que están unidos y que las diferencias quedaron en el pasado. ¿Unidad?, no creo. Me explico:

Fernando “Bacal” Romero es fuerte aspirante a la candidatura por la Presidencia Municipal de Tekax en el próximo 2021. Le viene bien una foto con el Presidente del PRI. Pero en su mensaje en redes deja en claro su reclamo y desconfianza. Escribe “con mi gran amigo y presidente del pri, francisco torres. el buen panchito, tarde agradable”.  La escritura en minúsculas revela que Bacal no le concede liderazgo fuerte a “Pumba”, su nombre lo escribe en minúsculas, así como el cargo. Bacal se asegura de precisar que es “presidente del pri”, y no “de mi partido, el PRI”. Remarcar con el adjetivo calificativo “el buen panchito”, es la parte irónica que deja ver un reclamo.

Bacal no jugó con “Pumba” en la interna del 7 de abril pasado, pero antes, “Pumba” lo había dejado colgado de la brocha.

En este acto de hipocresía pura, ambos se muestran dispuestos a trabajar rumbo a un posible proyecto. Sin embargo, ambos desconfían uno del otro. Se han traicionado mutuamente.

Aunque no les funcionó mucho ese acto hipócrita, evidentemente proceden a actuar como marca el código de conducta rupestre de la política.

La hipocresía es real, se practica en la política. Yo digo que si bien es un hecho, entonces que la afinen, pues bien llevada, se podría convertir en algo visiblemente agradable. Aunque la hipcresía es un cáncer que siempre mata la confianza. Por eso a la mayoría de los priístas ya nadie les cree.