Al iniciar el mes de febrero, el Presidente Enrique Peña Nieto enfrenta severos retos, problemas dirían unos, que son en realidad, la oportunidad de demostrar que se puede salir airosos de una complejidad que impacta en lo político, en el desarrollo del país y en nuestra democracia.
El Presidente Peña Nieto ha recibido directamente las flechas de sus críticos. Y nadie sale a atenuarle la ofensiva. Pareciera que está desnudo, en medio de una batalla política por sobrevivir.
Me queda claro que el mandatario sabe de dónde proviene la ofensiva, esa que ha dado en el blanco: la percepción social. Mientras él mueve a México, sus críticos empiezan a mover la conciencia social, a través del enfado, aprovechando la inconformidad.
Errores se han cometido. Y el medular, es no saber comunicar a la sociedad el proyecto. Pero una mejoría en la economía, seguro respaldaría esta acción. El Capital Político con el que llegó el Presidente, puede alcanzarle tal vez hasta el 7 de junio, pero ¿y luego?.
El desgaste del gobierno federal está acelerado. Y necesita bajarle el ritmo. Requiere de contentar a la población por una parte, y por la otra, le urge dar vuelta al volante, para mostrar que el liderazgo sigue firme y México tiene sí rumbo.
4 son los factores que inciden fuertemente en la situación que impactan negativamente la figura del mandatario.
La verdad histórica de la muerte, asesinato, de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Su manejo.
Esta visto que haga lo que haga, diga lo que diga el procurador Jesús Murillo Karam siempre estará en aprietos.
La prensa parecer estar más interesada en difundir la reacción de los padres y de los opositores al gobierno, que en verdad difundir los hallazgos y la verdad, no sé si histórica, pero la verdad: los jóvenes fueron asesinados a manos de la delincuencia organizada y enquistada en el poder ejecutivo municipal de Iguala.
La Comisión de los Derechos Humanos están mostrando los dientes, a raíz de que toma posesión el nuevo ombudsman, Raúl González. Y lejos de abonar a la estabilidad del país, enciende los ánimos con una pasión irreconocible.
Hoy una delegación mexicana comparece ante la Comisión para la Desaparición Forzada de Personas de la ONU. Allí, el gobierno de México enfrentará duros señalamientos. La situación podría empeorarse, si no se maneja con oficio. Si México queda mal parado ante la opinión mundial, eso sería durísimo.
El “meollo” no es en sí, cerrar el caso o mantenerlo abierto, sino cómo contrarrestar la percepción social de que hay algo oscuro, no revelado. A la ciudadanía ya no le basta la versión del Procurador. Hoy se siente desconfianza y se culpa a un gobierno que prácticamente heredó esta situación de inseguridad y de expansión de la delincuencia organizada de otros gobiernos.
El Gobierno Federal no le ha metido ganas al rubro de la comunicación. No ha logrado aterrizarla al nivel donde conviven y juzgan los ciudadanos.
El recorte del gasto público, sus alcances, sus consecuencias.
La sociedad aún no entiende bien este tema. Pero las cosas no tardan en explotar. La oposición seguro aprovechará el recorte anunciado y aplicado del Gobierno Federal para fijar la percepción de que en el PRI no saben gobernar. Y que esta situación, no se presentó en los gobiernos del PAN.
Una vez más, la percepción juega papel preponderante. El fantasma de las devaluaciones y la inflación, junto con el alza de intereses de los bancos, empieza a rondar en el mundo ciudadano. Es el problema, es la esencia del peligro para esta administración federal emanada del PRI.
La cancelación del tren transpeninsular Quintana Roo – Yucatán es un duro golpe para el sur del país. Se explota la idea de que el Presidente no cumple sus compromisos.
Hay confusión en los hogares, y la mala información conduce al ciudadano a expresarse erróneamente. Pregunta en las redes sociales por qué no se tocan los sueldos de los funcionarios?, ¿Por qué se derrocha el dinero en partidos políticos?. Hay hartazgo. Y existe el temor de una crisis.
Queda claro que hay una percepción errónea sobre lo que está haciendo el Gobierno Federal. Porque las medidas tomadas, precisamente fortalecen la economía nacional y la mantienen estable.
Pero, y es el pero más importante: se está fallando en la comunicación.
La baja del precio del petróleo, su impacto en la economía nacional.
La baja en los precios del petróleo ha sido un duro golpe para muchos países del mundo. Y México no es la excepción. Resulta que nuestro gran aliado y amigo, los Estados Unidos desarrollaron el gas shale desde 1998, y han logrado producir grandes cantidades de petróleo, lo que ha resultado en que necesita comprar menos a otros países. China decidió dejar de consumir como si no hubiera mañana y ha dejado de comprar petróleo. La sobre oferta, hizo que bajaran los precios del barril del petróleo. En resumen, Estados Unidos produce su propio petróleo y generó un fenómeno que impacta negativamente en la economía mundial. Estados Unidos está fuerte en su economía y eso genera que nuestra moneda se devalúe frente al Dólar. Baja la venta del petróleo y se incrementan los costos de importación. Los productos mexicanos se cotizan más baratos frente a los producidos en EEUU, produciendo que las ganancias sean menos.
Ante esta situación, México, como otros países productores que basan su economía principalmente en la venta del crudo, quedaron indefensos.
Pocos saben que el Gobierno Federal contrató un seguro de cobertura petrolera para el 2015, lo que fortalece nuestra economía y previene el riesgo de un colapso.
El “meollo” sigue siendo la falta de claridad y precisión para posicionar esta información.
La mala percepción está ganando terreno entre los mexicanos. La oposición no tarda en inundar la idea de que este gobierno no sabe gobernar.
La percepción de la sociedad, de que en México, el gobierno está rebasado por las circunstancias. No hay crecimiento económico, pero sí – y lo demuestran las casas – hay arreglos entre empresas privadas y personajes ligados al presidente; además que se mantiene la impunidad para los corruptos y la negación de la justicia para millones de mexicanos. La inseguridad aún es real en México.
México no está mal, solo está manifestándose de una forma más libre. Las redes sociales están a todo lo que dan.
En contra parte, no se ve la mano de los expertos. No para justificar, sino para generar reflexión sobre la situación de país. No para explicar, sino para impulsar el crecimiento del país.
Si el presidente de México, Enrique Peña Nieto le da a los mexicanos bienestar en el bolsillo, tangible y real, las cosas mejorarán.
La política que funciona, es la que genera bienestar para todos.
El hilo negro está inventado. El sentido común nos obliga a responder en tiempo, con certeza y con viabilidad.
El turismo debe ser la punta de lanza de este gobierno. Y para ello, es fundamental que se cristalicen los proyectos para dejar de depender al extremo del petróleo.
En estos momentos la burocracia debe ser más efectiva. El gobierno recortó en rubros de gastos por decirlo “superfluos”. Se necesitan más hospitales, bacheos, caminos saca cosechas, escuelas, empleo, vivienda. Los salarios de los altos funcionarios están muy altos. Ofenden a la ciudadanía, toda vez que su percepción sobre la clase gobernante es negativa.
El Presidente debe revisar su gabinete. Medir sus resultados en función de sus propios índices, pero también de la percepción ciudadana. El Presidente debe comunicarse con sus gobernados con un lenguaje efectivo, con hechos más que palabras.
Aún es tiempo. El Presidente tiene capital para sacar adelante su proyecto de gobierno. Y tal vez, haya que resucitar el Pacto por México.
