Inicio Análisis político Alejandro López Munguía La mayor fortaleza del PRI está en su estructura teritorial

La mayor fortaleza del PRI está en su estructura teritorial

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La famosa estructura política del PRI.

A lo largo de 89 años el Partido Revolucionario Institucional le ha dado forma a su estructura territorial. Desde su fundación como Partido Nacional Revolucionario (PNR), mostró gran arraigo entre la población y a lo largo de toda la extensión territorial se afianzó de manera efectiva.

La historia registra que después cambió su nombre al de Partido de la Revolución Mexicana y tras una serie de reflexiones, optó por el de Partido Revolucionario Institucional. Hasta la fecha, el PRI no ha cambiado su nombre, aunque han existido amagos, como el de cambiarlo por el de “Solidaridad”. Este rumor se regó por todo el país durante el sexenio del Presidente Carlos Salinas de Gortari.

El poder de la estructura territorial del PRI es realmente eficaz. Con el voto de la estructura, conocido como el famoso “voto duro”, el PRI ha ganado múltiples elecciones a lo largo de la historia. En la actualidad es el único partido en México que trae en la cartera 10 millones de votos aproximadamente, resultado de la integración de una especie de organigrama en la que se establecen coordinaciones, delegaciones, seccionales, jefes de manzana, jefes de cera, así la participación de sectores masivos como el obrero, el campesino y el popular. A todo esto hay que agregarle la participación de agrupaciones afines de mujeres, jóvenes, jubilados, grupos vulnerables.

La estructura es inmensa. Incluso es tan grande que los militantes no se conocen entre sí. La militancia tricolor se rige por tres principios: lealtad, disciplina y orden.

En el año 2000 y 2001 la estructura no fue suficiente para que el PRI ganara las elecciones presidenciales y estatales (Yucatán). No lo fue porque se dividió.

La división es un factor que lastima la estructura territorial. Por esa razón, los directivos y cuadros distinguidos del partido invocan la unidad revolucionaria.

En el PRI la unidad es básica y no siempre se cuida.

Rumbo a las elecciones del primero de julio, el “voto duro” del PRI es la esperanza. El tricolor aspira a retener la presidencia de México con la movilización de su gran estructura, lo que implica una serie de esfuerzos económicos que superan lo imaginable.

Con todo y que las encuestas lo ubican en el tercer lugar, el PRI no está vencido, aún falta mucho para ello. De hecho, aún tiene esperanzas. La clave está en llenar de emoción a cada militante, para que la emotividad vaya subiendo de nivel y alcance el punto de fortaleza.

Las ventajas están para rebasarlas. El PRI tiene en su estructura el poder de cambiar las tendencias. La clave está en motivarla, unirla y guiarla.