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La Visión de Caronte: los rostros del futuro

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LA VISION DE CARONTE

Los rostros del futuro…

Por Miguel II Hernández Madero

 

Como cada año, miles de jóvenes en todo el país han quedado fuera de las escuelas públicas, desde el nivel de bachillerato hasta la educación superior, circunstancia que condena a muchos de ellos a integrarse de manera anticipada al sector laboral, pues no cuentan con recursos para costearse una educación privada.

El problema es la falta de cupo en las escuelas públicas y hace que cada año crezca más el problema de la falta de capacitación y con ello aumenta el desempleo.

La opción para quienes desean seguir sus estudios son las instituciones privadas, que proliferan ante este mercado y mientras algunas son muy buenas en calidad educativa, a otras solamente les interesa el negocio y no se preocupan por la formación de sus egresados.

Pero hay varios aspectos irónicos en todo esta situación anual. Por un lado, muchos de esos jóvenes sin cupo en las escuelas públicas, provienen de familias donde apenas se gana el salario mínimo o, en el mejor de los casos, son de clase media. El resultado es que tendrán que buscar empleo para tratar de costearse los estudios o integrarse al campo laboral,  donde por falta de capacitación tendrán salarios bajos.

El segundo punto es que mientras la población ha ido en aumento, los espacios educativos se mantienen estáticos, debido a escasez de recursos destinados a la educación, pero que sí sobran en lo relacionado a financiamiento a partidos políticos, campañas, propaganda de instituciones e imagen pública.

El tercer punto irónico y lacerante, es que el país necesita profesionales vinculados a la producción y al desarrollo para un crecimiento sostenido, pero no se crean espacios para formarlos. Lo mismo ocurre en las áreas de la salud, la industria, las ciencias exactas, las humanidades, etc., es como si se pensara que México debe convertirse en un país de obreros o de trabajadores de “lo que sea”.

Para un egresado universitario es difícil encontrar trabajo, pero los salarios a los que puede aspirar pueden ser superiores a las alternativas ofrecidas a quienes sólo tienen educación secundaria o bachillerato. Cierto en ocasiones hay mucho trabajo en manufacturas y servicios, pero seguimos viviendo lo que hace 105 años escribió el periodista estadounidense John Kenneth Turner en México Bárbaro: “En México hay buena mano de obra barata”.

¿Ese es el futuro al que aspiramos? Frecuentemente escucho críticas de pseudo intelectuales (la mayor parte de las veces con su pose de izquierdistas) diciendo que somos un país de mediocres, que nos conformamos con la situación que vivimos, pero frente a ello tengo el testimonio de tantos alumnos quienes en silencio y con sacrificios de diversa índole día a día desafían los pronósticos inciertos y luchan por tener un futuro mejor.

En ellos veo el rostro del futuro, veo el carácter que históricamente ha llevado sostenido a México. Aguantan, esperan y luchan, pensando en ganarse a pulso un soleado porvenir. Es tiempo que las autoridades responsables dejen de partirse la cabeza en cómo ponerle impuesto hasta a los tacos y kibis, por el contrario deben preocuparse por generar esos espacios educativos y evitar la inconformidad social que seguramente llegará cuando los jóvenes que ahora se ven frenados en su educación, sean padres de familia y entren en la desesperación por no tener acceso a empleos bien pagados.

Imaginemos la frustración de saberse capaces pero estar en desventaja por no haber estudiado, al no alcanzar cupo, bajo el argumentos oficial de que hay saturación de profesionales, punto muy discutible.

Hasta la próxima…