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Las Naciones Unidas necesitan una Europa fuerte y unida

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El Secretario General de las Naciones Unidas recibió este jueves en Alemania el Premio Carlomagno dedicado a las personalidades que trabajan en favor de la unión en Europa.

António Guterres ensalzó en la ciudad alemana de Aquisgrán la importancia de mantener una Europa compacta y hermanada, si se quiere impedir el advenimiento de enfrentamientos políticos pasados.

“Si quieren evitar una nueva Guerra Fría, si quieren evitar la confrontación de dos bloques, probablemente con una composición ligeramente diferente a la del pasado, si quieren construir un verdadero orden multilateral, necesitamos sin lugar a dudas una Europa unida y fuerte como pilar fundamental de un orden multilateral basado en el Estado de Derecho”.

El Secretario General de las Naciones Unidas indicó que de producirse un fracaso europeo conduciría “inevitablemente” a un fracaso del multilateralismo y a la caída de un mundo en el que prevalezca el Estado de Derecho.

Una situación que Guterres no cree que pueda darse en el viejo continente ya que Europa “es demasiado importante para fracasar”, su modelo social es un claro ejemplo de “que los resultados económicos deben servir al bienestar social general y a una sociedad más igualitaria”, y por el “enfoque universal” que representa su modelo de solidaridad.

 “Los resultados económicos deben servir al bienestar social gneral y a una sociedad más igualitaria”, António Guterres.

Falta de identificación

Sin embargo, el Secretario General de la ONU razonó que detecta que uno de los principales motivos de la debilidad del proyecto europeo se relaciona “con la falta de identificación de los pueblos de Europa” con este sistema.

Pese a ello, aseguró haber visto señales de cambio “muy alentadoras” en las recientes elecciones europeas, celebradas el 26 de mayo, y con el aumento del número de votantes.

“Este es el momento en el que tenemos que restablecer la confianza. Confianza entre las personas y la clase política. Confianza entre las personas y las instituciones. Confianza entre las personas y las organizaciones internacionales”.

Una confianza que se ha visto debilitada por la falta de comunicación entre la sociedad civil y las instituciones políticas, como nos recuerda el filósofo alemán Jürgen Habermas, al ser sustituida con demasiada frecuencia por un proceso de toma de decisiones basado en normas o en expertos.

Junto a ello, hay que añadir el aumento de las desigualdades “que traicionan uno de los valores fundacionales de la Unión Europea, especialmente el principio de solidaridad reconocido en la Carta de los Derechos Fundamentales”.
Abordar los desafíos globales a nivel europeo

Ante el resurgimiento del populismo y el auge de los nacionalismos a nivel global, incluso en Europa, señaló que el viejo continente no conservará su rico patrimonio si pierde el interés por lo que le aguarda.

“Y no hay otra alternativa que abordar los retos globales a escala europea. Ningún país puede hacerlo solo”, destacó.

Esos desafíos se enmarcan en la lucha contra el cambio climático, cuya senda debe liderar Europa “ya que no solo es la decisión correcta, sino también una decisión inteligente”; el impacto de las nuevas tecnologías en los ciudadanos; y en conservar la diversidad cultural que ha enriquecido su cultura”.

Con relación a este último tema, destacó que la asimilación de varias culturas y legados fue el punto de partida de la cultura europea. Por eso, considera necesario que Europa no caiga en la trampa de culpar a los inmigrantes de sus problemas ya que el viejo continente “no puede basarse en ’nosotros’ frente a ‘ellos’”.

“Considerar a los migrantes como chivos expiatorios y cerrar nuestras puertas a los solicitantes de asilo no protege, sino que avergüenza este patrimonio”.

Asimismo recordó que se olvida “con demasiada frecuencia” que la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 se estableció inicialmente para proteger a millones de europeos desplazados durante el período de posguerra y que en la actualidad todas las sociedades tienden a un modelo multiétnico, multicultural y multirreligioso .

“Esto debe ser considerado como una riqueza, no como una amenaza. No demos nada por sentado. Para que las sociedades se vean enriquecidas por la diversidad, es necesario realizar fuertes inversiones políticas, económicas, sociales y culturales en su cohesión”, recalcó.

Boletín de prensa de la ONU